Globalización: Trump ante la hora de la verdad

Globalización: Trump ante la hora de la verdad

Por:Nicolás Tereschuk (*)

Donald Trump intenta -o por lo menos le asegura a sus compatriotas que puede intentar- darle una nueva forma a la globalización, una que pueda detener el creciente peso que toma Oriente en el poder internacional: y por estos días parece pasar de las palabras a los hechos aunque aún persisten muchas dudas.

Uno de los que descree del efecto que puedan tener las bravuconadas de Trump es el economista Paul Krugman, quien en las páginas del New York Times destacó que la mayoría de sus colegas y los grandes empresarios creen que la "guerra comercial" que ha iniciado el presidente norteamericano podría ser "muy destructiva".

Comenzando por el aumento de tarifas para el acero y el aluminio, el razonamiento indica que a partir de ese movimiento se desencadenarían respuestas de distintos lugares del mundo, muchos de ellos actuales aliados de Estados Unidos.

Para Krugman, las posibilidades de que la Casa Blanca finalmente se dirija a este "desastre de política son pequeños" ya que "este es un ejemplo paradigmático de Trump siendo Trump".

El economista señaló que Estados Unidos firma acuerdos comerciales no tanto para protegerse de prácticas deshonestas de otros países, sino para "protegernos de nosotros mismos: para limitar la política de los interese especiales y la corrupción abierta que solía estar vinculada con la política comercial".

Sostuvo que Trump está "violando la ley estadounidense y tirando al sistema internacional de comercio abajo de un colectivo".

"Y si esto escala en una gran guerra comercial, estaremos de nuevo en los malos viejos días. La política arancelaria estará una vez más dirigida por la influencia de ciertas empresas y las coimas, sin importar el interés nacional", advirtió.

En ese contexto, la retórica de Trump ya provocó que los inversores internacionales se desprendieran de gran cantidad de acciones de empresas norteamericanas.

Un informe del Bank of America Merrill-Lynch (BAML) reportado por la agencia Reuters calculó que 10,3 mil millones de dólares se retiraron de posiciones en esas compañías.

Los fondos volaron a activos "seguros" como el oro y los fondos de pensión.

Los movimientos continuaron: el fracaso del Acuerdo Transpacífico ocurrido apenas asumió Donald Trump, esta semana se convirtió en realidad, aunque sin la firma de Estados Unidos.

Ese pacto había sido originalmente concebido por Washington - durante la gestión de Barack Obama- para contener la influencia de China en Asia.

El jueves, once países -por un lado, tres jugadores importantes como Japón, Canadá, Australia, a los que se sumaron Brunéi, Chile, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam-,sellaron el Acuerdo Global y Progresivo para la Asociación Transpacífico (CP-TPP), en Santiago de Chile.

La iniciativa, justamente en estos días, es un signo del rechazo que al Este y al Oeste causa la retórica y algunas acciones de la administración Trump.

"El acuerdo resucitado es innegablemente más débil sin la participación de la economía más grande del mundo, pero sirve como un poderoso signo de cómo los países que anteriormente contaban en el liderazgo norteamericano ahora siguen adelante sin él", lamentó el New York Times.

Las tensiones generadas por Trump llegaron hasta la Argentina, con los inmediatos reclamos de Paolo Rocca al jefe de Gabinete, Marcos Peña, que derivaron en una llamada del presidente Mauricio Macri al propio mandatario estadounidense.

Rocca no habló, pero resultaron interesantes las declaraciones de Javier Madanes, presidente de Aluar-Fate, al diario El Economista: "Más allá del acero y el aluminio, o lo que pasó con el biodiésel, implica que vamos hacia un mundo más proteccionista, con más inflación, con más costo del crédito y los modelos más democráticos comienzan a mostrarse más duros".

"Estados Unidos comienza a mostrar un Gobierno más cerrado en sus decisiones y en China se ve un líder que quiere proyectarse más allá de los períodos acordados. Es un combo interesante para analizar y tomar nota. Y es necesario saber qué hacer al respecto", advirtió.

Madanes advirtió que "tenemos que observar cómo juega Argentina este partido en términos relativos con otros proveedores y ver a quién perjudica en términos relativos menos que a otros".

"Son cambios importantes, y hay que sentarse a analizarlos con inteligencia. Muchas cosas están cambiando: vamos a tener dificultades comerciales, encarecimiento del crédito y una mayor inflación global. Yo no leo esa reflexión todavía. Ni en el Gobierno ni entre los agentes privados", señaló.

Para Trump, las tensiones no sólo se dan más allá de las fronteras, sino en su propio país: votantes firmes del mandatario norteamericano ahora se sienten defraudados.

Los granjeros del medio-oeste estadounidense sienten ahora que este reapaldo a la industria del acero y del aluminio no los incluye, según reportó una extensa nota también en el New York Times.

El riesgo que sienten ahora los granjeros son las represalias: ¿qué pasaría si sus mercados de exportación se cierran? Por lo pronto, ese escenario podría ser una oportunidad para los productores de alimentos como la Argentina, aunque ¿alguien está pensando en estos temas en el país, como apuntó el empresario Madanes?

(*) NA, especial para Mendoza Post