Un ingrediente de cocina, económico y cotidiano, se convirtió en el favorito de los huertos caseros por su efecto en el vigor de la planta y el tamaño de sus frutos.
El secreto casero que muchos usan para mejorar sus frutillas
En los patios y terrazas donde mandan las macetas, un secreto pequeño empezó a correr de voz en voz entre quienes cultivan sus propias frutas: un gesto mínimo que, según cuentan, mejora el crecimiento de las plantas de frutillas (fragalia) sin gastar de más.
Un aliado inesperado en la cocina
Según consignó el medio especializado Diario22ar, entre los frascos y los utensilios aparece el protagonista de esta historia: el bicarbonato de sodio. Barato, común y fácil de usar, se convirtió en un recurso que varios horticultores suman en pequeñas dosis alrededor de la base de la planta. Y, según quienes lo prueban, los resultados se notan: frutos más parejos, plantas más firmes y un desarrollo más equilibrado.
Las razones de su éxito
La planta de fresas es muy sensible a los pequeños cambios del suelo: una leve variación en el pH o en la actividad de la microbiota puede modificar su crecimiento. Y ahí es donde aparece el bicarbonato de sodio, que al mezclarse con la humedad del sustrato ayuda a equilibrar esa química fina que influye en la salud de las raíces.
No funciona como un fertilizante tradicional, pero su efecto indirecto se nota: plantas más vigorosas, frutos mejor formados y un desarrollo más parejo. Eso es lo que vienen observando muchos aficionados al huerto, después de años de probar y comparar resultados.
Entre los efectos que más destacan:
• Mejor disponibilidad de nutrientes cuando el pH se ajusta suavemente.
• Ambientes menos amigables para hongos, reduciendo problemas típicos del cultivo.
• Raíces más cómodas, que aprovechan mejor la humedad del sustrato.
Lo que se ve en la práctica
Los aficionados cuentan que, en climas templados, la respuesta es rápida: más flores, hojas firmes y bayas con un color rojo más intenso. Eso sí: siempre que el riego, la luz y el sustrato acompañen. Nada hace magia si la base del cultivo está descuidada.
¿Y cómo queda frente a los productos comerciales?
Muchos comparan este recurso casero con soluciones industriales del mercado, ya que aquel presente las siguientes ventajas:
• Costo: el bicarbonato es económico; los productos específicos, no tanto.
• Facilidad de uso: basta un toque moderado y constante; las fórmulas comerciales requieren más control.
• Resultados: quienes lo aplican dicen notar cambios en pocas semanas.
• Sostenibilidad: menos envases, menos residuos y una práctica más simple.
Ver más: El remoto refugio de montaña en Potrerillos que pertenece a un ente nacional
Los límites que conviene tener en cuenta
Como todo truco casero, el equilibrio es clave. Usar demasiado puede alterar el pH del suelo más de lo necesario y perjudicar la planta. Tampoco recomiendan aplicarlo sobre hojas o flores, porque los tejidos tiernos son sensibles. En temporada fría, la reacción es más lenta, así que la paciencia también cuenta.
El secreto detrás de una buena cosecha
Al final, el contexto lo es todo: un sustrato aireado, riego estable y buena luz siguen siendo la base del éxito. Cuando esos factores están en orden, este toque casero puede potenciar los resultados sin mayores complicaciones.
Y basta cosechar las primeras fresas bien abundantes para entender por qué el truco se volvió tan popular: en el huerto, los gestos simples suelen marcar la diferencia, y esos pequeños hallazgos terminan pasándose de mano en mano como verdaderos tesoros.
Ver más: Atole de avena: el aliado nutritivo para empezar el día y cuidar el corazón



