La Rebelión Fiscal es un Derecho Humano

El derecho a la resistencia contra la opresión existe desde antes de Platón. En Estados Unidos es constitucional.

La Rebelión Fiscal es un Derecho Humano

Por:Ana Montes de Oca
Periodista

Argentina está como si, en una familia muerta de hambre y tapada de deudas, al único pariente que tiene empleo lo encerraran para que no pueda salir a trabajar porque no es "equitativo" que él tenga trabajo y los otros no.

Así de ridícula es la situación actual entre el gobierno nacional y los sectores productivos. Primero esquilma al campo hasta el límite de, en muchos casos, hacer que la agricultura no sea rentable, y ahora se las toma con el otro sector importante de la economía y que es de las pocas actividades que vienen creciendo en el país: la economía del conocimiento.

Es que el Consenso Fiscal que firmaron la semana pasada el presidente Alberto Fernández junto a los gobernadores (exceptuando al Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta), les permite a la provincia cobrar un impuesto a la "presencia digital". Es decir, que las provincias podrán cobrar Ingresos Brutos por cualquier transacción digital.

23 gobernadores firmaron el Consenso

A esto se suma la prohibición a las billeteras virtuales de recibir intereses de los bancos por el dinero de los clientes. Incluso cuando están obligadas a "encajar" ese dinero en el banco. 

El Banco Central obliga a las billeteras virtuales a encajar el dinero de sus clientes

La economía del Conocimiento es muy fuerte en Mendoza y las fintech desde Mercado Pago hasta las billeteras locales ahora son el próximo objetivo de la voracidad fiscal del gobierno de Fernández que, con la última suba de alícuotas del impuesto a los Bienes Personales, en una maniobra descarada que llevó al diputado nacional José Luis Espert a hablar de "Rebelión Fiscal". 

Rebelión: ¿delito o derecho?

La realidad es que el derecho de rebelión o derecho de resistencia  contra un gobierno opresor existe desde  Platón. La Constitución de Estados Unidos (de 1776), esa cuyas primeras palabras son "Nosotros, el pueblo" toma el derecho de resistencia como una obligación ciudadana. 

"Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad.", reza la Constitución Americana. 

La Constitución argentina, en cambio, comienza con las palabras "Nosotros, los representantes" y luego asegura que "el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes". La distinción entre ambas Cartas Magnas es clara: una les da poder a sus ciudadanos y la otra entrega todo el poder a la política, "la casta".

El derecho de resistencia fue explicitado incluso en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1973. Allí, el artículo 35 dice que  "Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es, para el pueblo y para cada una de sus porciones, el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes."

Dalmacio Negro Pavón, profesor español y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, escribió sobre el derecho de resistencia en las democracias modernas y partió del punto de que no han desaparecido las tiranías sino que han cambiado de formas. 

"El mejor ejemplo concreto es. probablemente, la tiranía fiscal que ejercen hoy sin oposición todos los gobiernos que pasan por libres: la opinión pública acepta, y hasta exige, como si fuera normal, no sólo el derroche gubernamental y los impuestos elevados -incluso confiscatorios como en el caso de la herencia- con que se satisface, sino formas perversas de tributación como las que recaen sobre las rentas y los patrimonios. que no sólo otorgan a los gobernantes un poder de control prácticamente ilimitado sobre la vida privada, sino que, dadas sus características, reducen de hecho al ciudadanos a la condición de siervo", sostiene Negro Pavón.

Y alerta también que es tiranía cuando un gobierno democrático "justifica la parcialidad legislativa, en nombre de la justicia social u otro tópico. corrompiéndose entonces la noción de bien común y  pervirtiendo el concepto de justicia de dar a cada uno lo suyo."

El oficialismo termino subiendo las alícuotas del Impuesto a los Bienes Personales

Por eso, el autor asegura que "el derecho de resistencia, es el fundamento de las libertades en cuanto constituye su última garantía. en el estado social democrático y en regímenes democráticos."

En definitiva, una rebelión fiscal puede ser absolutamente legítima en un país donde se pagan 167 impuestos. 

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