Ramón (Chas)Carrillo: El hospital que es un chiste

Escenografía para grandes actos de cortes de cintas, nada más que eso es el hospital de Las Heras. Impoluto, y casi vacío.

Ramón (Chas)Carrillo: El hospital que es un chiste

Por:Ana Montes de Oca
Periodista

En estos días de agobiante calor, si vivís por Las Heras, podés ir a pasear por el Hospital Ramón Carrillo: es silencioso, limpio y tiene un aire acondicionado espectacular. Pero si estás enfermo y precisás atención, mejor andá a los hospitales antiguos.

Se pueden caminar kilómetros enteros por los pasillos del Carrillo sin encontrarse con persona alguna. Decenas de puertas cerradas con llave donde adentro no hay nada, pero que están muy bien señalizadas con aquello que, en junio, “inauguró” el gobernador Francisco Pérez en su segunda etapa. Esa sería la segunda vez que se cortaron cintas ya que la institución fue inaugurada (aún sin cloacas) como parte de los actos del Bicentenario, el 24 de mayo de 2010, por el entonces gobernador Celso Jaque junto al ministro de salud de la Nación y el intendente departamental Rubén Miranda.

Al parecer por esos días del año pasado alguien pensó que sería genial armar un acto y decir que el hospital sumaba cinco mil metros cuadrados, internación, terapia de adultos, área de cirugía y esterilización. Total, ¿quién se fija después si lo que se dice que inauguran realmente está ahí?

El lugar no tiene terapia de adultos, pero sí el espacio donde algún día tal vez realmente la hagan funcionar. Tiene unas cuantas habitaciones para internación pero sólo una parturienta ocupaba una y el resto permanece cerrado con llave. ¿Habrá camas al menos?

El día que lo inauguraron, Miranda midiendo  Jaque.

Tiene también el área de cirugía y esterilización: enormes salas con ventanales por los que se puede ver un piso muy limpio y algunas cajas.

Primero se inauguró como hospital polivalente y luego lo catalogaron como materno infantil, pero no pueden hacer cesáreas porque, si bien hay consultorio de cirugía, no hay quirófano.

Tampoco realizan ecografías, porque hace cinco meses se rompió el aparato, como lo cuenta una empleada en el siguiente video:

"Hace cinco meses que no anda el ecógrafo" dijeron en el hospital.

En junio, Pérez dijo "el Carrillo servirá para descomprimir el Lagomaggiore, ya que atenderá 2000 partos normales al año y además brindará la posibilidad, por primera vez en un hospital público, de que el padre pueda presenciar el parto". Nótese que aclaró “partos normales”. Y respecto a la presencia del padre es un derecho que no se puede negar. Hacerlo es violencia obstétrica, algo penado en la nueva ley de violencia de género.

Por los pasillos

El Carrillo costó hasta ahora unos 80 millones de pesos y es el primer hospital que se construye en la región en cerca de 20 años. Es un laberinto limpio, luminoso y con buenas intenciones. Hay, por ejemplo, un enorme espacio con la estructura puesta para que allí funcione un buffet, pero los pacientes que van allí por ahora deben contentarse con un puestito que en la puerta del hospital vende alguna que otra gaseosa apenas fría.

Hay también, al fondo de uno de los largos corredores, un saloncito cuadrado, vacío, sin nada de nada, señalizado como “Oratorio”. 

Por ahora habrá que rezar parado y a la nada misma porque tampoco hay cruz, ni estrella, ni luna.

En la administración también existen varias oficinas sin escritorio, y aquellas donde alguien trabaja están ocupadas sólo en la mañana, porque de tarde no hay empleados administrativos.

Tampoco autoridades. Después del mediodía, apenas queda un guardia de seguridad, y él mismo señala que quien queda a cargo del hospital es el médico de guardia. El video que sigue da una idea del "funcionamiento" del hospital.

Una guardia colapsada por huevadas

Mariano Olmedo es médico emergentólogo, trabaja hace cinco años en el Carrillo y es, en el momento de la entrevista, la máxima autoridad a cargo.

El joven doctor explica que por ahora el hospital tiene un pequeño porcentaje activo y otro que no, y aclara que lo que diferencia a esa institución de un centro de salud es que hay internación para partos y neonatología.

También comenta que hay consultorio de cirugía, pero no hay quirófano y tranquiliza apenas, acotando que ante una urgencia, hay una ambulancia y un chofer disponible las 24 horas para traslado.

Olmedo aclara que la ambulancia de traslado va sin médico ni enfermero, pero en casos graves se llama a una ambulancia del SEC que llega rápido ya que la base está detrás del hospital.

En esa guardia se atienden cerca de 200 personas por día. Luego del mediodía y a la noche es cuando más se trabaja. 

Sin embargo, poco pueden hacer los médicos cuando la urgencia colapsa ya que no hay un sistema que derive como corresponde a los pacientes y terminan atendiendo bajo el único parámetro del orden de llegada lo que, en ocasiones, puede complicar el estado de otro paciente y la reputación del médico.

La inauguración de la segunda etapa.

Olmedo asegura que cerca del 20% de los que van a la guardia tienen realmente una urgencia. “Hoy por ejemplo atendí un paciente que vino con una mioclonía de hace tres días. Traducido, es que hace tres días le tirita el ojo. Hace tres días, pero hoy vino a la guardia. Más tarde vino otra paciente para que le haga de nuevo una receta que se le venció en junio del año pasado. Vienen a que les leas radiografías, a que interpretes estudios, a que les veas heridas de hace tres cuatro o cinco días y no podés dejarlos sin atención porque vos no sabés de antemano si es grave o no. El problema es cuando estás atendiendo a uno de estos y alguien viene con un problema serio y espera”.

En este sentido, adelantó que hay un plan que ya está en marcha para que en esa guardia se implemente un sistema conocido como RAC (Recepción, Admisión y Clasificación) donde personal capacitado específicamente recibe a la gente y en base a algunos parámetros básicos establece el orden de prioridades y deriva, ya sea a la urgencia, a la emergencia o al consultorio externo.

Consultorios externos, turnos y burocracia

El Carrillo tiene consulta con médicos de diversas áreas: hay clínica, neumonología, psicología, odontología, pediatría y otras especialidades.

Pero no todos trabajan todos los días y los pacientes comentan que sacar un turno es una burocracia.

“Acá tenés que venir a las seis de la mañana para sacar un turno de lo que sea porque aunque cada vez viene menos gente porque ya se han cansado, dan muy pocos turnos. Hay especialidades que atienden algunas veces por semana y no demasiadas horas” comenta Carmen, mientras espera que la atienda la psicóloga.

Otro tema son los pediatras. En el hospital sólo se atiende a niños enfermos, no se hacen controles de niño sano porque para eso están las salas de salud (que por esa misma razón están más colapsadas que el hospital).

Por otro lado, cuando se saca turno con el pediatra hay que llevar a los niños a las 16. A esa hora, una enfermera pesa y mide a cada niño, toma nota de los síntomas y luego entrega la planilla de todos los pacientes al médico para que él evalúe a quién se atiende primero, ya sea que tuviera turno a las 17 o a las 20.

Policías versus pacientes

Otra de las quejas recurrentes de quienes se acercan al hospital, es el maltrato por parte de los policías y la gente de seguridad privada, sobre todo, en la guardia en horas de la noche.

Y no debe ser una exageración ya que en los pasillos del hospital se comenta de varios cambios de empresa de seguridad en los últimos tiempos, y se habla tanto de los conflictos con la gente como de falta de pago por parte del gobierno.

Lo cierto es que en octubre, una señora que había ido con sus nietas afiebradas para que las vean en la urgencia, relató que le cerraron la puerta en la cara y cuando comenzó a gritar la sacaron a la calle y la querían llevar detenida. La indignación fue tal que los otros pacientes que esperaban la defendieron hasta que la soltaron, pero el video con la grabación de lo que pasaba se viralizó en las redes sociales.

Un niño muerto y encima negado

Benjamín Isaías Gómez Herrera nació el 10 de julio de 2013 con síndrome de Down y una severa cardiopatía. A los cinco meses de nacido le hicieron una operación a su corazón que duró siete horas. Doce días después le dieron el alta.

Este era Benjamín.

Así empezó un sinfín de bronquitis y neumonías que se alternaban atacando los pulmones de Benjamín hasta que el 13 de julio del año pasado, quedó nuevamente internado en el Notti y le volvieron a dar el alta once días después, el 24 de julio.

Dos días más tarde el bebé tenía diarrea y vómitos, la familia decidió llevarlo al Carrillo que está a dos minutos y cuando están subiendo al auto la abuela notó que tenía los labios morados.

“Cuando llegamos a la guardia nos atendió una mujer de seguridad. Yo le dije que mi nieto estaba con los labios morados y me dijo que espere porque eso no era una urgencia. Entonces empecé a los gritos y justo pasó una doctora que cuando lo vio hizo pasar a mi nuera con el bebé”.

El relato de la abuela, Mónica Domínguez, se pone peor: “Mi nuera en un momento me llama (yo estaba afuera) y me dice que no le están haciendo nada el nene, que le pusieron oxígeno pero que el chico apenas respiraba, y que le querían poner un suero pero no le encontraban vena porque entre la operación y las internaciones ya las tenía todas lastimadas. Me contó que en un momento empezó a saltar en la cama y que la doctora le dijo que era normal por la fiebre”.

Una hora después el niño fue trasladado al Notti. Detrás de la ambulancia iban Mónica y su marido en su auto. Vieron cómo los médicos se abalanzaron sobre esa camilla donde Benjamín convulsionaba y una doctora le dijo a la madre que eso no eran convulsiones sino un infarto

Poco después les informaban que el niño había muerto y, lo peor, los acusaron de llevar al niño muerto en el auto.

El Notti no tiene registrada la entrada de la ambulancia del Carrillo. El certificado de defunción dice “muerte dudosa” y la necropsia data de infección pulmonar y derrame cerebral por infartos. La familia de Benjamín está en juicio con el Notti.

El expediente de Benjamín tiene 600 páginas. Más del doble de los días que vivió.