Lobesia Botrana: la plaga que tiene en cuarentena a toda la provincia

La Polilla de la Vid ya está presente en casi el 100% de la superficie cultivada con uva. USA la erradicó con el mismo método que se aplica en Mendoza, pero acá apenas pueden controlarla.

Lobesia Botrana: la plaga que tiene en cuarentena a toda la provincia

Por:Ana Montes de Oca
Periodista

La Lobesia Botrana, o Polilla de la Vid, llegó a Mendoza hace unos 7 años y se ha convertido en una plaga que afecta seriamente a la producción local, simplemente porque no se la tomó en serio.

Es vox pópuli que la Lobesia entró a Mendoza a través de una máquina cosechadora que llegó desde Chile (donde había presencia de la polilla desde el 2008) y que no fue correctamente examinada. Recién en 2010 se detectó, pero para entonces ya había daños visibles. Esto colaboró en que no se tomaran medidas tempranas para evitar su expansión. Ahora, Mendoza tiene todas sus zonas viñateras con presencia de polilla y los tres oasis en cuarentena.

Esta plaga, que afecta principalmente a las vides, apareció primero en Chile, luego en Estados Unidos y finalmente en Argentina. De los tres países, Estados Unidos logró en 2016 declarar la erradicación de la polilla luego de 8 años de tratamientos que son prácticamente iguales a los que se están aplicando en Mendoza, pero recién desde hace un par de años.

¿Ignorancia o incredulidad?

Según Alejandro Quiroga, gerente agrícola de la firma Juviar (que trabaja con vinos y mostos para exportar), “al principio yo era medio incrédulo del daño que podía causar, y ahora todavía hay muchos productores que no terminan de ver lo peligrosa que es esta plaga”.

Guillermo Azzin, quien está a cargo del programa de lucha contra la Lobesia en Iscamen, aseguró que “hay productores que vienen a preguntar qué le pasó al racimo con las polillas colgando”. Pero agregó que no se trata de falta de comunicación o de capacitación sino más bien de una actitud de los productores de no comprometerse con la lucha: “la mayoría llega a pedir ayuda recién cuando han tenido un mínimo del 50% de pérdidas”.

USA versus Argentina

Si bien ambos países aplicaron las mismas metodologías para combatir la polilla, Estados Unidos logró finalmente su erradicación por dos factores determinantes: no dejaron un metro sin controlar y contaron con la tecnología para hacerlo en tiempo y forma.

El protocolo consiste en 4 puntos principales:

Trampas con cebo para determinar la población de la plaga (las polillas quedan pegadas y se puede hacer un cálculo de cuántas hay en la zona)

Declaración de área en cuarentena (lo que significa tomar medidas extremas en cuanto a control de maquinaria, herramientas, residuos, tratamientos de uvas frescas, traslado entre distintas zonas e incluso erradicación de viñedos abandonados y hasta fumigación de campos incultos donde la Lobesia podría albergarse).

Difusores de feromonas (que confunden al macho y evita el apareamiento).

Fumigaciones aéreas masivas.

(Datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos)

Los difusores de colocan cada 30 metros  cuadrados

Entre Mendoza y Napa Valley no hay muchas diferencias pero las que hay son más que importantes, principalmente, porque quedan muchos “blancos” sin tratamiento. Por un lado, a pesar de que el gobierno nacional entrega gratuitamente los difusores de hormonas a los productores, muchos de ellos no los colocan ya sea porque no han visto daños en sus vides o porque sencillamente no tienen la capacidad económica para hacerlo. “Una finca pequeña de unas cinco hectáreas necesita al menos dos jornaleros para colocarlos y no todos tienen el dinero para pagarlo” aseguró Alejandro Quiroga. “También hay productores que se resisten porque dicen que ellos se toman el trabajo o pagan por colocarlos y el vecino no, entonces para qué van a hacerlo”, apoyó Azzin.

“En Estados Unidos no sólo tienen tecnología mucho más avanzada que ayuda a la colocación sino que, además, las políticas son mucho más duras”, agregó el encargado del programa de Iscamen.

Lo cierto es que acá, supuestamente se multa a quienes hayan retirado los difusores y no los hayan colocado, pero en la realidad esas multas no prosperan y no se obliga a los dueños de finca a controlar la plaga. 

Por otro lado, hay mucho campo abandonado por la situación económica. “Hay cerca de 30 mil hectáreas de viñedo en abandono (de unas 160 mil), Iscamen lanzó un programa de erradicación voluntaria, esto significaba que los productores sólo tenían que inscribirse para que nosotros nos hiciéramos cargo de poner los difusores o hacer la pulverización necesaria, y sólo se inscribieron 10. Decían que tenían miedo de que les usurparan las tierras”, precisó Azzin.

La diferencia con Napa es que no se le consultó a nadie. Pulverizaron y listo.

Los aviones pulverizan en zonas abandonadas, pero no es suficiente

El otro punto “blanco” que queda son las zonas que, por ley, no pueden pulverizar los aviones de Iscamen. Desde el mes pasado existe la controversia de que si los productos que se usan son tóxicos para las personas (a pesar de que están catalogados como “Banda Verde”), es decir, con la menor toxicidad detectada, y hay algunas denuncias de que los aviones fumigaron en lugares prohibidos.

“Nosotros cumplimos con la ley y se puede ver en los mapas que se cumple la restricción de los 200 metros para las zonas pobladas, escuelas, cauces de agua y todo lo que hay que evitar” aseguró Azzin. Lo cierto es que en esas zonas también hay polilla y ahí depende del productor hacer la pulverización terrestre, pero tampoco la hacen todos.

En cuanto a los controles para evitar la propagación y las declaraciones de cuarentena, es igual en Napa que en Mendoza. “A mi una vez me hicieron bajar unos tachos de cosecha que llevaba del Valle de Uco a Lavalle porque estaban sucios”, contó Quiroga. Los controles en este sentido son exhaustivos.

Finalmente, la fumigación aérea también se hacen en Napa con los mismos productos que se utilizan acá, pero allá no tienen las restricciones respecto de las zonas semi pobladas.

Las líneas verdes muestran donde se pulverizó, las azules, donde pasó el avión.

Números alentadores

Desde que se hicieron las primeras detecciones de Lobesia en 2010 (aunque se calcula que la plaga ya estaba desde hacía al menos un año), la provincia ha tomado algunas medidas para controlarla, pero tal vez por esa incredulidad de que “acá el clima no favorece a los bichos”, la plaga se propagó alarmantemente.

“En 2010 había un total de 10 mil hectáreas afectadas. Hoy tenemos 150 mil, es decir, casi el cien por ciento de la superficie cultivada con vid”, indicó Azzin.

De los tres oasis, el menos afectado es el Sur que, si bien está en cuarentena, se calcula que para el año que viene se pueda sacar de ese estado a dos o tres distritos. “Los números del sur son muy alentadores teniendo en cuenta que sólo llevamos dos años de tratamiento exhaustivo”, aseguró Azzin.

Lo cierto es que la Lobesia está presente en casi todo el campo mendocino y, si bien se mantiene controlada “por debajo del daño económico” es decir, que no afecte tanto a la cosecha, el promedio es de un 30% de pérdida de producción, habiendo fincas que perdieron hasta el 70%.

Muchos productores y expertos consideran que la única manera de erradicarla es a través de machos estériles, como se trató la Mosca del Mediterráneo en los frutales, pero además de demandar una inversión extraordinaria, “hay que tener en cuenta que la mosca se viene combatiendo desde hace 20 años y todavía hay zonas con presencia”.

Lo cierto es que Iscamen puede controlar pero sin la ayuda y el compromiso de ellos, no se puede combatir. Y al haber perdido el estatus de tener los vinos más orgánicos del mundo, se pueden sumar bajas en la calidad y pérdidas de mercado por el uso de fitosanitarios.