Entretelones del acuerdo con la UE: ¿Oportunidad perdida?

El libre comercio del vino deberá esperar ocho años de baja progresiva de aranceles, impuestos y subsidios. En una pelea entre grandes, ganó el mejor lobby.

Entretelones del acuerdo con la UE: ¿Oportunidad perdida?

Por:Ricardo Montacuto
Director Periodístico

El lunes 10 de junio, apenas tres semanas atrás, la secretaria de Comercio Exterior de la Nación Marisa Bircher le envió al presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), Ángel Leotta, una nota formal y destemplada, contestando a un pedido de reunión enviado el 29 de mayo. En pocas palabras, les mandó a decir que todos los temas que debían conversarse sobre la negociación interbloques para el libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, ya habían sido tratados. Y que en futuras notas les informarían de los avances. Para ese momento, los bodegueros y lobistas políticos más importantes de la Coviar ya sabían que la posición del gobierno nacional, apoyada por el gobierno de Mendoza y por los "gigantes" de Bodegas de Argentina, era reducir los aranceles mutuos a "cero", lo más pronto posible, de manera de hacerse rápido del rico mercado europeo.

Sin embargo, en 20 días se dio vuelta la tortilla.

El gobierno nacional tomó como propias las recomendaciones cautelosas de la Coviar, y para el libre comercio "en serio" con Europa, el mundo del vino deberá esperar de ocho a doce años. Pasarán antes de dos a tres presidentes, y vaya a saber qué políticas económicas. Para el comercio argentino del vino, las negociaciones con la UE podrían calificarse de un disimulado fracaso. Sin dudas, los argumentos más conservadores de quienes prefirieron cuidar el Mercosur y el mercado interno del ingreso de vinos de Europa, fueron más eficientes que el documento de 50 páginas de Bodegas de Argentina, que utilizaron para convencer al gobierno nacional y al ministro Dante Sica, de lo importante que es para la industria del vino, acceder al mercado europeo.

Macri en la cumbre del G-20.

Desde fines de mayo, se supo que habría una fuerte pulseada interna del mundo vitivinícola, con los actores más importantes de Bodegas de Argentina -especialmente los grandes como Peñaflor, Grupo Baggio, Norton, Chandon, Arizu, más todas las bodegas de capitales chilenos, más las enfocadas a vinos de alta gama- versus la Unión Vitivinícola Argentina de José "Pepe" Zuccardi y Fecovita, con Eduardo Sancho, y muchos miembros de la Coviar, del otro lado. Las posiciones arrancaron desde "cero por cero", a "vayamos con cuidado". Incluso, dentro del "bando" que resultó ganador a la luz del acuerdo, hubo quienes se oponían totalmente al libre comercio con la UE, por las mismas razones que en 2005 la cumbre de Mar del Plata entre Néstor Kirchner, Hugo Chávez y Lula no querían el ALCA.

[Documento: El "paper" de Bodegas de Argentina apoyando la reducción inmediata de aranceles y el Acuerdo de Libre Comercio]

La "película" del acuerdo tuvo su "avant premiere" el viernes, cuando se anunció el acuerdo de libre comercio entre la UE y el Mercosur, luego de 20 años de negociaciones. Y que el vino tendría una adaptación de ocho años de baja de aranceles mutuos, pero también de subsidios europeos, mientras la Argentina va "acomodando" su competitividad. Para los espumantes el plazo sería mayor: 12 años con precio mínimo de 8 dólares. Luego, estará liberado.

En el comercio internacional no existen las ideologías. Pero todo es política.

Dar vuelta la tortilla

La Coviar, Sancho, Zuccardi, y todos los que compartían la posición desde el "No al acuerdo" hasta el "vamos con cuidado" arrancaron esta pelea desde "menos diez". Contra las cuerdas y noqueados. Y en 20 días lograron darla vuelta. El audio del canciller Jorge Faurie, emocionado hasta las lágrimas, no fue el único que circuló el viernes. Antes, hubo uno reservadísimo del ministro de Producción y Trabajo Dante Sica enviado a "Pepe" Zuccardi, confirmándole cómo sería el acuerdo. Este audio no fue reenviado y lo escucharon unos pocos. Pero fue el propio Zuccardi quien luego envió su propio audio a miembros de la Coviar, de la UVA, y de Fecovita. Allí decía lo siguiente:

"Estimados... ahí recibí un mensaje del ministro Sica, donde nos dice que han tenido en cuenta nuestros pedidos, y que va a haber un período de desgravación de 8 años para el vino con envases de hasta cinco litros, y con el espumante un período aún mayor de ocho años y establecen un mínimo precio del espumante. El lunes nos van a pasar todos los datos... Pero el mensaje básicamente dice que han tenido en cuenta lo que pedíamos para proteger al vino y permitir que se vayan haciendo los ajustes necesarios... abrazo para todos".

José "Pepe" Zuccardi.

Después de este mensaje, se supo que el precio de ingreso y el plazo del espumante serían de 8 dólares y 12 años. En BdA no les gustó, ya que apostaban a una liberación que, si bien podría haber llevado a juicio de ellos dos o tres años, nunca los 12 que se acordaron. A la luz de estos plazos y de las inestabilidades de la Argentina, el libre comercio del vino con Europa hoy no es más que una buena intención, suscripta por todos.

El juego es bien complejo. En el bando "ganador" -algo que no debería existir, ya que toda la industria debería pelear en conjunto para competir mejor con otras bebidas que le quitan mercado al vino- creen que los argumentos para torcer la posición inicial fueron técnicos. "La Argentina no está preparada para competir en igualdad de condiciones respecto de Europa. Ellos dan una cantidad importante de subsidios. Y nosotros, al revés. Más impuestos, costos y retenciones a las exportaciones. Dicen que los argentinos no vamos a tomar vino francés. Te aviso que los franceses están en condiciones de poner un vino bueno a 1 euro en nuestras góndolas, si es sin arancel. Cincuenta pesitos. Vamos a ver quién es competitivo, y quién no" dice una fuente del sector.

Ministro Dante Sica y canciller Jorge Faurie.

Otro de los consultados agrega "Ni siquiera podemos decir que nuestra economía es ordenada... esto es un puntapié inicial en el que ahora hay que hacer los deberes. No tenemos un tipo de cambio estable. No sabemos qué va a hacer el próximo gobierno nacional... El plazo conseguido es razonable para adaptarnos, e ir logrando medidas que nos hagan más competitivos. Bajar las retenciones es uno de los puntos..." dijo otra fuente. Y agregó, por las dudas: "Oponerse al acuerdo era una tontería. Pero firmarlo en condiciones de arancel cero desde ahora, un suicidio..." marcó.

Los principales argumentos de los "ganadores", fueron mostrar que a su juicio, la economía argentina no puede competir en igualdad de condiciones y ofrecer calidad y precios competitivos, básicamente por la macro economía y por la carga de subsidios que Europa otorga a su agro. Pero también por el Brexit. Un informe del Observatorio Vitivinícola indica que -sin el Reino Unido- la balanza del comercio de vinos entre el Mercosur y Europa es deficitaria en más de 50 millones de dólares al año. Esto es porque del vino que se exporta del Mercosur a Europa principalmente de Argentina, la mitad es a Reino Unido.

Superado el Brexit, es decir, la salida de Gran Bretaña con la UE, habrá que negociar libre comercio también con Inglaterra, que hoy es el principal mercado europeo para nuestros vinos. Aunque en la visión de BdA no es excluyente, y hay gran mercado en los países europeos no productores de vino, como los nórdicos.

La discusión técnica es muy rica. Es cierto lo que dicen Sancho y Zuccardi respecto de los subsidios y la mala competitividad argentina. Pero sus rivales "internos" del mundo del vino nucleado en BDA, afirman que el verdadero peligro para el mercado argentino en Brasil son el consumo de cerveza y la carga impositiva sobre el vino, mucho más que el potencial ingreso de vinos europeos hacia este lado del Océano Atlántico.

Había más argumentos para acelerar todo lo posible en un acuerdo de Libre Comercio urgente, bien sostenidos en el "paper" -ahora estéril- de los bodegueros. En su resumen a los funcionarios nacionales y provinciales, y en las tereas de "influencia" previa a la firma, dijeron:

- Argentina exporta hoy más de 200 millones de litros de vino embotellado a más de 130 países por más de 800 millones dólares. 15% menos que hace 10 años, por efecto del atraso cambiario, la falta de acuerdos de libre comercio y la falta de inversión en promoción

- Argentina, 5to productor mundial de vino, es el país vitivinícola que menos se ha internacionalizado. 20% de la producción se exporta vs 90% de Chile, 70% de Nueva Zelanda, 60% de Australia, 60% de España, 40% de Italia, 36% de Sudáfrica y 32% de Francia.

- Este acuerdo es fundamental, ya que todos nuestros competidores están negociando ingresar a la UE sin arancel (Australia, EEUU, Nueva Zelanda) o ya acceden en estas condiciones (Chile y Sudáfrica).

- Con este acuerdo el vino argentino podrá potenciar sus ventas principalmente a cinco países: Reino Unido, Alemania, Países Bajos, Dinamarca, Bélgica y Suecia, que son un mercado 12 veces superior a Brasil (9 veces, sin el Reino Unido).

- Europa es el principal mercado de consumo de vino del mundo con importaciones que superan los 36 mil millones de dólares año. Argentina pierde en ese mercado frente a todos los países vitivinícolas del Nuevo Mundo: Australia, Estados Unidos, Sudáfrica, Chile y Nueva Zelanda.

- Chile y Sudáfrica que cuentan con acuerdo de libre comercio exportan 4 y 3 veces más que Argentina, países que no subsidian su industria y compiten perfectamente con los vinos europeos en la UE. En Alemania, principal mercado, esos dos países exportan 16 veces lo que exporta Argentina. En UK 5 veces. En Países Bajos 11 veces. Dinamarca 5 veces. Suecia 6 veces.

- Desde que entró en vigencia el ALC de la UE con Chile en 2003, el país transandino ha logrado duplicar el valor de sus ventas, de 200 a 460 millones de dólares.

- A pesar de que Argentina puede exportar vino sin aranceles a Brasil desde que rige el Mercosur, Chile y Portugal (que si paga aranceles del 27%) nos relegan al 3er lugar. En 30 años Argentina no ha podido explotar el supuesto potencial de ese mercado.

Ninguno de todos estos argumentos, solo una parte de los presentados por los bodegueros, fueron atendidos. Y todas las ventajas que explicaron, deberán esperar ocho años. "No es cierto que había una pelea técnica. Siempre fue política. Los argumentos a favor del ALC eran impecables..." se lamentó el vocero de uno de los "grandes", consultado por este diario.

Dos visiones

Es obvio que en la disputa por el acuerdo con la UE hubo dos visiones. Una más conservadora que pensó más en el mercado interno y en "cuidar" Brasil, y otra, que se enfoca en el mercado externo. Pero no sólo del Reino Unido, sino de otros países a los que vale la pena llegar con el vino.

Es francamente extraño lo que ocurrió. Porque en el gobierno "aperturista" de Mauricio Macri, uno de sus ministros terminó adoptando la versión más "protectora", con mayores restricciones al comercio internacional.

Aún quedan dudas por resolver. Nada se ha dicho del vino a granel, del mosto, ni de los envases superiores a cinco litros. Lo del mosto es importante, porque hoy paga un 22,4 % de arancel más un ajuste variable en función del precio: más barato es el mosto, mayor arancel paga por ingresar a Europa. Tal vez estos detalles se diluciden el miércoles, cuando la industria del vino se vea las caras en una reunión que habrá en el ministerio de la Producción. Igual, ya hay ganadores (Zuccardi, Sancho, Coviar) y perdedores (Bodegas de Argentina). Habrá que esperar ocho años para beneficiarse del libre comercio tal como lo hizo Chile. Un triunfo -el acuerdo global- excedido de cautela en el caso del vino, es como una derrota. Porque no tendrá resultados en un tiempo por lo menos normal.

Queda además un margen fuerte de incertidumbre política y también económica. Ningún acuerdo de LC avanzará con las actuales tasas de interés, la inflación, y los impuestos sobre la producción argentina.  Además, los parlamentos de todos los países participantes deben aprobar el acuerdo. En la Argentina, Macri no tiene mayoría en el Congreso y no mejorará esos números con las elecciones de octubre. Y el kirchnerismo ya avisó que no apoya y que está en contra de los fundamentos del acuerdo con la UE, porque "no ven los beneficios". Alberto Fernández, Axel Kicillof, Agustín Rossi, y otros dirigentes ya pusieron reparos al comercio internacional. De espaldas al mundo. Como hizo Cristina con el cepo, las estadísticas oficiales y las trabas a las importaciones cuando fueron gobierno.

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