El clásico costillar se puede mejorar con un ingrediente inesperado que suma sabor y aroma. Un truco simple que conquista a los fanáticos del asado.
El ingrediente secreto para hacer un asado ideal: un viaje de ida
El asado es una de las costumbres más arraigadas en la mesa argentina. Presente en reuniones familiares y encuentros entre amigos, el ritual del fuego reúne historias, charlas y secretos que se transmiten de generación en generación. Cada parrillero defiende su manera de salar, encender la brasa o calcular los tiempos, convencido de tener la clave para lograr el costillar ideal.
Sin embargo, en los últimos meses comenzó a circular un truco poco conocido que promete cambiar la forma de preparar este clásico. No se trata de un corte distinto, ni de una técnica compleja, sino de un detalle sencillo que muchos todavía no se animan a probar. Quienes ya lo incorporaron aseguran que el resultado sorprende por su suavidad, un aroma especial y un sabor diferente que no tapa el gusto profundo de la carne.
El secreto está en sumar un ingrediente inesperado durante la cocción: la sidra. Sí, la bebida tradicional de las mesas de fin de año se convirtió en una aliada de la parrilla. Agregada en pequeñas cantidades sobre el costillar, ayuda a mantener la carne húmeda, aporta un leve toque caramelizado y deja un perfume suave que potencia el resultado final.
La sidra, el ingrediente que sorprende en la parrilla.
Para poner en práctica este truco, se arranca con un buen costillar de 10 a 12 costillas, de entre 4 y 6 kilos, con grasa pareja y carne firme. Se sale a la parrilla luego de condimentar con sal gruesa, pimienta o ají molido, y de rociar la carne con medio vaso de sidra, dejándola reposar unos 20 minutos para que absorba el sabor.
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La cocción es lenta, con los huesos hacia el fuego, a unos 40 centímetros de la brasa, durante cerca de dos horas y media. Cada media hora se vuelve a sumar un poco de sidra para conservar la humedad de la carne. Pasado ese tiempo, se da vuelta el costillar para dorar el lado principal, que se cocina entre 20 y 30 minutos más hasta alcanzar el punto justo.
El costillar se cocina lentamente con un toque especial.
El final es el de siempre: cuchillo que entra fácil, jugo que brota al cortar y una carne firme pero blanda. Tras 10 minutos de reposo fuera del fuego, el costillar queda listo para servir, con un sabor renovado que demuestra que, a veces, el asado perfecto también puede lograrse con un ingrediente que nadie esperaba ver cerca de la parrilla.
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