Macri debe dar respuestas a los problemas económicos antes que nada

Macri debe dar respuestas a los problemas económicos antes que nada

Por:Ernesto Behrensen (*)

El presidente Mauricio Macri deberá, en las próximas semanas, dar respuestas a los crecientes problemas económicos -y encaminar las falencias demostradas a la hora de implementar el aumento de las tarifas- para poder así afrontar los desafíos políticos electorales del año próximo.

A casi nueve meses de asumir, el gobierno se encuentra en una situación delicada donde debe encontrar el equilibrio entre la falta de tiempo (o el tiempo desperdiciado) y la necesidad de dar respuestas a las expectativas económicas y de preparar una estrategia para las elecciones de medio término.

La obsesión oficial pasa por generar un clima positivo, según el cual la sociedad "comprende" el estado en el que recibió el gobierno y "acepta" las medidas que se adoptan para revertir la situación. También se intenta instalar una sensación de "buena onda" en cuanto a las inversiones que se realizan y a lo "bien que se gestiona". La realidad de los indicadores económicos es otra.

Según reconoció el propio Indec, la actividad económica cayó un 4,3 por ciento respecto al año pasado y un 1,3 por ciento en lo que va del año, la facturación de los supermercados subió por debajo de la inflación y la balanza comercial tuvo un superavit, pero con fuerte caída en el volumen. Y el desempleo y subocupación afectan a más del 20 por ciento de la población que trabaja en blanco, con epicentro en los grandes centros urbanos.

Para la Universidad Torcuato Di Tella, la confianza de los consumidores en la economía cayó. Para el Centro de Estudios Económicos de Osvaldo Ferreres, la caída del PBI es en julio del 5 por ciento y la inversión bruta se derrumbó en ese mes casi un 10 por ciento.

La inflación proyectada en agosto es de menos del 1 por ciento, pero como consecuencia del freno en el aumento de las tarifas.

El gobierno mostró con este tema una incompetencia directamente proporcional con la forma eficiente con la que actuó en la salida del cepo y el pago a los holdouts.

Tras el fallo de la Corte Suprema, que suspendió el aumento en el gas para los usuarios residenciales, el gobierno se vio obligado a convocar a una audiencia pública, pero parece no haber aprendido de sus errores.

La convocatoria inicial del 12 de septiembre se tuvo que postergar cuatro días porque coincidía con un encuentro de cientos de CEOs de las principales empresas del mundo. Ni siquiera pudieron prever eso antes de anunciarlo.

Es la misma actitud que se tuvo desde el Ministerio de Energía a cargo de Juan José Aranguren por abril, cuando las empresas involucradas en el aumento se enteraron de las medidas minutos antes de su anuncio, pese a los reclamos para ser escuchadas.

La improvisación llevó al absurdo de que las empresas distribuidoras tengan que enviar cuatro facturas de un mismo bimestre por las idas y vueltas del gobierno.

Ahora, el gobierno dice que propondrá topes del 300 por ciento en los aumentos del gas...

Una vez más: porqué no se hizo antes. Abril no es agosto y el bolsillo y el humor de los argentinos tampoco.

Desde el propio PRO, se reconoció ante empresarios que el cambio "no va a la velocidad de la expectativa de los argentinos". Los hombres de negocios, reunidos en el Consejo de las Américas pasaron sus expectativas de crecimiento para el 2017 y reclamaron medidas concretas para invertir.

La "lluvia de dólares" prometida en campaña no llega, pese a los anuncios oficiales sobre "miles de millones" que ya están en marcha.

Las principales espadas macristas se preocupan por dar mensajes tranquilizadores ante la andanada de críticas de la oposición. El cuestionamiento más directo llegó desde La Pampa, donde un ministro afirmó que en Cambiemos "no estaban preparados para gobernar".

En ese marco, mientras el gobierno busca dar respuestas a las exigencias económicas, los tiempo electorales ya están en marcha.

Con un peronismo en proceso de reagrupamiento y un kirchnerismo activo, desde Cambiemos comenzaron a dar señales de su interés por el armado político.

El viernes, en San Juan, se reunieron dirigentes del PRO de todo el país para reforzar el clima de unidad y buscar una estrategia para el año próximo.

"Acá está la mejor gente para convencer a los sanjuaninos de que es el mejor rumbo y estoy seguro de que vamos a ganar las elecciones y vamos a tener más diputados", auguró el ministro del Interior Rogelio Frigerio.

Ese es el desafío del gobierno para el 2017: sumar legisladores en un Congreso donde está en franca minoría.

Y el principal distrito en esa búsqueda será la provincia de Buenos Aires.

"Las elecciones del año próximo serán un plebiscito de la gestión de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. El ciudadano te vota de acuerdo al contexto económico", reconocen en el entorno macrista.

Ya comenzaron a barajar nombres como el de Esteban Bullrich, Jorge Macri y Facundo Manes. Se especula con una alianza con la dirigente del GEN Margarita Stolbizer. Y sobre los escenarios electorales.

Así, en el PRO ven como adversarios al massismo, al peronismo y al kirchnerismo, en ese orden. Las denuncias de Elisa Carrió contra Sergio Massa por los contratos con las empresas de Lázaro Báez apuntan esa visión.

Pero Cambiemos incluye también a la UCR y a la Coalición Cívica.

Y allí las cosas no están tan bien. Al descontento de los radicales se suma el reclamo de las huestes de Carrió de "mayor integración". Tras quedar afuera del "timbreo" de la semana pasada, Carrió se mostró con Vidal en un acto público. Esas señales de las cúpulas deberá llegar a las bases que conforman Cambiemos.

"Cambiemos tiene grandes desafíos por delante. Primero consolidar este espacio de cambio para la Argentina", admitió Frigerio en San Juan.

El debate "desestabilizador", en el que se enfrascaron el gobierno y el kirchnerismo, poco ayuda.

La marcha de la "resistencia" contra Macri convocada desde el kirchnerismo suena a exagerada, como así también las declaraciones oficiales alertando sobre un plan para que el gobierno "se vaya antes".

Es un juego peligroso, en el que el gobierno no debería entrar si pretende resolver los problemas de los argentinos y aspirar a tener un futuro promisorio.

(*) Especial para Mendoza Post