Los que se van de la escuela: "Me iba mal, no entendía nada"

La respuesta es multicausal. Para muchos adolescente la escuela "es aburrida"y la educación no es un valor social.

Los que se van de la escuela: "Me iba mal, no entendía nada"

Por:Paola Bruno
Editora

 Diálogo entre profesor y alumno en una escuela mendocina de Guaymallén.

- Alumno: ¿Por qué estudió cinco años en la universidad, si un chofer de colectivos gana más que usted?

- Profesor: Porque me gusta y son cosas distintas.

- Alumno: Yo no voy a estudiar, si no gano plata.

Todo recorte es subjetivo, pero también es una escena que muestra alguna de las vivencias que tienen los alumnos del valor de la escuela secundaria y, sobre todo, del valor de la educación en la sociedad postmoderna. 

Si bien desde la Dirección General de Escuelas (DGE) afirman que creció el número de alumnos que terminó el nivel medio de educación, hay alumnos que dejan la secundaria.

Estudios nacionales indican que la mitad de los chicos argentinos no termina la secundaria. En Mendoza aseguran que no es así, los datos de la DGE indican que en 2012 se quedó en las aulas 98% de los alumnos (instituciones públicas) y que en la actualidad hay 66.646 alumnos de nivel medio. 

Mariana Gómez Centurión es la directora de Educación Secundaria, que accedió a dar los datos actualizados de la provincia y aseguró que, de todos modos, se preocupan por el “pequeño” porcentaje que se va de las aulas.

Los chicos se van de la escuela en primer año.

Para los docentes y especialistas los números no cierran. Son muchos más los chicos que dejan la secundaria en el territorio nacional. “No sé si es la mitad en las escuelas públicas –en las privadas la realidad es distinta- pero son muchos los adolescentes que empiezan primer año y después de las vacaciones de invierno no vuelven”, contó Paula Rodríguez, docente de Comunicación Social.

La pregunta obligada es: ¿por qué los chicos se van del colegio? 

Hay una cuestión multicausal –según explicaron especialistas, docentes, autoridades escolares y gubernamentales y alumnos- pero coinciden en un análisis general (macro) y en tres causas específicas (micro).

La educación no es un valor posmoderno

Para el investigador y psicopedagogo Alejandro Castro Santander, “la educación no es un valor para los chicos, no lo ven como algo positivo que en otros tiempo fue un ascensor social. Hoy la educación no marca la diferencia”.

Mientras que Gómez Centurión reconoció que los adultos han perdido el rol histórico que han tenido en la sociedad. “No estamos ayudando a armar el proyecto de vida de los jóvenes. Los chicos ven que lo exitoso es lo inmediato, que el esfuerzo no sirve; falta la transmisión del valor de la educación. Este es el fracaso de los adultos”, explicó.

Los profesores (de vocación) se muestran preocupados por la situación y también mencionan la “relajación” del sistema educativo. 

“También influyen las enormes posibilidades que tienen para aprobar, sin embargo no son aprovechadas”, relató Patricia Cerimeli, docente de Geografía.

Hoy, en Mendoza, hay alrededor de 132.000 alumnos (incluyendo instituciones públicas y privadas) en la secundaria. Y si bien la mayoría del abandono adolescente se da en los colegios públicos, también hay en las privadas.

Factor económico

Cuando se coloca la lupa sobre los detalles del abandono, Castro Santander señala que los problemas económicos en las distintas comunidades. “Hay familias que necesitan que los chicos se queden en casa cumpliendo tareas domésticas o, directamente, que vayan a trabajar”, enumeró.

Los chicos no ven a la escuela como un valor social.

En este aspecto, la directora de Educación Secundaria coincidió. Gómez Centurión manifestó que este tipo de abandono escolar lo tienen registrado. “Trabajamos con un equipo que va al campo a buscar al alumno, hablamos con los padres y tratamos de reintegrarlo al sistema”, detalló la funcionaria del Gobierno escolar.

Falta de interés

Otro punto importante para analizar es la falta de interés del chico por la escuela. En primera instancia puede ser que le cueste adaptarse al nuevo sistema, que presente muchas dificultades para estudiar, pasa de tener un par de maestros a tener más de una docena de profesores.

Castro Santander señala que la secuencia es la siguiente: tiene dificultad y falta; luego, repite y, finalmente, abandona. 

“Aquí también influye mucho la familia, si no hay una contención el chico termina por dejar la escuela”, enfatizó.

El adolescente, cuando ingresa a primer año, “padece” un cambio de metodología muy duro; básicamente no sabe cómo estudiar, no tiene hábito ni tampoco sabe de qué modo construirlo.

Hace quince años atrás, los alumnos de primer año de la secundaria tenían una materia que se llama “Estudio dirigido” o “Técnicas de Estudio” o “Metodología de Estudio” (el nombre variaba según la institución), que le permitía al chico ir aprendiendo cómo llevar al día las materias. En la actualidad algunas escuelas privadas y de la UNCuyo la siguen enseñando.

Para los chicos la escuela es "aburrida.

Para el especialista en Educación tiene que haber un proyecto que articule primaria y secundaria, que evite el fracaso que lleva al abandono. “El alumno necesita una especia de tutoría para no dejar la escuela en los primeros años, tiene que tener una guía”.

Países como Chile –ejemplificó el investigador y docente- tienen un régimen tutorial desde la primaria. Ecuador también modificó su sistema y para que los chicos no se vayan del aula prioriza al alumno y no solo al conocimiento; “es decir, pone en primer lugar el proyecto de vida de cada persona”, rescató Castro Santander.

Otra pregunta obligada es: ¿dónde se van a insertar laboralmente los alumnos que dejan la escuela? 

Salieron del sistema sin adquirir las competencias comunicativas que hoy exige el mercado laboral (solo por nombrar un ejemplo, idiomas e informática). Empiezan a trabajar informalmente y, luego, es muy difícil salir de ese lugar.

La voz de los chicos

No alcanza solo con decir: “La escuela de antes fue mejor”. A muchos chicos les gusta ir al colegio porque están en contacto con sus amigos pero no para estudiar porque “es aburrida”.

Janet dejó el colegio porque no le interesa y porque tiene que cuidar a sus hermanos mientras su mamá trabaja. 

“Me iba mal, no entendía nada y después tuve que ayudar en mi casa”, contó tímidamente.

Los adolescentes no saben cómo estudiar.

“Yo me levanto temprano, vengo, traigo las cosas, pero me aburro. No me gusta hacer siempre prácticos o contestar preguntas. Después, cuando trabajamos en grupo, siempre son los mismos los que hacen las cosas”, graficó Juan M., que tiene 15 años y, empujado por su familia, sigue en tercer año.

Mientras que para Antonella lo mejor de la escuela es cuando trabajan con la compu. Ella repitió segundo año, pero sigue. “Me costaron mucho lengua y matemática e inglés”, contó.