Potencial en alza y la clave del tiempo: el panorama de los frutos secos en Mendoza

Pistacho, nuez y almendra muestran realidades distintas en la provincia. Mientras el pistacho emerge como el cultivo estrella de la última década, la nuez busca consolidar su perfil exportador y la almendra enfrenta límites productivos y territoriales.

Potencial en alza y la clave del tiempo: el panorama de los frutos secos en Mendoza

Por:Juan Manuel Lucero
Periodista

La producción de frutos secos en Mendoza atraviesa un momento de redefinición. Con el pistacho como cultivo emergente, la nuez como sector ya consolidado y la almendra en una etapa de estancamiento relativo, el escenario combina oportunidades de crecimiento con desafíos técnicos, comerciales y territoriales. 

Así lo explicó Manuel Viera, ingeniero agrónomo y coordinador de la Asociación de Frutos Secos de Mendoza, al analizar la evolución del sector en la última década.

En el caso del pistacho, el crecimiento es evidente, aunque todavía incipiente en términos productivos. Según detalló Viera, "Mendoza tiene ya casi mil hectáreas cultivadas, pero todavía no todas están produciendo a nivel maduro como para comercializar y exportar". 

Se trata de un dato clave: gran parte de las plantaciones aún no alcanzaron su plenitud productiva, un proceso que puede demorar hasta ocho años.

El árbol de pistacho demora ocho años en llegar a su madurez productiva.

Hoy, la exportación argentina de pistacho se concentra mayoritariamente en San Juan, donde operan las empresas pioneras del sector.

"Las empresas de escala están en San Juan, básicamente Pisté, Pistacho de los Andes y Frutos del Sol, que producen hace más de 15 años y tienen su estructura pensada directamente para la exportación", señaló Viera. En ese momento, el mercado interno era prácticamente inexistente, con una cultura de consumo muy limitada.

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Ese escenario comenzó a cambiar en los últimos años. El auge del pistacho despertó el interés de productores mendocinos de menor escala, con una mirada más orientada al mercado doméstico. Sin embargo, Viera advirtió que se trata de un proceso todavía exploratorio: "Estamos explorando sistemas de conducción, objetivos productivos y técnicas de manejo. Todo eso todavía se está definiendo".

El principal riesgo, según el especialista, está en proyectar el negocio con precios actuales que no reflejan el mercado internacional. "Hoy un productor puede vender pistacho con cáscara a 18 o 20 dólares, porque hay poca oferta. En Europa, el productor recibe 8 o 9 dólares. Esa distorsión en algún momento se va a equilibrar", alertó. A eso se suma que, cuando las nuevas hectáreas entren en producción, la competencia será mucho mayor.

Los precios del pistacho en el mercado local están muy por encima del promedio internacional.

Al analizar la almendra, el panorama es distinto. Se trata de un cultivo tradicional en Mendoza, aunque de menor escala que la nuez. Históricamente se concentró en zonas de bajo riesgo de heladas como Coquimbito, Russell, Corralitos o Rodeo del Medio, áreas que hoy están fuertemente presionadas por el avance urbano. 

"Las mejores zonas para la almendra de cáscara blanda prácticamente ya no están disponibles", explicó Viera. Este es un panorama que ha cambiado mucho en los últimos años.

Como respuesta, el sector se desplazó hacia variedades de floración más tardía, principalmente de origen español, y a zonas más marginales. Ese cambio permitió sostener la actividad, pero también limitó su expansión. 

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En números, la superficie pasó de unas 2.200 o 2.500 hectáreas hace diez años a cerca de 3.000 en la actualidad. "Ha crecido, pero está bastante estancada", resumió el entrevistado.

La nuez, en cambio, se posiciona como el cultivo más consolidado de los tres. Su epicentro es el Valle de Uco, donde confluyen buena calidad de agua, suelos adecuados y condiciones ambientales favorables. 

"La nuez mendocina compite muy bien en calidad con la nuez americana y la chilena", afirmó Viera. El gran desafío, en este caso, es comercial: conectar a los productores con el mercado exportador.

La nuez, el fruto seco más consolidado de Mendoza.

"El mercado interno no va a alcanzar para absorber toda la producción futura", advirtió el coordinador de la Asociación. Por eso, el salto pendiente del sector nogalero es fortalecer el encadenamiento comercial y potenciar las exportaciones.

Mirando a futuro, Viera sintetizó los desafíos de cada cultivo. Para la nuez, desarrollar un perfil exportador más robusto; para la almendra, consolidar técnicamente los sistemas productivos y reducir la dependencia de importaciones -hoy entre el 40% y el 60% del consumo local proviene del exterior-; y para el pistacho, resolver cuestiones clave como la precocidad (lograr producciones "más rápidas") y la estabilidad productiva.

"El pistacho tiene un enorme potencial, pero necesita tiempo, manejo técnico y realismo en las proyecciones económicas", concluyó. En ese delicado equilibrio entre expectativa y planificación se juega buena parte del futuro de los frutos secos en Mendoza, un sector con potencial productivo y mercados interesados en acceder a productos de buena calidad como los que brinda nuestra provincia.

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