Este es el truco definitivo para cortar la cebolla sin llorar en el intento

Especialistas en cocina ofrecen los mejores tips y consejos para evitar sufrir ese ardor molesto en los ojos cada vez que estás picando esta verdura que acompaña o le da sabor a ciertas comidas.

Este es el truco definitivo para cortar la cebolla sin llorar en el intento

Por: Franco Cerroni

Llorar por una cebolla no es una metáfora: pasa de verdad. La mayoría de las salsas o guisos arrancan con este ingrediente, y cada vez que lo cortamos, el drama se repite. Ojos que arden, lágrimas imparables y ese momento en el que la mayoría se cuestiona por qué no habrán pedido delivery.

Pero no, mirar la cebolla no tiene la culpa. La razón está en una sustancia llamada alinasa, que al entrar en contacto con el aire libera otra molécula, el propanotial S-óxido. Ese nombre raro es el del gas que se desprende cuando la cortamos. Llega por la nariz y hace llorar los ojos. Así de simple.

Entonces, ¿se puede evitar?

Los cocineros dicen que , y los trucos abundan.

Existen varios trucos para evitar estar llorando al momento de estar picando o cortando una cebolla.

Uno de los más clásicos es enfriar la cebolla antes de usarla. Bastan unos minutos en la heladera o incluso un baño rápido en agua con hielo. El frío frena las reacciones químicas y reduce el gas que provoca el lagrimeo.

También está el método del cuchillo afilado. El chef británico Gordon Ramsay -sí, el de los gritos en televisión británica- asegura que el secreto está ahí: un cuchillo bien filoso y movimientos firmes. Además, recomienda no cortar la parte del rabo, porque en esa zona está la mayor concentración de la sustancia que irrita los ojos.

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Otro cocinero, Jack Scalfani, conocido por sus videos en YouTube, tiene su propia teoría: dice que el bulbo interior de la cebolla es el verdadero responsable del llanto, así que propone retirarlo antes de empezar a picar.

De esta forma, hay varios caminos para llegar sin lágrimas al sofrito:

• Se puede enfriar la cebolla, afilar el cuchillo o probar sacar el bulbo.

Lo importante es que, con un poco de técnica, la próxima vez que cocinés no vas a terminar llorando sin consuelo frente a la mesada. 

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