Nada que festejar: ¿por qué la inflación subió un punto en el último semestre?

El dato de noviembre ratifica una tendencia que rompe con la expectativa oficial de cerrar el año con números por debajo del 2%. Por qué en el último semestre la inflación subió un punto.

Nada que festejar: ¿por qué la inflación subió un punto en el último semestre?

Por:Santiago Montiveros
Director periodístico

El índice de inflación de noviembre, difundido este jueves por el Indec, marcó 2,5% mensual. Más allá del número, que implica un incremento de 0,2% con respecto al IPC de octubre, lo que inquieta es la curva ascendente que se consolida hace meses y que muestra una dinámica diferente a la pronosticada por el Gobierno.

En efecto, cuando en mayo se registró una inflación mensual del 1,5%, el oficialismo apuntaba a terminar el año con un punto de inflación y los más optimistas especulaban incluso con perforar ese piso. Sin embargo, el IPC mensual fue aumentando mes a mes hasta llegar a 2,5% de noviembre y posiblemente cerrar el año -diciembre- por encima de ese porcentaje.

La inflación mensual aumentó un punto en el último semestre.

Este movimiento ascendente responde a una combinación de factores, aunque uno de los más relevantes es la dinámica cambiaria: si bien pasó casi desapercibido, este año hubo una devaluación cercana al 40%: el dólar pasó de 1.100 a casi 1.500 pesos. Y aunque la recesión moderó el impacto en los precios, ese traslado se va observando; no porque tengan demasiado peso los productos que se venden en dólares, sino por aquellos que mayoritariamente arrastran costos dolarizados

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Al mismo tiempo, la carne también tuvo que ver en este aumento del IPC mensual: su incremento no responde a causas macroeconómicas sino a cuestiones específicas del mercado interno, pero su peso dentro del índice hace que cualquier variación se sienta de inmediato.

Existe además un elemento menos visible pero igual de determinante: las expectativas. Como mencionó el economista Carlos Ponce en Radio Post, en el mercado se asume que el próximo año podría requerir una devaluación adicional, y esa percepción condiciona decisiones empresariales y comerciales. En un clima donde nadie cree que el tipo de cambio actual pueda sostenerse indefinidamente, los agentes económicos tienden a cubrirse, lo que empuja algunos precios antes de que ese movimiento ocurra.

Caputo destacó que la inflación acumulada en 2025 es la más baja en 8 años.

Ante este panorama, para diciembre el escenario no luce más liviano. El arrastre del dólar hace difícil imaginar un alivio significativo. La proyección técnica indica que el traslado de la devaluación continúa, aunque en forma lenta, y que el mes siguiente tampoco ofrecerá un quiebre de tendencia. No es un escenario de descontrol, pero sí un cuadro que exige atención.

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Al respecto, el Gobierno buscó poner el foco en otro indicador: la inflación acumulada del año, que con un 27,9% se ubica en el nivel más bajo en mucho tiempo. Es un dato real y relevante dentro del cuadro general, tal como posteó en redes el ministro de Economía Luis "Toto" Caputo, pero no alcanza para justificar un clima de euforia: no hay motivos para festejar, porque la dinámica reciente muestra más presión de la esperada, aunque tampoco razones para encender alarmas mayores. Por eso, el desafío, hacia adelante, será evitar que esa pendiente ascendente se convierta en un nuevo piso incómodo para 2026. 

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