Historia confidencial: el archivo más incómodo de Alberto Fernández

De qué hablamos cuando hablamos del ahora candidato a presidente de Cristina.

Historia confidencial: el archivo más incómodo de Alberto Fernández

Por:Christian Sanz
Secretario Gral. de Redacción (click en autor)

Alberto Fernández es versátil pero, sobre todo, es inmortal. Supo ser duhaldista, kirchnerista, massista, randazzista, y ahora de nuevo kirchnerista, luego de la decisión de Cristina de que sea candidato a presidente por el espacio K.

Para quienes carecen de memoria, Fernández supo estar complicado en días en los que manejó los aportes de campaña de Eduardo Duhalde y Ramón "Palito" Ortega. Se trató de fondos que provinieron del narcotráfico mexicano.

Y, aunque jamás dio explicaciones convincentes al respecto, pocos años después logró ocupar el cargo más importante de la primera etapa del gobierno K, el de jefe de Gabinete de Ministros de la Nación.

Alberto y Cristina, un solo corazón

Allí despuntó como un virtual comisario político de Néstor, imponiendo mano firme a la línea editorial de reputados medios de comunicación. 

La sombra del narcolavado volvió a rozarlo en 2008: fue cuando se destapó la mafia de los medicamentos, a la cabeza de la cual estaba un protegido suyo, Héctor Cappaciolli, a la sazón extitular de la Superintendencia de Servicios de la Nación. Allí, en ese culebrón, se cruzaron el crimen organizado, la política y el narcotráfico.

Ver además: Qué llevó a Cristina a elegir a Alberto

Luego de ser eyectado del gobierno K, Fernández terminó siendo contratado por Repsol YPF como una suerte de consultor externo, eufemismo para ocultar su oscura actividad de lobbista.

Protegido por los grandes medios -siempre fue un niño mimado del grupo Clarín- el otrora jefe de Gabinete más poderoso de los últimos años supo escapar con eficacia de los cuestionamientos periodísticos. La misma suerte tuvo a nivel judicial.

Cristina movió el avispero político

Fernández supo reinventarse y despuntar como analista político de cabotaje, siempre intentando "mojar" en algún espacio político que se anime a albergarlo.

Sus antecedentes no lo ayudan, pero Fernández siempre logra acomodarse al calor de algún grupúsculo partidario. Es la suerte de los impunes, la que suele caracterizar a puntuales políticos argentinos.