Macri mandó a reforzar la seguridad por temor a saqueos

Mauricio Macri está inquieto. Habla poco y mira demasiado. Le preocupan los hechos que se han ido concatenando en diciembre: destrozos frente al Congreso Nacional, saqueo a un supermercado, asalto a un camión con vacas, etc… ¿coincidencias o algo más?

Por las dudas, el jefe de Estado ha dado la orden a su “mesa chica” de poner énfasis en los puntos más álgidos de la provincia de Buenos Aires, donde suelen estallar los movimientos que terminan luego en potenciales desestabilizaciones.

No se trata solo de apagar el incendio antes de que empiece, sino también de cuidar a su alfil más importante, María Eugenia Vidal. Por ello, el mandatario ha dado la orden de reforzar la seguridad en la tercera sección electoral del conurbano, donde el peronismo sabe conspirar con eficacia. Allí se han destinado 8 mil policías extra a los que usualmente custodian la seguridad urbana.

En ese ostentoso mapa aparece La Matanza, donde conviven más de dos millones de personas, siempre a punto de ebullición. Para que se entienda la relevancia, esa es la misma cantidad de gente que vive en toda la provincia de Mendoza.

Allí gobierna la intendenta Verónica Magario, a quien el macrismo observa con atención por sus estrechos vínculos con Cristina Kirchner. ¿Será La Matanza el lugar donde se desencadenen los tan temidos saqueos?

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Es la gran duda que abriga al presidente de la Nación, sobre todo después de que trascendiera una entrevista en la cual Magario advierte que “los intendentes estamos conteniendo una situación”. ¿Qué significan esas palabras? ¿Es una amenaza? ¿Cuál es la “situación”? ¿Qué ocurrirá si se deja de “contener”?

En la misma entrevista, de principios de diciembre, la intendenta matancera advierte que “hay una situación muy compleja” y que “la gente no está llegando a diciembre”. Otra vez: ¿Se esconden en sus palabras algún ultimátum concreto?

Como sea, Macri acumula en su cabeza los comentarios de puntuales referentes de la izquierda, suspicazmente cercanos al kirchnerismo. Uno de ellos es el líder de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Juan Grabois, quien consideró hace unos días que "el panorama" social "viene muy feo y en estos días se va a profundizar".

A ello se suman los contactos tan repentinos como subrepticios entre Eduardo Duhalde y Hugo Moyano, dos de los que ayudaron a poner fin al gobierno de Fernando de la Rúa en 2001. ¿De qué hablan tanto? ¿Por qué han decidido retomar diálogo?

Ver además: Macri sospecha que el kirchnerismo quiere desestabilizarlo

Ciertamente, no hay elementos firmes en el gobierno para sostener la idea del golpe en ciernes, pero las sospechas están a la orden del día.

“Si tiene cuatro patas y ladra, es un perro”, le dijo Elisa Carrió al propio Macri durante la semana en una conversación privada. De hecho, la líder de Coalición Cívica no tiene dudas al respecto: luego de lo sucedido en el Congreso de la Nación aseguró que, "en términos jurídicos, a eso se le llama Estado de hecho, que no es ni más ni menos (que) apartado del derecho. Eso se llama golpe de Estado".

En ese contexto, en las últimas horas, la quinta familiar Los Abrojos de la familia Macri vio reforzada su seguridad a partir de versiones sobre un posible ataque. Está ubicada en otro lugar álgido de conurbano: Los Polvorines, municipio de Malvinas Argentinas.

Fue luego de que el intendente de ese terruño, Leonardo Nardini, denunciara puntuales incitaciones a la violencia en las redes sociales ante el fiscal federal Paul Starc y pidiera que se "identifique a las personas o grupo de personas físicas responsables o intervinientes en las publicaciones a través de la División CiberCrimen de la Policía Federal Argentina".

El ministro de Seguridad de Buenos Aires, Cristian Ritondo, aportó lo suyo al reforzar la seguridad de la quinta de la familia Macri a partir de un pedido del subsecretario de seguridad distrital, Jorge Cancio.

El clima está espeso, caldeado. Todo parece a punto de ebullición. Pero… ¿no es así diciembre, acaso?

Aún permanecen frescos los inquietantes recuerdos de 2001. No dejan de ser relativamente recientes.

Por eso, en ese marco, el gobierno ha optado por adherir a aquel viejo refrán, siempre vigente: “Mejor prevenir que curar”.