El 57,5% de los niños y adolescentes del país no tiene obra social ni prepaga y depende del sistema público, según informó la UCA. Cómo evolucionó la cobertura a lo largo de los años.
Más de la mitad de los niños argentinos está sin cobertura médica
En Argentina, más de la mitad de los niños y adolescentes no tiene cobertura de salud. Dependen del sistema público, que cada vez está más colapsado. Y la situación no es nueva: es una deuda que se arrastra desde hace más de una década, pero que en los últimos tiempos volvió a mostrar su peor cara.
Según datos del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, elaborado por la Universidad Católica Argentina (UCA), el 57,5% de los chicos de entre 0 y 17 años no cuenta con obra social, mutual ni prepaga. Este indicador corresponde a 2024, muestra una suba con respecto al año anterior y confirma una tendencia histórica que no se logra revertir.
El informe revela un dato alarmante: en los hogares de nivel socioeconómico muy bajo, el 89,3% de los chicos está fuera de cualquier sistema de cobertura médica formal. Es decir, casi 9 de cada 10 niños pobres solo pueden atenderse en hospitales y centros de salud públicos, muchas veces saturados o con recursos limitados.
En los sectores medios, también más de la mitad de los chicos no tiene obra social. En los más bajos, es casi la totalidad.
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En los hogares de nivel "bajo", el déficit también es grave: afecta al 74,3% de los chicos. Incluso en los sectores medios, más de la mitad de los niños (53,3%) no tiene cobertura privada. En los niveles más acomodados, la cifra baja drásticamente al 13,1%, lo que expone las desigualdades del sistema.
¿Desde cuándo estamos así?
La falta de cobertura médica para chicos y chicas no es una novedad. Desde 2010, el porcentaje de niños sin obra social o prepaga se ha mantenido por encima del 50%. Aunque hubo mejoras en algunos años, la tendencia general es preocupante. El pico fue en 2020, con un 60,3%, y desde entonces los números se mantuvieron altos.
No tener obra social ni prepaga no implica que los chicos no se atiendan nunca, pero sí que dependen exclusivamente del sistema público. Esto puede significar demoras en los turnos, falta de especialistas, escasez de medicamentos o servicios preventivos limitados, como controles odontológicos o chequeos pediátricos regulares.
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En 2024, por ejemplo, el 16% de los chicos no fue al médico en todo el año. Y el 40% no recibió atención odontológica preventiva. En los hogares más pobres, estos porcentajes se disparan.



