Al mendocino Fábrega lo denuncié por "cuevero" y terminó en "La Rosadita"

Al mendocino Fábrega lo denuncié por "cuevero" y terminó en "La Rosadita"

Por:Christian Sanz
Secretario Gral. de Redacción (click en autor)

En octubre de 2014 decidí denunciar al entonces presidente del Banco Central, el mendocino Juan Carlos Fábrega, por haber permitido a su hermano «habilitar» una cueva financiera ilegal, donde se movieron «en negro» millones de dólares y se cambiaron cheques millonarios.

En esos días, no casualmente, fue el fiscal federal Guillermo Marijuan quien pidió abrir una investigación penal contra el ex funcionario, sobre la base de la gran cantidad de pruebas aportadas y, un día después, Cristina Kirchner —entonces presidenta de la Nación— decidió desplazar al funcionario.

Según puntualicé en mi denuncia, Rubén Cleofas Fábrega —hermando de Juan Carlos— era el dueño de una cueva financiera ubicada en la calle 25 de mayo 517 de la Capital Federal y actuaba como "lobbista para el otorgamiento de créditos del Banco de la Nación Argentina". El escrito también menciona la realización de "operaciones clandestinas de mercado de cambio, compraventa de divisas blue y cambio de cheques".

La denuncia que presenté refiere a los delitos de abuso de autoridad, incumplimiento de los deberes de funcionario público, negociaciones incompatibles con la función pública, defraudación y violación de tratados concluidos con naciones extranjeras.

El dato viene a cuento de lo que reveló el «valijero» Leonardo Fariña ante el juez Sebastián Casanello y el propio Marijuán. 

Allí, entre otros exfuncionarios, el exmarido de Karina Jelinek involucró a Fábrega por sus supuestos vínculos con la financiera SGI, más conocida como «La Rosadita».

Más allá de lo que detalló Fariña, siendo que el mendocino fue titular del Banco Nación y el Banco Central, es casi imposible que desconociera lo que allí ocurría. Por ello, Marijuán decidió imputarlo por lavado de dinero.

Lo que hoy ocurre a nivel judicial es el mejor comienzo para empezar a desandar la corrupción que nos legó el kirchnerismo. Sin embargo, nunca debe dejar de tenerse presente que, detrás de todo lo ocurrido, siempre estuvo la mano de Néstor y, luego, de Cristina. Nada se hizo sin que uno y otro supieran.

Más aún, casi todos los involucrados actuaron en nombre y favor de estos.

Con el paso de los años y la aparición de nuevos elementos, esto se verá con sorprendente claridad. Claro... ya lo dijo Borges alguna vez: «El tiempo es el mejor antologista, o el único, tal vez».