El economista advirtió sobre los desafíos que enfrenta el Gobierno para sostener el valor actual del dólar y llamó a exteriorizar divisas para garantizar estabilidad.
Redrado: cuál es la "clave" que permitirá que el dólar se mantenga barato
En un contexto de alta sensibilidad económica, el ex presidente del Banco Central Martín Redrado ofreció un diagnóstico sobre el presente y futuro del dólar en Argentina. Durante una entrevista en LN+, abordó los pilares que, a su juicio, definirán si el tipo de cambio se mantendrá en niveles estables o si habrá una nueva presión alcista. Su exposición dejó en claro que, para garantizar un dólar accesible, no alcanza con medidas fiscales o monetarias: también se requiere una estrategia activa para generar divisas y regularizar los dólares que ya están en circulación dentro del país.
Según Redrado, el esquema actual de bandas cambiarias podría sostenerse si el Gobierno logra asegurar un ingreso constante de dólares a la economía. En ese sentido, propuso una agenda que incluya acuerdos de protección de inversiones, nuevos tratados comerciales, y una política decidida de "exteriorización" de divisas no declaradas que hoy circulan en la informalidad. Esta última sería la clave estructural para fortalecer las reservas sin depender exclusivamente de organismos internacionales o endeudamiento externo.
Dólares genuinos, la base para la estabilidad
Para Redrado, el dólar se encuentra barato en términos relativos, pero solo podrá sostenerse en ese nivel si se genera un flujo estable y creciente de divisas. "Siempre que tengamos más dólares", dijo, al explicar que lo fundamental es ampliar la base de ingresos externos, ya sea mediante inversiones o exportaciones. Pero más allá de esos mecanismos convencionales, apuntó a una fuente alternativa: la exteriorización de dólares que ya existen en el país pero no están registrados formalmente.
"El gran desafío es permitir que esos dólares en efectivo que están en casas o cajas de seguridad circulen legalmente, como ocurre en Uruguay o Perú", indicó. Para ello, llamó a combatir la informalidad y establecer reglas claras que incentiven la regularización sin penalidades desproporcionadas. Esta propuesta coincide con iniciativas recientes del Gobierno para blanquear tenencias y evitar que quienes posean dólares "debajo del colchón" enfrenten consecuencias legales por utilizarlos, una idea que ya comenzó a debatirse en el Congreso.
Dos batallas pendientes para derrotar a la inflación
Al referirse a la lucha contra la inflación, Redrado fue enfático: "Faltan todavía los últimos exámenes", advirtió. A su entender, la política económica actual ha dado pasos importantes en materia fiscal y monetaria, pero aún no ha cerrado dos frentes clave: el cambiario y el financiero. En el primero, propuso avanzar hacia una libertad total de operaciones, con intervenciones anticíclicas que protejan a la economía ante eventuales shocks externos.
En cuanto al frente financiero, el economista remarcó la importancia de volver a los mercados internacionales para renovar vencimientos de deuda y evitar una dependencia estructural del Fondo Monetario Internacional. Solo así, según Redrado, se podrá hablar de una inflación controlada de manera sostenible. Este análisis se da en un momento en que las consultoras prevén una inflación de mayo por debajo del 2%, un dato alentador pero aún insuficiente para declarar superada la crisis de precios.
Señales positivas, pero con cautela
A pesar de sus advertencias, Redrado reconoció que el Gobierno logró avances importantes en los últimos meses. Señaló como un activo valioso la caída de la inflación, atribuida a una combinación de disciplina fiscal, uso de instrumentos financieros y control de emisión monetaria. No obstante, alertó sobre los riesgos de usar el salario como ancla inflacionaria, dado que en los últimos meses los ingresos de los trabajadores vienen creciendo por debajo del índice de precios.
"En promedio, el salario en mayo creció un 2,3%, pero venía de varios meses con una suba de apenas 1,2% frente a una inflación del 2,8%. Esto es una foto. Esperemos que no se transforme en una película", remarcó. Su observación apunta al impacto social que podría generar una desaceleración inflacionaria basada en el retraso del poder adquisitivo, una dinámica que, de prolongarse, podría traer tensiones laborales y frenar el consumo interno.



