Este cultivo, ideal para climas secos y cálidos, requiere cuidados simples y paciencia: los primeros frutos aparecen entre los cinco y siete años.
Cómo plantar un árbol de pistacho en casa y lograr una cosecha exitosa
El pistacho, uno de los frutos secos más apreciados por su sabor y valor nutricional, puede cultivarse en casa si se respetan ciertas condiciones de clima y suelo.
Cada vez más personas se animan a tener su propio árbol, ya sea por gusto personal o por el atractivo comercial de sus cosechas. Aunque su crecimiento es lento, con los cuidados adecuados puede convertirse en una fuente duradera de frutos y satisfacción.
El árbol de pistacho se adapta mejor a zonas de clima seco y cálido, con inviernos fríos y veranos largos y soleados. En Argentina, provincias como Mendoza, San Juan, La Rioja y Córdoba ofrecen condiciones óptimas para su desarrollo. En regiones más húmedas o con heladas frecuentes, el cultivo puede realizarse en macetas o invernaderos, siempre cuidando el drenaje del suelo y evitando el exceso de agua.
Para una buena polinización y fructificación, se recomienda plantar al menos dos ejemplares: uno hembra, generalmente de la variedad Kerman, y uno macho, como el Peters. La siembra debe realizarse en primavera, con ejemplares separados por unos cinco metros. En sus primeros años, el riego debe ser moderado: cada 10 a 15 días en verano, reduciendo la frecuencia durante el invierno para evitar encharcamientos.
El pistacho es un árbol resistente, pero puede verse afectado por hongos o insectos. Controlar las malezas y aplicar productos orgánicos o remedios caseros ayuda a mantenerlo sano sin afectar la calidad del fruto. La paciencia es clave: el árbol comienza a producir entre los cinco y siete años después de su plantación, y a partir de allí ofrece cosechas regulares durante décadas.
La recolección suele realizarse a fines del verano, cuando las cáscaras se abren de forma natural. Luego, los frutos se secan al sol antes de su consumo o almacenamiento. Con estos cuidados básicos, cultivar pistachos en casa no solo es posible, sino también una experiencia gratificante que combina sustentabilidad y sabor.
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