Con el título "Juliana" se descubren algunos "detalles" de la vida de la primera dama argentina.

Un libro cuenta el pasado secreto de Juliana Awada

Por: Mendoza Post

 La primera dama argentina Juliana Awada tendrá su libro. Allí se contará su pasado secreto.

Ya está en las librerías "Juliana", según adelanta la Revista Noticias, y cuenta su amistad con Zulemita Menem, su falso marido conde; el libro es de Franco Lindner.

En su edición de esta semana, Noticias adelante un fragmento del libro.

 “Nené”, la madre de Amali Menehem, se sentía incómoda dando tantas explicaciones. Estaba tomando el té con algunas amigas de la colectividad musulmana y las preguntas no le daban respiro.
—¿Por qué se fue tu nena sola a Estados Unidos? —le dijo una de las amigas—. Es tan chiquita…
El viaje de Amali, sobrina del entonces presidente Carlos Menem, había sorprendido a todas. No estaba programado. Y el padre de la joven, Abdo Menehem, primo hermano del entonces presidente y director en representación del Estado de Aerolíneas Argentinas, tampoco había aprobado que se fuera de ese modo.
Entonces a “Nené” se le escaparon unas lágrimas.
—Les voy a contar la verdad a ustedes —les dijo a sus amigas—: la dejó el novio y está destrozada. Por eso se quiso ir a estudiar afuera. Dice que en Estados Unidos no se va a volver a cruzar con el ganso este.
“Nené” necesitaba desahogarse y la catarsis siguió por un buen rato. Y se sumaron los detalles. A su hija, dijo, el novio la había dejado por otra chica de la colectividad musulmana: una de las hijas de Abraham Awada, la menor.
Sin transiciones, de un día para el otro.
Y fue tanta la deshonra que sintió ella que decidió literalmente huir del país, lo más lejos que fuera posible.
Amali sabía que había una tercera en discordia y alguna vez hasta la había visto. Era Juliana, o María Juliana, una amiga de su prima Zulemita Menem.

Juliana y sus historias secretas.

Corrían las primeras semanas de 1991 y entre las amigas que tomaban el té con “Nené” y escuchaban su catarsis estaba Ana Soberon, la entonces esposa de uno de los jefes de la Casa Militar. Ese día la mujer estaba interesada en un dato: la identidad del intrépido rompecorazones que saltaba de novia en novia dentro de la colectividad. Le dijeron que se llama Gustavo Capello.
—Estos “tanos” son rápidos… —bromeó Soberon, y retuvo el nombre.
Solo diez días después, la mujer avanzó en su pesquisa cuando Abraham Awada la invitó a ella y a otros amigos a degustar platos árabes en su departamento de la Avenida del Libertador, en Palermo. Soberon también era amiga de Abraham, pero no conocía a su familia, salvo a su mujer “Pomi”.
Esa noche los vio: el veloz Capello y su nueva conquista, la menor de las Awada.
—Así que eras vos —le sonrió Soberon al joven novio cuando los presentaron.
Él fingió no saber de qué le estaba hablando. 

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Awada, con la primera dama de Estados Unidos.