Este es el error más común al usar aire acondicionado en verano

Los especialistas advierten que abusar del frío artificial genera problemas respiratorios y aumenta el consumo eléctrico. Recomiendan ajustar la temperatura dentro de cierto rango para evitar un "choque térmico".

Este es el error más común al usar aire acondicionado en verano

Por: Franco Cerroni

El verano recién terminó hace unos días en el hemisferio norte y varias regiones sobre todo de Europa atravesaron episodios extremos de calor. Con termómetros que superaron los 40 °C en ciudades como Roma, París o Madrid, el aire acondicionado se ha vuelto indispensable en hogares y oficinas. 

Sin embargo, el debate sobre cuál es la temperatura adecuada vuelve a instalarse cada temporada, ahora que el hemisferio sur, sobre todo en los países de Sudamérica, dentro de poco tiempo comenzarán a vivir como cada año este fenómeno meteorológico.

En este sentido, las personas deben estar atentas acerca de si sienten dolores en la garganta, en la cabeza al estar en espacio cerrado con mucho frío y controlar que la temperatura media corporal sea de 36 grados. Por lo tanto, si ese rango llegase a bajar drásticamente, hay que tratar de evitar de caer en un choque térmico que perjudique de mala manera al organismo.

Rango de temperatura ideal

Los expertos en salud coinciden en que la temperatura óptima para ambientes cerrados oscila entre 26 °C y 27 °C. "El problema no es el aire acondicionado en sí, sino la costumbre de forzar al equipo a enfriar demasiado. Cuando la diferencia con el exterior supera los 10 grados, el organismo sufre un choque térmico que debilita nuestras defensas", explica el otorrinolaringólogo español Juan Carlos Casado, entrevistado por el diario español El País.

Aunque vale aclarar que esto también depende del tipo de ocupantes, cuántos sean, si el ambiente puede "cerrarse" para que no se pierda el fresco, si no le da el sol directamente, si hay bebés o personas vulnerables como mayores, o personas con enfermedades que no regulan bien la temperatura.

Recibir de forma directa y prolongada el frío que proviene del aire acondicionado puede provocar problemas de salud respiratorios como una faringitis, entre otras.

Principales problemas de salud

Neumólogos y fisioterapeutas alertan, además, sobre los efectos secundarios del frío directo. La sequedad del ambiente puede derivar en faringitis, bronquitis y ronquera, mientras que la exposición prolongada a corrientes de aire provoca contracturas musculares y dolores de cabeza. Dormir bajo el flujo del equipo es especialmente riesgoso, ya que el cuerpo permanece muchas horas en tensión.

La humedad ambiental es otro aspecto central. Los aparatos de aire resecan el aire, lo que irrita las vías respiratorias y los ojos. Por ello, los especialistas recomiendan utilizar humidificadores o simples recipientes con agua en las habitaciones, además de beber líquidos con frecuencia.  

Cuánto más calor más riesgo de mortalidad

El climatólogo Dominic Royé, profesor en la Universidad de Santiago de Compostela, advierte que las altas temperaturas nocturnas son un factor de riesgo poco considerado. "Dormir sin poder bajar la temperatura corporal es casi imposible. El calor extremo aumenta la mortalidad, sobre todo en personas mayores y con enfermedades crónicas. El aire acondicionado puede salvar vidas, pero debe usarse de forma racional", señala.

De hecho, vale destacar que un estudio internacional arrojó un dato escalofriante sobre esta cuestión en países como España: estableció que la mortalidad se eleva un 16% a mayor intensidad del calor nocturno.

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El calor extremo durante las noches aumenta el riesgo de mortalidad en personas mayores y con enfermedades crónicas.

¿Cómo aprovechar bien el aire acondicionado?

El aspecto económico también pesa. En países europeos y asiáticos, los sistemas de climatización representan entre un 20% y un 40% del consumo energético doméstico durante el verano. Organismos como la Agencia Internacional de la Energía aconsejan utilizar ventiladores para reducir el gasto de energía hasta en un 90 % y aprovechar el modo "eco" cuando sea posible.

Algunas prácticas básicas ayudan a reducir riesgos y ahorrar energía: mantener los equipos entre 24 °C y 26 °C, limpiar periódicamente los filtros y sustituirlos para evitar que el polvo y la suciedad obstruyan los conductos, Asimismo, evitar que el flujo de aire apunte directamente a las personas, ventilar por la mañana y mantener persianas o cortinas cerradas en las horas de mayor radiación.

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