El lado oscuro del gradualismo

El lado oscuro del gradualismo

Por:Miguel Angel Rouco (*)

 La falta de un ajuste fiscal y la suba del gasto público, el déficit y la inflación desde diciembre de 2015, revelan el fracaso de la política gradualista ejecutada por la administración Macri.

La falta de un diagnóstico económico preciso de la situación heredada del régimen kirchnerista y los yerros propios del actual gobierno, son algunas de las causas de la actual parálisis económica.

Pero hay un elemento que muestra el saldo negativo de la gestión del Presidente Macri: la pérdida de puestos de trabajo y empresas en el sector privado.

Las últimas estadísticas oficiales muestran que a fines de 2016, hay 68.314 empleos privados y 4.482 compañías menos que en diciembre de 2015. Lo único que puede mostrar Macri es un aumento de la dotación en los planteles del Estado que engrosan la burocracia y profundizan el déficit fiscal.

La gestión de Macri no brinda por ahora resultados alentadores.

En el manejo de la política económica, queda demostrado que el gobierno privilegia sus necesidades políticas antes que el interés general.

El argumento oficial del gradualismo era que no se podía hacer un ajuste fiscal porque iban a quedar muchos empleados públicos sin empleo. Con las políticas gradualistas, los que fueron a la calle, fueron los trabajadores privados, mientras las plantillas estatales crecieron, ampliando el rojo fiscal.

No es un tema menor. Se trata de empleos registrados que cotizan en la seguridad social, se trata de cobertura social para sus familias. Se trata de empleos que generan riqueza.

El gradualismo significa más burocracia y menos empleos productivos, el saldo negativo de la política económica del macrismo.

La inflación no cesa y parece que no va a poder cumplir el Gobierno con la meta del 17% para este año.

En paralelo con estos números, la facturación de las principales cadenas comerciales se encuentran 20 por ciento por debajo de la suba de precios.

Esto también pone de manifiesto que la economía no se va a recuperar de la herencia kirchnerista hasta tanto las actuales autoridades lancen un plan que derrote a la inflación y las causas que la generan.

La caída en el sector industrial es despareja pero en promedio la actividad manufacturera no muestra signos de recuperación por las mismas razones.

En el medio, el desconcierto entre la Casa Rosada y el Banco Central es llamativo. La lucha solitaria de la autoridad monetaria frente a la inflación, una política fiscal inconsistente y una política cambiaria que no termina de dar certidumbre.

Los esfuerzos por contraer la liquidez excedente no son acompañados por una política fiscal contractiva, lo que genera una vorágine de endeudamiento público que alimenta la oferta de divisas y deteriora el tipo de cambio.

De allí que las declaraciones del presidente del Banco Central planteando un deseo de una relación creciente en el ratio Reservas/PIB para alcanzar el 25%, haya acelerado algunas compras marginales.

Pero el mercado sobreactuó. Ni el BCRA va a salir a intervenir en el mercado ni tampoco, va a comprar 25.000 millones de dólares porque no tiene con que hacerlo, a menos que se convalide un proyecto devaluatorio, algo que no se percibe en lo inmediato y que sólo habría que imaginarlo para después de octubre y ante la eventualidad que los mercados internacionales le cierren las puertas al país.

Por ahora, los antojos políticos de la Casa Rosada han maniatado a la economía, al menos hasta octubre. Macri ha despilfarrado sus dos primeros años de gestión. Este dato lo tienen en claro en los principales escritorios del país y del mundo. De allí que la economía no arranca y las inversiones no llegan.