El incumplimiento en los pagos siguió en alza durante octubre y confirmó una tendencia que preocupa al sistema financiero. En un año, el nivel de mora se multiplicó por tres, con las familias como principal foco del deterioro.
La deuda aprieta a los hogares: la morosidad volvió a escalar
La situación financiera de los hogares argentinos volvió a mostrar señales de tensión. Durante octubre, la morosidad en los créditos destinados a las familias registró un nuevo salto y quedó cerca del 10% en los préstamos personales, uno de los niveles más altos de los últimos años.
El dato refleja un escenario cada vez más ajustado para quienes dependen del financiamiento para sostener gastos corrientes, en un contexto de ingresos golpeados y costos en alza.
Según un informe del Banco Central (BCRA) citado por Ámbito, el atraso en los pagos no solo avanzó mes a mes sino que, en la comparación interanual, el indicador se triplicó, marcando un quiebre respecto de la relativa estabilidad que se había observado a fines de 2023.
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El fenómeno se concentra especialmente en los créditos personales y en menor medida en el financiamiento con tarjetas, dos herramientas clave para el consumo diario.
El crecimiento de la mora se explica por una combinación de factores. Por un lado, la pérdida de poder adquisitivo limita la capacidad de las familias para cumplir con sus compromisos. Por otro, las tasas de interés elevadas encarecen las cuotas y reducen el margen de maniobra de los deudores. En ese escenario, muchos hogares priorizan gastos básicos y relegan el pago de obligaciones financieras.
Los bancos siguen de cerca esta evolución. Si bien el sistema mantiene niveles de solvencia, el aumento sostenido de la morosidad obliga a reforzar previsiones y a revisar criterios de otorgamiento de crédito.
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En paralelo, se enfría la oferta de nuevos préstamos al consumo, lo que impacta directamente en la actividad económica y en la posibilidad de recuperación del mercado interno.
La tendencia, advierten analistas del sector, podría mantenerse en los próximos meses si no hay una mejora clara en los ingresos reales. Con salarios y jubilaciones todavía rezagados frente a la inflación acumulada, el endeudamiento familiar aparece como uno de los puntos más sensibles del actual panorama económico, tal como expone el relevamiento difundido por Ámbito.



