A pocos kilómetros del balneario rionegrino, este paraje sorprende con sus cavernas naturales, su tranquilidad agreste y un paisaje que cambia con las mareas. Un refugio ideal para quienes buscan desconexión y contacto con la naturaleza.
El Sótano, el rincón escondido de Las Grutas donde el tiempo parece detenerse
A solo diez kilómetros al sur de Las Grutas, se encuentra un paraje que parece suspendido en el tiempo: El Sótano, un rincón agreste y silencioso que cautiva a quienes se aventuran más allá de las playas tradicionales del balneario.
El camino hasta el lugar exige algo de destreza y un vehículo preparado, ya que el trayecto combina tramos de tierra y sectores pedregosos. Sin embargo, la recompensa vale el esfuerzo: un entorno natural casi intacto, donde el paisaje se transforma al ritmo de las mareas.
Cuando la marea baja, se revela una extensa planicie de arena y rocas; con la pleamar, el mar retoma su dominio, ofreciendo un espectáculo visual imponente. Entre los acantilados se abren las cuevas y cavernas que dieron nombre al sitio, formadas por siglos de erosión marina.
Los visitantes suelen dedicar el día completo a recorrer el lugar y explorar el Cañadón de las Ostras, una formación donde los restos fósiles incrustados en la piedra parecen contar historias de otro tiempo.
Además, la pesca artesanal es parte del paisaje cotidiano: los lugareños capturan pulpos entre las rocas con técnicas tradicionales, mientras los aficionados disfrutan del silencio y la calma que ofrece el entorno.
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Más que un destino turístico, El Sótano es un refugio natural que invita a desconectar del ruido y a contemplar la belleza de lo simple, allí donde la Patagonia se muestra en su estado más puro.
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