La docente lavallina que busca a la niña desaparecida Johana Chacón desde el primer día, y a Soledad Olivera. Cómo le cambió la vida. La nula ayuda de la política.
Silvia Minoli: “Las mujeres no desaparecen… las robaron o las mataron”
-¿Cuántas mujeres piensa que han desaparecido en Lavalle?
-Dos. Soledad Olivera y Johana Chacón (*).
-¿La política se ha preocupado por resolver estos casos, o porque las chicas aparezcan?
-Hubo muy poca respuesta... Nadie levantó el teléfono para ver qué había pasado con Johana, que es una hija del sistema educativo. Nosotros en la escuela nos preguntamos “¿Qué hacemos?” Nadie más lo hizo. Después aparecieron algunos partidos políticos… nos ofrecieron algún premio por nuestra búsqueda… Pero desde el gobierno provincial ha habido muy poca colaboración.
-¿Y la Municipalidad? Pregunto por aquello de “Pueblo chico, infierno grande”
-Al principio, nada. Después han actuado en algunas cuestiones como algún festival para reunir recursos, y el intendente (Roberto Righi) se ocupó de terminar la obra de una casita donde viven los tres niños de Soledad Olivera, y sus hermanas.
-¿La gente común, que no tiene que ver con la política y están ocupados de su finca, que hizo? ¿Ayudaron?
-Al lavallino le cuesta mucho acompañarnos físicamente. Sí nos dan aliento en algún centro ocasional… Nos acompañan desde el silencio.
-¿No van a las marchas?
-Muy poco.
-¿Quiénes le ayudan a seguir buscando a Johana?
-Desde la escuela, el grupo se ha ido ampliando. José Luis, mi pareja, tiene compañeros de la vida que ayudan… tenemos amigos y amigas… gente que se acercó sin conocernos. Un montón de organizaciones sociales que no conocíamos que se han sumado a nuestras marchas y pedidos…
-¿Cómo busca a Johana? Usted se levanta a la mañana… ¿Y qué hace?
-Ella está presente todo el tiempo. Y están las cuestiones cotidianas como los mensajes por correo electrónico o en las redes sociales. El primer paso es difundir, y difundir más. Que la gente no olvide a Johana.
-¿Alguna vez la política le dijo “Silvia, esto no...”?
-Sí, la Dirección General de Escuelas. Fue por una desobediencia mía, cuando hicimos una jornada institucional aquí en el Poder Judicial.
-¿La sancionaron?
-No
-¿Y qué argumento le dieron?
-El seguro de los docentes, que podía haber un accidente, que era un traslado no autorizado…
la llevó de la escuela"
-¿En qué le cambió la vida la búsqueda de Johana?
-En lo cotidiano… el estado de ánimo… Esto me pasa todo el tiempo, cada vez que tengo que relatar qué pasó, o qué siento. Me moviliza mucho. Me ha cambiado la vida, porque esto afecta las relaciones, los tiempos…
-¿Tiene hijos?
-Sí, grandes. Uno de 33, otro de 30 y Micaela, de 20. Y siento que me falta tiempo como para seguir buscando.
-¿Cómo hizo con el banco vacío?
-Fue muy difícil. Era el último año de los chicos, terminaban séptimo grado y cuando Johana desapareció estaban preparando el viaje que harían a fin de ese año. Fue muy duro terminar, ver a los chicos subir sin ella al colectivo… A medida que pasaban los días parecía todo más increíble y creíamos que en cualquier momento aparecía. Ese primer año fue una seguidilla de datos y pistas falsas que fue tremendo… pero nos mantenía la esperanza. Después, un silencio total. La Justicia no avanzó. Los dos expedientes siguen siendo “averiguación de paradero”. Por nuestra insistencia, están en la Justicia Federal. Ahora, además de la marcha del 3 de Junio “Ni una menos”, queremos llegar al Congreso con un nuevo video de Johana…
-¿Qué pasó con los compañeritos de Johana? Van al secundario… ¿Preguntan, se acercan?
-Es muy difícil saber qué pasa por esas cabezas… son muy chicos. Algunos eran más amigos de Johana. Al principio pensábamos que todos sentían lo mismo, y luego descubrimos que no. Por más que nosotros insistimos y tratamos de visibilizar el caso, no sabemos si esto se habla en cada familia, aunque hemos insistido mucho para que en casa aborden temas como la sexualidad de los niños… pero en las zonas rurales hay una cultura del silencio…
-¿Cómo se adaptan a esta búsqueda de Johana los docentes que ingresan a su escuela?
-Saben a dónde ingresan y qué tipo de escuela tenemos. El modo de trabajo es contagioso. Igual, la verdad es que el caso de Johana hoy es de un grupito pequeño. Lo que hemos extendido mucho es el modo de trabajo sobre los derechos de los chicos.
-¿Qué les dicen a los chicos sobre la trata?
-No trabajamos solos… lo hacemos con grupos especializados… hemos ganado becas para financiar proyectos en los que se habla con los niños y las familias, sobre sexualidad, derechos, salud integral…
-¿Tuvo que tomar medidas de seguridad adicionales en la escuela?
-No. Para nada. A Johana nadie se la llevó de la escuela. No habría desaparecido si ella se quedaba en la escuela.
-¿Cómo es su relación con la familia de Johana?
-Ella era una nena con derechos vulnerados desde la concepción. Su madre la llevó a Tunuyán junto a cuatro hermanos, y el padre logró que se los restituyan después de unos años, por circunstancias que no logro entender. Esos niños se han criado bastante solos, con un padre que tenía que salir a “trabajar”, y su hermana mayor de 11 o 12 años haciendo de mamá. Esa chica está ahora en pareja con Mariano Luque, imputado y preso por la desaparición de Soledad Olivera. Por este caso habría juicio oral.
-Es muy difícil generalizar esto, pero… ¿Cómo tratan los hombres a las mujeres en Lavalle, o en las zonas rurales?
-El machismo está instalado en todos lados. Las marchas no deben ser solo de mujeres. Después de un femicidio hay víctimas varones. Padres, hermanos, hijos, sobrinos… Nos enteramos también de mamás golpeadas y maltratadas, e intervenimos en eso. Es muy duro cuando una mamá te cuenta que se pasó la noche en el campo porque el marido borracho la quería matar.
-¿Cuál es su hipótesis respecto de qué le pasó a Johana?
-Al principio acompañé mucho al fiscal Santiago Garay. Estuve muy en contacto. En un momento, me dijo “Silvia, las chicas están muertas” Fue un golpe duro.
-¿El fiscal dijo eso?
-Sí, y también una persona de Missing Children. Pero los cuerpos no aparecen. Y después aparecieron personas y organizaciones diciendo “es un caso de trata”, y aquello de las 27 mujeres desaparecidas en Lavalle. Pero nadie ha dado nombres, ni datos. La verdad es que no sabemos. Esto es un posible caso de trata, o las mataron, y entonces son dos femicidios. Las mujeres no desaparecen. Las robaron, o las mataron...
(*) Soledad Olivera, madre de tres hijos, fue vista por última vez el 18 de noviembre de 2011 en la localidad Tres de Mayo, en ese momento tenía 28 años. Hay una persona detenida por este caso, Mariano Luque, pareja de una hermana de Johana Chacón. El día en que Soledad desapareció intercambió sesenta mensajes de texto con él. El hombre lo negó.
El caso está en la Justicia Federal y la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación se constituyó en querellante.
(*) Johana Chacón fue vista por última vez el 4 de setiembre de 2012, cuando se bajaba del colectivo que la traía de vuelta a su casa después del colegio. En ese momento tenía 13 años.
Hay dos causas abiertas en la Justicia. Una es la que lleva adelante el fiscal especial Santiago Garay por “averiguación de paradero” en el fuero provincial. Mientras que la otra está en la justicia Federal y es por delito de trata de personas.



