Quiso ser el heredero del Rastrojero, fue impulsado por el kirchnerismo con fondos públicos, pero terminó en la nada. El INTI Sacha, el auto estatal que prometía revolucionar el campo, quedó como símbolo de un experimento fallido.
El "auto kirchnerista" que nunca se fabricó: qué fue del INTI Sacha
En 2011, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner financió el desarrollo de un vehículo que buscaba recuperar el espíritu de los clásicos utilitarios argentinos. El proyecto, impulsado desde el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), fue bautizado INTI Sacha y pretendía convertirse en el primer vehículo estatal de fabricación nacional desde el Rastrojero. Lo presentaron como un modelo para el trabajo rural: accesible, robusto y adaptable a terrenos difíciles. Pero nunca salió de la etapa de diseño.
Tal como recordó recientemente el portal Motor 1, el INTI Sacha fue pensado como una mezcla entre auto, pick-up y tractor. Su nombre, de origen quechua, significa algo así como "monte pequeño" o "casi un bosque", y con el tiempo la palabra "sacha" pasó a usarse para definir algo que está a mitad de camino. El apodo no podría haber sido más acertado: el Sacha fue "casi un vehículo", pero jamás pasó del papel.
El diseño preveía una tracción 4x4, carrocería desmontable, capacidad de carga de hasta media tonelada y una toma de fuerza para conectar herramientas agrícolas. Los técnicos del INTI recorrieron ferias rurales, hablaron con posibles usuarios y ajustaron el modelo según sus necesidades. Todo quedó registrado en un video institucional que aún circula en internet. Pero el auto kirchnerista nunca fue construido.
Más de una década después, el recuerdo del INTI Sacha volvió a surgir tras el anuncio del presidente Javier Milei de descabezar el INTI como parte de su plan de ajuste del Estado. Según explicó su ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, el organismo acumulaba demoras de hasta 18 meses para homologar un vehículo, trámites que en otros países se resuelven en días. Además del INTI, el gobierno disolvió Vialidad Nacional, la Agencia Nacional de Seguridad Vial y la Comisión Nacional de Regulación del Transporte.
El caso del Sacha ilustra una época en la que el Estado intervenía como diseñador, fabricante y financiador de proyectos industriales que rara vez llegaban a concretarse. Nunca se informó cuánto dinero público se destinó al INTI Sacha ni qué ocurrió con los fondos asignados. Tampoco se explicó por qué un instituto técnico debía asumir un rol empresarial.
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Hoy, el auto kirchnerista es apenas una curiosidad olvidada. Un símbolo de una política industrial que priorizó el relato por encima del resultado. Y que terminó archivada, como tantos otros proyectos estatales que prometieron cambiar el país... y no llegaron a andar ni una cuadra.



