El plan de CFK para minimizar la muerte de Nisman

Cuál será la estrategia de Cristina Kirchner para minimizar el impacto que generó la muerte del fiscal Nisman. Victimización y acusaciones de “golpe”.

El plan de CFK para minimizar la muerte de Nisman

Por:Christian Sanz
Secretario Gral. de Redacción (click en autor)

En la extensa misiva que Cristina Kirchner escribió este lunes, apenas hizo referencia en la figura del fallecido Alberto Nisman y, por el contrario, se dedicó a mencionar vetustas anécdotas de su propio pasado, esas que a pocos le interesan.

Nombró a “Clarín” dos veces mientras que al fiscal solo lo referenció en tres oportunidades, ninguna para apiadarse de lo que le ocurrió. En la misma carta, mencionó la palabra “casualidad” ocho veces.

Lo antedicho permite entender, de alguna manera, qué hay en la cabeza de la jefa de Estado y, lo que es más importante, cómo enfocará el gobierno su estrategia discursiva en los días subsiguientes.

En principio, se buscará derribar la imagen inmaculada de Nisman que apareció luego de su muerte. 

Parte de ello ya pudo verse anoche mismo en el oficialista programa televisivo 678.  

Después de muerto, Nisman seguía siendo cuestionado por los medios oficialistas

A diferencia de Néstor Kirchner, Cristina jamás confió del todo en el fiscal especial del caso AMIA y siempre tuvo reparos respecto de cómo llevaba adelante el expediente ad hoc.

Por ello, no fue casual que en su descargo de anoche la mandataria mencionara la expresión “encubrimiento” unas 15 veces. Fue, por lejos, el vocablo más pronunciado por ella.

En ese contexto, a partir de hoy, las usinas gubernamentales se enfocarán a mostrar cómo Nisman fue influenciado, tanto por la embajada de Estados Unidos, como los servicios de inteligencia vernáculos a la hora de avanzar en la causa AMIA.

Los medios oficialistas serán los encargados de diseminar esa información, basados principalmente en puntuales cables revelados por Wikileaks.

En otro orden de cosas, Cristina está convencida que la avanzada del fiscal especial sobre su persona tiene un autor: el ex director de Operaciones de la ex SIDE, Antonio Stiusso.

“¿Quién fue el que ordenó volver al país al fiscal Nisman el día 12 de enero, dejando inclusive a su pequeña hija sola en el aeropuerto de Barajas, interrumpiendo vacaciones familiares y licencia en el trabajo que había comenzado el 1º de enero y que debían finalizar más allá del 20?”, escribió anoche la presidenta, en obvia referencia a Stiusso.

El dato no es menor: Nisman salió hacia España junto a su hija el 1º de enero y tenía pasaje de regreso a la Argentina el 23 del mismo mes. Sin embargo, decidió volver antes, el 12 de enero. Un día más tarde, el 13, presentó la escandalosa denuncia.

Esas sospechas motorizaron incluso a altos directivos de la DAIA, quienes se reunieron con el propio fiscal y le preguntaron por qué hizo su presentación durante la feria judicial y, lo más importante, por qué entregó la denuncia sin aportar la prueba fundamental: las escuchas que juraba poseer.

El gobierno intenta determinar por qué Nisman volvió antes de sus vacaciones

Por el mismo motivo, la jueza María Servini de Cubría no habilitó la feria: porque Nisman no había entregado la evidencia que sostenía y justificaba su denuncia.

Meter la duda

La segunda pata de la estrategia oficial está enfocada en minimizar la muerte del fiscal. Basta releer la carta de Cristina para descubrir cómo, en consonancia con varios de sus propios funcionarios de primera línea, la jefa de Estado insiste en coronar la teoría del suicidio.

Es cierto que la sustentan los estudios preliminares llevados a cabo por la fiscal Viviana Fein, pero también es real que aún restan otros peritajes científicos. Por caso, todavía no se determinó si Nisman tenía o no en sus manos restos de pólvora.

Más temprano, el siempre sospechado Sergio Berni había asegurado que "todos los caminos conducen al suicidio" del fiscal. 

  ¿Por qué el apuro a mencionar ese dato sin tener elementos que lo sostuvieran?  

Durante la tarde de ayer, consciente de las sospechas de la ciudadanía, el Ejecutivo se mostró más cauto y, para no recular, le agregó a la palabra “suicidio” otro vocablo más contemplativo: “inducido”.

Curiosamente, gran parte de la sociedad sospecha lo mismo: que Nisman fue impulsado a matarse por alguien relacionado al kirchnerismo.

No obstante, para el gobierno quien indujo al fiscal a quitarse la vida no podría ser otro que el agente Stiusso quien, dicho sea de paso, se apresuró a dejar el país durante el fin de semana, agregando más sospechas a las sospechas.

Es un dato que da a entender Cristina en su carta. Lo hace al plantear supuestas “casualidades” e “interrogantes”, palabra que mencionó cinco veces.

Cristina presentó una carta autorreferencial, que incomodó a varios de sus propios funcionarios

Pero hay un dato más, que aún no se reveló pero que se verá refrendado en las próximas horas: la presidenta acusará a conspicuos funcionarios norteamericanos por la embestida que le toca en suerte. Hablará de un golpe fallido y de la cercanía de Nisman con la embajada de Estados Unidos.

Ciertamente, son manotazos de ahogado frente a un hecho que erosiona fuertemente el tramo final de su propia gestión. Algo impensado para Cristina, quien tenía todo planificado para su retirada del poder. Al menos, creía tenerlo.

Isabel Allende es quien mejor define lo que hoy debe sentir la presidenta: “Mi pasado tiene poco sentido, no veo orden, claridad, propósitos ni caminos, sólo un viaje a ciegas, guiada por el instinto y por acontecimientos incontrolables que desviaron el curso de mi suerte.”