El dólar blue pegó un fuerte salto este lunes. La divisa norteamericana cerró a $1.200 para la venta, apreciándose nuevamente y estirando la brecha cambiaria con el dólar oficial que cerró la jornada en $1.048, con una leve apreciación de 0,34%.
Esta suba del dólar blue signifcan $40 más que el cierre del viernes, cuando finalizó la jornada cambiaria en $1.160.
Para evitar la disparada, el Banco Central tuvo que salir inyectar billetes en el mercado. Se desprendió en el Mercado Único Libre de Cambio (MULC) de US$ 179 millones.
La cotización paralela acumula una notoria aceleración durante diciembre, al escalar $100, luego de haber retrocedido $70 en la primera semana del mes, alcanzando la caída más importante en más de un año.
El escenario se revirtió luego de que el Banco Central haya dispuesto la reducción por parte de la entidad de la tasa de política monetaria del 35% al 32%, en los primeros días de diciembre.
Por su parte, el MEP cerró en alza a $1.155, mientras que el Contado con Liquidación (CCL) también trepó y terminó en $1.169, quedando ambas cotizaciones financieras por encima de los $1.100.
El dólar mayorista fue ajustado a $1.028,50, lo que significa $3,50 por encima del valor en el que cerró el viernes pasado.
La cotización del billete en el Banco Nación alcanzó los $1.048, pero con la punta compradora en $1.008. El dólar oficial, sin impuestos, operó a $998,68 para la compra y a $1.055,07 para la venta.
Este lunes, el BCRA vendió US$179 millones, su saldo negativo más importante desde el 30 de agosto. De esta manera, las reservas brutas internacionales cayeron en US$316 millones, quedando en US$32.550 millones.
La disponibilidad de agua en la cuenca está por debajo del 50% de un año normal. Se anticipa un escenario crítico para productores y usuarios urbanos. Se endurecen los turnos de riego.
Tras el repunte del primer semestre, el consumo masivo volvió a desacelerarse en la segunda mitad del año. Los hogares compraron menos, redujeron las visitas a los puntos de venta y ajustaron sus canastas ante la presión sobre los ingresos.
La decisión del Gobierno de quitar la obligatoriedad del Certificado de Ingreso de Uva (CIU) abrió un fuerte conflicto en la vitivinicultura: mientras la Nación habla de desregulación y eficiencia, productores y la Provincia discuten trazabilidad, controles y el futuro de una actividad clave.
Con la tenencia no solo se recuperó un predio que había quedado sin destino, sino que permite proyectar un desarrollo habitacional estratégico en el corazón del Gran Mendoza.