Crecen las consultas por productos como Dutide, Ozempic y Wegovy. Qué efectos tienen, cuánto cuestan, cómo actúan en el cuerpo y qué dicen los médicos sobre su uso a largo plazo.
Fármacos para adelgazar: ¿milagro o riesgo?
Los medicamentos para bajar de peso como Ozempic, Wegovy y Dutide -la versión argentina- ya son una tendencia mundial. Su principio activo, la semaglutida, nació como tratamiento para la diabetes tipo 2, pero sus resultados en la pérdida de peso generaron una verdadera revolución en el abordaje de la obesidad, una enfermedad que la Organización Mundial de la Salud considera crónica y multifactorial.
Desde los años 90, la obesidad se duplicó entre los adultos y se cuadruplicó entre los adolescentes. Por eso, la ciencia buscó nuevas alternativas que acompañen a la alimentación saludable y al ejercicio. Así surgieron los análogos del GLP-1, un grupo de fármacos que imitan la acción de una hormona intestinal capaz de reducir el apetito, aumentar la saciedad y mejorar el control del azúcar en sangre.
Qué es la semaglutida y cómo funciona
La semaglutida estimula la producción de insulina y actúa sobre el cerebro para disminuir el hambre. De esta manera, las personas tienden a comer menos y a bajar de peso de forma progresiva. Sin embargo, los especialistas aclaran que no es un medicamento milagroso.
Ozempic es uno de los fármacos más populares para bajar de peso.
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"No es un fármaco milagroso, siempre tiene que estar dentro de un tratamiento integral que incluya los cuidados nutricionales, actividad física e intervenciones conductuales", explicó Daniel Woo, jefe del Servicio de Nutrición del Hospital Italiano de Buenos Aires, al sitio Chequeado.
De Ozempic a Dutide
Los medicamentos más conocidos con semaglutida son Ozempic, Dutide (para diabetes tipo 2) y Wegovy, recientemente lanzado para el control del peso corporal. Todos requieren receta médica y seguimiento profesional.
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Wegovy, de la farmacéutica Novo Nordisk, es una versión con dosis más alta (2.4 mg semanales) y se aplica mediante inyección subcutánea una vez por semana. En Argentina, su precio varía entre $296.000 y $696.000 según la dosis (noviembre de 2025).
El que también está disponible es Dutide, que vendría a ser la versión nacional. Es igual al Wegovy o Ozempic, pero mucho más económica. A fines de octubre, costaba poco más de $136 mil.
Lo que dice la ciencia
Diversos estudios internacionales confirman que la semaglutida puede generar reducciones de peso sostenidas.
Los médicos advierten que el fármaco no es una solución mágica y requiere acompañamiento.
En un ensayo clínico publicado en The New England Journal of Medicine, los participantes que la usaron bajaron en promedio un 14,9 % de su peso corporal, frente al 2,4 % del grupo placebo. Otro estudio, publicado en Nature Medicine, comprobó que el tratamiento mantenido por dos años logró reducciones del 15 % del peso, junto con mejoras metabólicas.
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Sin embargo, los investigadores también advierten que al suspender el medicamento el peso tiende a recuperarse, y que los efectos secundarios más comunes son leves y gastrointestinales, como náuseas o diarrea.
Qué opinan los especialistas
"Se lo considera medicamento de moda por dos motivos: el buen resultado clínico que ha demostrado la molécula frente a otros fármacos para la obesidad y la alta exposición mediática y en redes sociales", señaló Woo.
Por su parte, la médica nutricionista Marianela Aguirre Ackerman sostuvo al mismo medio que "representa un cambio profundo en la forma en la que la medicina aborda la obesidad", aunque recordó que "no cura la enfermedad" y que su uso debe ser parte de un plan personalizado y a largo plazo.
El cirujano Pedro Martínez Duartez fue más crítico: "Los laboratorios están haciendo publicidad permanentemente, incluso en el Super Bowl. Lo que está generando esta industria a nivel mundial es enorme".
Además, advirtió que en Estados Unidos el uso de estos fármacos aumentó más del 100 % desde 2021, mientras que las cirugías bariátricas disminuyeron casi 9 %.
Riesgos, límites y desafíos
Los efectos adversos más frecuentes son náuseas, vómitos o constipación, aunque suelen ser temporales. Pero el mayor problema, según los médicos, es la accesibilidad económica.
"Existe el desafío de la accesibilidad, para lo que creo que es muy importante que tengamos una ley de obesidad que reconozca la enfermedad y garantice la cobertura integral del tratamiento", advirtió Woo.
Aguirre Ackerman agregó que "la obesidad no depende solo de la voluntad" y que estos fármacos no están pensados para quien busca bajar unos kilos sin indicación médica. El tratamiento, subrayó, "no reemplaza al acompañamiento médico ni al cambio de hábitos", sino que "suma eficacia al proceso".



