Efecto Campeón Mundial: ¿Hay rédito político posible?

La selección despertó a un país que estaba roto de tristeza. La Scaloneta y el pueblo que la acompañó dejaron en un mes un puñado de valores de los que la política tiene que tomar nota. Por unas horas, la grieta fue superada. Se descomprime el clima social de un diciembre que venía complicado.

Efecto Campeón Mundial: ¿Hay rédito político posible?

Por:Ricardo Montacuto
Director Periodístico

Inventaron un nuevo Himno Nacional y lo cantaron desde las calles argentinas a los vestuarios y los estadios de Qatar.

Jugadores y cuerpo técnico trabajaron unidos, con humildad y respeto. En equipo. Se sobrepusieron a las adversidades. Supieron cambiar a tiempo, partido a partido. Nunca jugaron igual. Estuvieron por encima de cualquier grieta, y le acaban de dar al pueblo argentino la alegría más grande en casi 40 años. Millones de personas integraron una marea celeste y blanca apasionada y única. Salieron ayer a las calles en todo el país, a gritarle al mundo el orgullo de ser argentinos. Nunca la política consiguió tanto. Y menos ahora, en tiempos de divisiones extremas, y odio. Un sentimiento negativo y crudo que nace desde las entrañas.

La Copa del Mundo de fútbol no es lo único en lo que nos destacamos. En el mundial de generar más pobres en menos tiempo (ya vamos por 17 millones) debemos andar por cuartos o semifinal, seguro. En el de la Educación, nos ganan por paliza todos los países de la región. Pero nos desquitamos en el de la corrupción... ¿eh? La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner acaba de ser condenada a seis años de cárcel por fraude. Y aquí, en Mendoza, se confirma la prisión del ex intendente Luis Lobos a unos ocho años por enriquecimiento y fraude. No es cuestión de achicarse.

Somos los campeones del mundo del dislate económico, de la mentira y el relato. El año en que se intervino el Indec y se produjo un apagón estadístico, fuimos los campeones del mundo de la estafa. También somos los campeones mundiales de los piquetes, las prebendas, y los sinsentidos.

El Polo Obrero, marchando por el centro de Mendoza.

En este país somos los campeones universales del desastre, por no saber trabajar tal como lo hizo la "Scaloneta" en esta Copa del Mundo. En equipo, escuchando, con humildad, solidaridad, esfuerzo y excelencia. Con el valor del conjunto.

Desde antes del Mundial, había una fuerte presión social sobre la selección. Necesitábamos este triunfo. Algo que nos hiciera sentir mejor en medio del caos en el que vivimos todos los días: inflación casi a diario, los jóvenes que están todo el tiempo huyendo del país, pobreza, inseguridad, insatisfacción y una sensación de desesperanza que las encuestas reflejan muy bien. Dos meses atrás, cuatro grupos de foco realizados por las consultoras Grupo de Opinión Pública (GOP) y Trespuntozero, destacaron que la "tristeza" fue la emoción más mencionada cuando se les pidió a los encuestados que dijeran la primera palabra que se les venía a la mente al pensar en los argentinos. También dijeron que hacía falta un "acuerdo político" sobre el modelo productivo del país. Martha Reale, reconocida consultora local, dijo anoche a este diario que "tristeza, resignación y decepción" son sentimientos que aparecen en todos los estudios que ha estado realizando.

Aquí, los acuerdos políticos escasean. Antes de la final de la Copa, el gobernador de Mendoza Rodolfo Suarez pidió volver al "diálogo político" para poder hacer transformaciones institucionales. Tampoco en esta provincia -que se distingue de las otras en aspectos políticos, institucionales, educativos- el diálogo es moneda corriente, a veces ni siquiera hacia adentro de la alianza gobernante Cambia Mendoza. Últimamente, todas las discusiones que discurren en esta provincia, caen en la grieta. Podríamos mencionar cualquiera. La última fue la de la "Tolerancia Cero" al alcohol al volante, que tendría esta semana otro capítulo en el Senado de la Nación.

El obelisco, explotado de gente. Un millón de personas.

La alegría era necesaria. Porque este país estaba derrumbado de tristeza, y la selección lo despertó. El politólogo Rosendo Fraga dijo anoche que la jornada de este domingo fue la "de mayor júbilo popular en la historia argentina". Millones de personas se olvidaron de la grieta y de los numerosos problemas que nos aquejan, para vibrar juntos y experimentar algo parecido a la felicidad. Nos abrazamos, lloramos, saltamos y cantamos con el otro. La clase dirigente, la política, las organizaciones de la sociedad civil, deberían tomar nota de lo ocurrido este mes con la selección. Hay mucho que aprender allí.

El uso político

Muchas veces, distintos gobiernos hicieron un fuerte uso político del deporte y en especial del fútbol. Ayer, por suerte, los principales dirigentes del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio, máximos exponentes de la grieta, estuvieron moderados y casi formales en los saludos a la selección, en sus redes sociales. Cristina, Alberto Fernández, varios de los ministros, Mauricio Macri, Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta, legisladores, anduvieron el camino de la mesura. Aunque por estas horas se discute si este martes hay una suerte de "feriado nacional" para festejar a la selección, que llegaría cerca de la medianoche de hoy lunes al país. Y no está confirmado si los jugadores campeones del mundo irán hoy o mañana a la Casa Rosada, algo que el sector "duro" y cristinista del gobierno, resiste. No quieren que Alberto tenga esa foto. Tampoco está claro que la quieran los jugadores de la selección.

Aunque los principales dirigentes políticos estuvieron mesurados, hubo algunos que no pudieron evitar el aprovechamiento político. Un posteo llamó la atención por la exaltación de los prejuicios. Posteó la intendenta kirchnerista de Quilmes, Mayra Mendoza: "Ganamos los sudakas, la vulgaridad, los subestimados. Ganó la pasión, la garra y el amor por nuestra Patria". Otro reconocido "tuitero" K, el economista Sergio Chouza, escribió "Vuelven a la Patria y nos traen la Copa. Vuelven cuidados, por Aerolíneas Argentinas. Esa que Macri quiere privatizar..." y explotó la grieta. Además, durante el mes que duró el Mundial, hubo una increíble pelea (hoy sigue) respecto de quién es más "mufa". Macri, o Alberto.

Festejos en la CABA.

El uso de este logro deportivo podría sobrevenir en cuanto pase la euforia. Pero es imposible obtener réditos para la política. Lo destaca Martha Reale en un intercambio de mensajes: "Realmente hacía mucho que no veíamos esto, lo que estamos experimentando... Pero creo que es efímero... ningún político va a poder capitalizarlo, ni oficialismo, ni oposición. Porque la selección genera sentimientos de propiedad que son absolutamente transversales. No lo va a poder aprovechar un gobierno débil como el de Alberto Fernández. Eso sí, Alberto y Cristina le tendrán que estar eternamente agradecidos a la selección. Les modificaron el clima de un diciembre que venía muy complicado, con temores a desmanes sociales y mucho malhumor. No lo van a poder capitalizar electoralmente, pero podrán descomprimir un clima muy negativo y extremadamente adverso para el gobierno" aseguró.

La Copa del Mundo de Qatar nos alimentó el alma. No tanto por el resultado futbolístico que perfectamente pudo haber salido mal, sino porque el fútbol nos da dignidad y pertenencia, a un país experto en auto derrotarse todos los días.

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