Nuevo régimen simplificado de Ganancias: por qué alcanza a casi todos

La Ley de Inocencia Fiscal aprobada recientemente establece, entre otros temas, el Régimen Simplificado de Impuesto a las Ganancias para personas humanas. Con topes de ingresos y patrimonio muy elevados, el esquema redefine la relación entre los contribuyentes y la ex AFIP.

Nuevo régimen simplificado de Ganancias: por qué alcanza a casi todos

Por: Federico Lemos

 El nuevo Régimen Simplificado de Ganancias incluido en la recién aprobada Ley de Inocencia Fiscal en el Senado de la Nación establece, entre otros temas, introduce cambios profundos en la forma en que el Estado cobra y controla el impuesto. En la práctica, el alcance es mucho más amplio de lo que parece a simple vista: casi todas las personas físicas en la Argentina quedan habilitadas para adherir, con excepción de un grupo muy reducido de ingresos y patrimonios extraordinarios.

El primer filtro es el nivel de ingresos. Según lo establecido, pueden ingresar quienes tengan ingresos anuales de hasta 1.000 millones de pesos, una cifra que equivale a poco más de 80 millones de pesos mensuales. El cálculo incluye ingresos gravados, exentos y no gravados. En términos reales, este límite deja afuera solo a ejecutivos de altísimo rango o directivos de grandes corporaciones, mientras que abarca a la enorme mayoría de los asalariados, profesionales independientes y empresarios.

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La segunda condición está vinculada al patrimonio. El régimen exige que el total de bienes -tanto en el país como en el exterior- no supere los 10.000 millones de pesos. Traducido a dólares, según el tipo de cambio de referencia, equivale a unos 7 u 8 millones. Para cumplir con el régimen, deben darse ambas condiciones en simultáneo: ingresos por debajo del tope anual y un patrimonio total inferior a ese monto.

Más allá de los números, el cambio más relevante no está solo en los límites, sino en el funcionamiento del sistema. Tal como surge de la reglamentación de la ex AFIP (hoy ARCA) y ahora ratificado por la ley, el organismo enviará una declaración jurada pro forma a cada contribuyente incluido en el régimen. Allí se detallará si corresponde pagar Ganancias y cuál es el monto. Si el contribuyente no objeta esa liquidación, paga y el proceso queda cerrado.

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Ese mecanismo es el que explica el nombre de régimen simplificado: una vez abonado el impuesto determinado por el fisco, no hay discusiones posteriores ni fiscalizaciones adicionales sobre ese período. La administración tributaria da por concluida la revisión, algo que hasta ahora no ocurría en el esquema tradicional.

El nuevo marco también tiene un impacto directo sobre la cuestión patrimonial. A partir de este régimen, incrementos en los bienes personales que antes podían derivar en ajustes, multas o incluso causas penales tributarias dejan de ser objetados automáticamente. En la práctica, permite que fondos no declarados previamente puedan incorporarse al patrimonio sin que el fisco cuestione su origen, siempre que el contribuyente esté dentro de los parámetros del régimen.

 El nuevo Régimen Simplificado de Ganancias fue incluido en la recién aprobada Ley de Inocencia Fiscal en el Senado de la Nación.

Por eso, el punto central es el alcance real de la medida. Con un tope de 1.000 millones de pesos anuales de ingresos, el universo de excluidos es mínimo. Salvo casos excepcionales de ingresos extremadamente altos, la mayoría de las personas físicas en la Argentina podrá optar por este esquema, que redefine la relación con el impuesto a las Ganancias y reduce de manera drástica el nivel de control posterior del Estado.

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