Nuevos estudios de investigación hallaron cómo algunas especies hembras cambian su actitud por la acción de la oxitocina, la hormona del amor, en sus cerebros.
Descubren la hormona que cambia el comportamiento de las mujeres
En los últimos días, ciertos estudios descubrieron nuevos hallazgos donde dan cuenta del cambio de actitud hostil a amigable de un animal hembra, en esta caso los lémures, debido a la acción de la oxitocina, la hormona del amor, en sus cerebros.
Esta investigación podría dar puntapié sobre cómo estas hormonas influyen en el comportamiento de los seres humanos y otros animales.
En un estudio publicado en la revista Biology Letters, investigadores de la Universidad de Duke estudiaron siete especies de lémures estrechamente relacionadas del género Eulemur, observando cuáles tenían hembras dominantes y cuáles eran más igualitarias.
Los científicos tomaron como ejemplo a los lémures negros de ojos azules. En esta investigación hallaron que las hembras tienen prioridad sobre el alimento y los mejores lugares de descanso, aunque también golpean, muerden y persiguen a los machos para salirse con la suya.
La autora principal, Christine Drea, profesora de antropología evolutiva en Duke, afirmó que estas actitudes no reflejan la feroz protección de una madre que defiende a sus crías, sino que la agresión de estas hembras puede ser totalmente espontánea, sólo para recordarles a los demás quién manda.
"Los machos permiten que las hembras tengan acceso prioritario a lo que quieran", dijo Drea en un comunicado.
La primera autora, Allie Schrock, explicó que otras especies, como los lémures de collar, son más pacíficas e igualitarias, con machos y hembras en igualdad de condiciones.
Los investigadores también descubrieron que las especies igualitarias que evolucionaron más recientemente tenían más receptores de oxitocina que las demás, lo que esencialmente les otorgaba más objetivos sobre los cuales actuaría esta hormona.
La diferencia clave radicaba en la amígdala, una región del cerebro típicamente asociada con emociones como el miedo, la ansiedad y la ira.
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"El patrón se mantuvo para ambos sexos, lo que sugiere que las especies igualitarias lograron la paridad de género al volverse menos agresivas hacia los demás en general, en lugar de que los machos aumentaran su agresión para igualar a sus contrapartes femeninas", expuso Drea.
Acerca de una futura investigación sobre este receptor neurotransmisor en los seres humanos, los científicos planean examinar los vínculos entre los receptores hormonales y aspectos adicionales del comportamiento social en los lémures, como por ejemplo si son solitarios o sociales.
Los problemas con la señalización de la oxitocina en el cerebro se han vinculado con la agresión, los trastornos de la personalidad y el autismo en humanos, roedores y otros animales.
"Hay mucho más que podemos aprender de los lémures sobre cómo el cerebro regula el comportamiento", concluyó Schrock.
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