El Camarista será propuesto por Cornejo la semana que viene. ¿Se abre otra vacante en el alto tribunal? ¿Quién se va?
Sin misterios: Valerio a la Corte mendocina
Todo Cambia. La Suprema Corte de Justicia de Mendoza dejará de tener el “perfume” peronista de los últimos años y estará “moldeada” más al estilo de mano firme que quiere el gobernador Alfredo Cornejo, en medio de un debate que ya es nacional sobre el pobre papel de muchos jueces a la hora de defender a las víctimas de la inseguridad.
Los magistrados están en la mira, por lo tanto, no hay mucho margen político para resistir los avances, en el “garantismo” que dominó la escena tribunalicia en los años de kirchnerismo.
La semana que viene, el gobernador Cornejo enviará Senado el pliego del camarista José Valerio, de la Segunda Cámara del Crimen, para ingresar al alto tribunal mendocino en reemplazo de un antiguo radical, Herman Salvini (84), quien renunció por razones de salud.
Antes de que termine su mandato, Cornejo podría tener un lugar más en la Suprema Corte, si es que se efectiviza la renuncia del juez Pedro Llorente, hoy presidente del tribunal. Llorente ya ha dicho que no seguirá como titular de la Corte más allá de diciembre de 2017, mientras algunas voces aseguran que su salida tiene fecha en la misma época.
Obviamente, la nueva vacante de la Corte producida por la jubilación de Salvini le servirá al gobierno para colocar un “contrapeso” de los tres jueces de ADN peronista que hoy están en el tribunal máximo de Mendoza, y que fueron ingresados durante los gobiernos de Celso Jaque y Francisco Pérez. Ellos son Mario Adaro, Julio Gómez y Omar Palermo, quien además es el jefe intelectual del garantismo que ocupó lugares de preponderancia en los tribunales de Mendoza, sobre todo en varias cámaras penales donde hay jueces -y juezas, básicamente- que responden a Palermo.
La movida de incorporar a Valerio tiene varias explicaciones, pero la principal es la que brinda la inseguridad: Cornejo quiere un juez de mano firme con el carácter suficiente como para confrontar con Palermo, y que el tribunal vaya de a poco empujando fallos más duros contra los delincuentes. La idea es confirmar -en la práctica- una aplicación efectiva de la docena de reformas que el gobernador ha impulsado, entre ellas las nuevas condiciones de prisión preventiva, oralidad en los juicios, más rapidez para las causas con cambios organizacionales, dureza en la ejecución penal, la aplicación de la "reiterancia", y otras medidas que chocan de punta con el garantismo, sobre todo con aquel que resulta abolicionista. Valerio mismo ha sido consultado, igual que el nuevo Procurador Alejandro Gullé, para la confección y redacción del nuevo andamiaje penal con que Cornejo busca frenar la puerta giratoria, y que los delincuentes queden del lado de adentro de las prisiones.
Hay un motivo más que justifica la elección de Valerio, aunque nadie lo va a reconocer: dicen que es el verdadero jefe de la “orga” judicial radical, abogados que además comulgan con un espíritu más punitivo que permisivo respecto de la delincuencia. Se trata de un grupo de jueces, letrados y funcionarios que comparten ideas y mucha información sensible, obtenida en mentideros de los espías que hasta poco se compartía discretamente los jueves al atardecer, dos veces por mes, en la confitería del club Mendoza de Regatas. Aunque Valerio en persona nunca estuvo en esas reuniones.
Hubo quienes sostenían al abogado Gustavo Castiñeira de Dios como otro de los candidatos a la Corte. Pero ya concursa por una vacante en la Cámara Federal de Apelaciones.
El nuevo juez
El camarista penal José Virgilio Valerio (62) es de muy bajo perfil. No suele hablar con la prensa. Pero tuvo momentos de exposición semanas atrás, cuando su vivienda fue objeto de un asalto violento en Vistalba. En esos días de convulsión, no hace tanto, el juez participó incluso en reuniones entre vecinos y funcionarios.
Valerio no es justamente un garantista. Por el contrario, muchas de las publicaciones en el Instituto de Altos Estudios de Derecho Penal y Derecho Procesal Penal Comparado que presidió hasta hace poco, son críticas del garantismo que profesó el grupo Justicia Legítima, aquellos jueces y fiscales de corte kirchnerista que promovió abiertamente una política de amnistía a la delincuencia, alineados con “el proyecto”.
Es interesante ver la lista de los socios fundadores del Instituto que Valerio presidió hasta hace poco. Además del futuro miembro del máximo tribunal, están el flamante Procurador Alejandro Gullé, el ministro de Seguridad Gianni Venier, el fiscal Gustavo Fehlmann, que es candidato a un tribunal federal local. Y que está enredado en una denuncia de acoso a una alumna de la Champagnat, caso en el que se está defendiendo con uñas y dientes hasta ahora con éxito. También aparecen Silvia Bancalari, defensora y hermana del fiscal Juan Manuel Bancalari, el camarista penal de menores Carlos Parma, el abogado Daniel Sosa Arditi, y los camaristas Ariel Spektor y Roberto Arlington Uliarte, entre muchos otros. No todos comparten las mismas ideas políticas. Vienen incluso de distintos partidos. Pero allí están nucleados en una tribuna doctrinaria. Valerio es un referente del grupo.
El equilibrio de la Corte
Hoy, la Suprema Corte de Justicia tiene un núcleo resistente a los avances y reformas de Cornejo. Son tres votos que suelen trabajar en equipo: Los peronistas Omar Palermo y Julio Gómez, y el radical Alejandro Pérez Hualde. El también radical Jorge Nanclares juega de “líbero” y a veces vota con este grupo y en ocasiones no, el presidente de la Corte Pedro Llorente también hace su juego, el radical Herman Salvini hizo honor a su origen radical y luego se fue dejando el cargo a disposición de Cornejo, y Mario Adaro -peronista- quedó como una especie de “doble cinco” en la Corte. También hace su juego, aunque a veces reparte un poco la pelota y habla con el gobierno. En medio de este raro equilibrio es que caerá Valerio, con la misión de ir desarmando el campo minado que dejó el kirchnerismo. Es que cuando se habla de la “herencia”, hay que contabilizar los jueces adictos al poder que se fue, el manejo de un Consejo de la Magistratura “amiguista”, cámaras penales sembradas de jueces “garantistas plus”, y una línea de política penal permisiva que bajaba desde la Corte.
La llegada de Valerio, si pasa el filtro del Senado, algo que se descuenta, no sería la única novedad en el tribunal supremo local.
¿Se va?
Hay quienes dicen que el presidente de la Suprema Corte Pedro Llorente se iría dentro de “poco”, unidad de tiempo un poco imprecisa situada “al voleo” un año y dos meses hacia adelante, cuando el veterano juez termine su presidencia. Será el momento en que cumpla además 30 años en el tribunal. Hay que recordar que su pliego fue enviado al senado en 1987 por el fallecido gobernador Felipe Llaver, en una picardía política. Aprovechó el tiempo que le quedaba desde que el radicalismo perdió las elecciones de 1987 contra José Octavio Bordón hasta que entregó el poder, para “meter” los pliegos de Salvini, Nanclares y Llorente. Es cierto que cuando llegan al tribunal, las personas archivan su identidad partidaria. Pero el ADN es imborrable.
El juez Llorente está en plena actividad. Hace pocos días estuvo en Buenos Aires en una actividad judicial nacional con el procurador Gullé, y otros funcionarios. Y antes de la renuncia de Salvini, le dijo al gobernador Alfredo Cornejo que no tenía pensado irse de inmediato de la Corte, aunque le habría reconocido al gobernador que podría dejar su cargo antes de que se termine el mandato.
Sin embargo, hay datos del entorno de Llorente que hablan de acogerse a la jubilación, trámite que tiene iniciado hace mucho y que estará “congelado”, hasta que presente la renuncia. Por ejemplo, uno de los empleados de máxima fidelidad y confianza de Llorente, un ex chofer de apellido Costanzo, se jubiló en estos días. Costanzo conoce todos los secretos y ha oído muchas conversaciones en estos años. Hay quienes ven en su jubilación una señal de la pronta partida de Llorente. Otras fuentes afirman que si el juez se va, es por presión o pedido de su familia.
En el gobierno son prácticos. “Nadie se va de una Corte si no es por un motivo grave de salud, o por un gran escándalo”. Y no tienen información respecto de una probable renuncia del presidente del tribunal. Sin embargo, con malicia, hay informantes que abonan otro rumor: “Es más probable que antes, se vaya Pérez Hualde… siempre dijo que se iría al llegar a la edad…”. Pérez Hualde ya tiene la edad en la que se jubilan los jueces de la Corte, y tiene diez años de aportes como juez.
Mujeres
La llegada de Valerio a la Suprema Corte archiva, por ahora, el ingente esfuerzo de la vicegobernadora Laura Montero por que una mujer llegue al tribunal. Sus preferidas son la jueza de gestión tributaria María Gabriela Ábalos (esposa del dirigente radical Gabriel Fidel, titular de PRO Mendoza y legislador del Parlasur) y la jueza del 3ro de Garantías, Alejandra Mauricio, en ese orden. Pero no tienen chances en este turno. Además, discretamente, en el ministerio de gobierno han elaborado un “conteo” de hombres y mujeres, así, binario, ocupando cargos entre jueces y magistrados. Hay 253 jueces en las cuatro circunscripciones. 139 mujeres, y 114 hombres. Si se suman fiscales y defensores, el número crece a 221 mujeres y 182 hombres. Y de la docena de pliegos que envió Cornejo al Senado este año, 8 son mujeres, y 4, hombres. Hubo un conocido legislador radical que en una de las audiencias preguntó “¿¡Qué pasa con el cupo masculino!?”
No tendría suerte Laura Montero en esta patriada. La estadística no la favorece, aunque es cierto que en las cámaras hay más hombres. En la Justicia Civil, es al revés. Las mujeres son mayoría.
El pliego de Valerio
Al camarista José Valerio aún no le han hecho la propuesta formal de ocupar un cargo en la Corte. Aunque Salvini presentó la renuncia, aún debe hacer trámites a los que la Anses local le pondrá fluidez, como ocurrió con el ex procurador González. Por lo que el recambio no ocurriría antes de diciembre. Las jubilaciones de los jueces están encadenadas a sus renuncias y a su primera liquidación de haberes como jubilados, paso que habrá que esperar. Pero la nominación es segura. Cornejo no iba a perder la posibilidad de poner un juez “duro” en la Corte, uno que acompañe aquello de tener a los delincuentes presos, por lo que hayan hecho, el tiempo que sea posible.



