Cómo funcionaba la red de espías que creó San Martín en Mendoza

Un ingenioso método permitía que los mensajes no pudieran ser descubiertos.

Cómo funcionaba la red de espías que creó San Martín en Mendoza

Por: Mendoza Post

La historia la cuenta hoy Felipe Pigna en diario Clarín y merece ser reproducida. Tiene que ver con Mendoza y con el mayor prócer argentino, José de San Martín.

Todo nace después de la derrota de los patriotas chilenos en Rancagua el 2 de octubre de 1814, generando "una de las preocupaciones del recientemente designado gobernador de Cuyo, José de San Martín", que fue "establecer un eficaz sistema de información sobre la marcha de los acontecimientos en Chile, combinado con su contracara: la desinformación del enemigo sobre las propias acciones", según el matutino.

En ese contexto, el padre de la patria organizó una "red de espionaje y contraespionaje", en la que, según Pigna, no faltaron las operaciones de acción psicológica, haciendo circular la mayor cantidad posible de información falsa.

San Martín daba rienda suelta a su imaginación

"El cuartel general de los espías funcionaba en Mendoza, donde se recibía la información de las casas operativas ubicadas en localidades claves en Chile, en general propiedades de "buenos vecinos" que tenían buena imagen ante las autoridades españolas", de acuerdo a lo publicado en Clarín.

Los mensajes se enviaban escritos en tinta invisible elaborada sobre la base de limón, "que se hacía legible al calor de una vela, o se escribían en códigos numéricos".

Finalmente, Pigna cuenta que muchos de los integrantes de la red fueron detenidos y otros comenzaron a trabajar como agentes dobles, cuya principal tarea era entregar informes a la máxima autoridad española de Chile, Casimiro Marcó del Pont, "supuestamente proveniente de agentes en Mendoza".

Finalmente, Pigna advierte que el redactor de aquellos documentos sobre el movimiento de las tropas y los planes de los patriotas era San Martín, "quien daba rienda suelta a su imaginación".

Mendoza como base del espionaje sanmartiniano