Supo que era adoptada, encontró a tres hermanos y ahora buscan a la hermana que falta

Se llama Agostina Guerrero, es mendocina y el año pasado comenzó a reconstruir su historia luego de enterarse de que sus padres la habían adoptado cuando nació. Encontró a sus hermanos Ariel, Alejandro y María Ruth. Ahora los cuatro buscan juntos a la hermana que falta.

Supo que era adoptada, encontró a tres hermanos y ahora buscan a la hermana que falta

Por:Ángeles Acosta
Periodista

Agostina Guerrero se crió en una familia llena de amor: papá, mamá y dos hermanas menores que ella. Si bien nadie nunca la hizo sentir diferente, ella siempre sospechó lo que en mayo de 2022 terminó confirmando: sus padres la habían adoptado cuando apenas era una bebé recién nacida.

Hoy está por cumplir 39 años y, tal cual se estilaba -por así decirlo- en los años en que nació, sus padres adoptivos decidieron no contarle nada de su verdadero origen. Ambos fallecieron mucho tiempo atrás y la vida para Agostina, que se desarrolla en Ciudad junto a su esposo e hijo de 4 años, fue transcurriendo.

Pero siempre había una sensación en ella. Sumada a la sospecha que siempre había tenido, llegó la maternidad y la joven  comenzó a tener un montón de conexiones con relatos de su pasado que no le terminaban de cerrar. Uno de ellos era, precisamente, el de su nacimiento.

Es que su mamá Ada, "Chichita", le había contado que un día, ya estando embarazada y llegando casi a los nueve meses, había viajado a San Martín junto a su padre, Eduardo, para visitar a sus compadres Julio y Mariela (los padrinos de Agostina -que serán clave en la historia-), el parto se había adelantado y ella había nacido en ese departamento del este mendocino.

Agostina Guerrero de bebé.

"Algo que me resonó cuando me quedé embarazada. Estaba por tener a mi bebé y pensaba ‘ni loca me muevo de mi casa'. Se me despertó algo ahí con la maternidad, fueron muchas cosas, tuve que hacer terapia. Pensé qué raro que mi mamá haya ido a San Martín ya estando casi en fecha. No me cerró", cuenta Agostina Guerrero a Mendoza Post.

La historia completa es fascinante y tiene un final feliz por eso empezaremos por ahí. Gracias a su amiga Mara y a varias personas que la ayudaron, incluidas sus hermanas de crianza, Agostina logró reconstruir gran parte de su historia. Y si bien su madre biológica falleció, pudo encontrar a tres de sus cuatro hermanos y hasta reunirse con dos de ellos.

La historia de Agostina

Inicialmente, Agostina pensó que había sido apropiada. Si bien, como nació en 1984 su historia no estaba vinculada a la dictadura sí había algunos indicios que le llevaban a pensar que sus padres adoptivos se habían saltado la vía legal para tenerla. 

"Yo me enteré que no era hija biológica de mis papás el 26 de mayo de 2022. Tengo dos hermanas (de crianza) más chicas que yo y a ellas les llegó el rumor. No sabían nada ninguna de ellas pero lo hablaron con mi pareja y los tres juntos decidieron contármelo ese día", comienza relatando.

-¿Habías tenido alguna sospecha antes?

-Sí, empecé a hacer muchos flashback en mi vida hablando con amigas. Yo sospeché siempre. Siempre me sentí diferente sin que me hicieran sentir así nadie de mi familia; ni mis papás, ni mis hermanas, ni mis tíos, ni mis abuelos, nadie.

Pero sí sentía algo y sentía que era adoptada de hecho. La primera ficha que me cae importante cuando mis hermanas me lo cuentan, es la tesina que había hecho en la Facultad para recibirme de abogada porque se trataba sobre esto; derecho de familia, el tema de la identidad dinámica y estática.

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-Habías elegido justamente esa temática.

-Sí, la elegí yo. Vi casos jurisprudenciales diversos y cómo eran en la práctica. Qué pasaba con esa vida de ese niño después de que socialmente era reconocido con el nuevo apellido, los lazos afectivos con sus papás, sus hermanos, qué pesaba más, si el nexo biológico o el jurídico.

Esa era mi tesina. Según mi psicóloga es el "Saber no sabido", o sea; yo siempre lo supe de manera inconsciente. Por ende no fue un baldazo de agua fría, sí doloroso pero sentí que fue una confirmación de todo lo que siempre había sospechado y no una información de cero.

-¿Empezás entonces a investigar creyendo que era una apropiación?

-Sí, por la historia que me contaron los que son mis padrinos, Julio y Mariela, que aún viven y con quienes estoy en contacto. Ellos fueron puente entre mi mamá biológica y mis padres adoptivos, en San Martín, que es donde efectivamente nací. Esa parte de la historia siempre la supe.

A medida que me fui adentrando en el tema descubrí que todo venía muy enviciado por el tema de la dictadura. Por mi edad no entro en las investigaciones administrativas de las Madres de Plaza de Mayo. Pero sí di con muchísimas instituciones estatales que se dedican a ayudar a las personas a reconstruir sus orígenes biológicos fuera de los años de la dictadura, en el ámbito de Poder Ejecutivo. Por ejemplo, la CONADI (Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad) o la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.

Agostina y su familia.

También, me metí en un colectivo que se llama "Mendoza por la Verdad" que una de las que lo lidera fue compañera mía de la facu, Guadalupe Álvarez. Ella me ayudó bastante con el tema de trabajarlo e investigarlo desde una apropiación.

El rol de los padrinos, clave

"Nosotros fuimos puentes entre tus papás y tu madre biológica. Nos enteramos de que había una señora que no podía criar a su hija y que ya tenía dos hijos varones", recuerda Agostina que le contaron sus padrinos.

Y sigue relatando: "Ellos fueron a la casa donde vivía mi mamá biológica, en San Martín, y vieron que tenía dos hijos, de 4 y 8 años más o menos. Me dieron las características de todos, también recordaban que había una abuela en silla de ruedas. Habrán ido dos o tres veces nada más a la casa, la ayudaban con dinero o la llevaban al obstetra. Hasta ahí todo me daba a entender que era una apropiación".

Agostina con su papá Eduardo.

-¿Y no había nadie en tu familia de crianza que supiera nada?

-Mis tías, que son las hermanas mi mamá adoptiva, no me podían aportar nada porque yo aparecí de repente en sus vidas. Una de ellas nada más sabía que mis viejos hicieron esa suerte en subrogación, cuatro meses antes de yo naciera. En teoría mis viejos no la querían conocer a mi mamá, por eso eran puente mis padrinos.

En noviembre del año pasado, decidida a empezar a buscar, me reúno con Guadalupe de Mendoza por la Verdad. Me asesoró sobre lo que podía hacer. Me contó que en un mes comenzaba a trabajar en el Registro de Adopción y que iba a necesitar a una abogada que le diera una mano.

A la par me hice un ADN ancestral. Por ahí hay muchas personas que no tienen acceso a información y a que existe la Conadi, la Secretaría de Derechos Humanos, los ADNs ancestrales y las ONG que los envían a Estados Unidos para investigar los orígenes de quien lo necesite. 

El ADN lo hice a través de una ONG que se llama Encontrarnos. Compré el kit de ADN y ellos lo enviaron a Texas. Si bien a mí no me arrojó un resultado relevante, hay muchísimos casos donde han encontrado a su familia biológica a través de estos estudios.

La búsqueda no avanzaba y terminé el año pasado muy mal. También quise buscar, en la clínica donde nací, algún dato. Lo cual era difícil porque las clínicas tienen 10 años la obligación de guardar los registros y además luego me enteré de que se había incendiado esa documentación.

Un nuevo año, un nuevo comienzo

Llegó 2023 y con la feria judicial de enero y más tiempo disponible (por su profesión), Agostina aprovecha para seguir con la tarea de encontrar a alguien de su familia biológica. "Un jueves inicio el trámite de búsqueda de orígenes por apropiación en la Secretaría de Derechos Humanos y al otro día me llama Guadalupe llorando y me avisa que yo había sido adoptada legalmente. Ahí me entero del nombre de mi mamá biológica: se llamaba Mercedes Teresita Masutti", cuenta con alegría.

-¿Cómo fue ese momento, qué sentiste?

-Fue una alegría inmensa. Más allá de que quería saber el nombre yo buscaba, en todos esos esos meses, un rostro que no conocía del cual no sabía el nombre. Era muy desesperante. Muy triste, te genera mucha angustia y mucha ansiedad buscar una cara que no sabes cuál es.

Y de repente esa cara tenía un rostro y tenía un nombre. Fue muy revelador y muy sanador. Además saber que mis viejos hicieron las cosas bien legalmente. Como abogada me quedé tranquila porque eso me permitió llegar adonde llegué.

No había sido una apropiación. Me adoptaron a mí, los desbloqueé (es el término que se utiliza en estas situaciones) y nacieron después mis dos hermanas que sí son hijas biológicas de mis papás adoptivos. Pasa en muchas familias.

Lo que ocurrió el fin de semana siguiente fue que una de mis hermanas de crianza teniendo el nombre de mi mamá biológica y su número de DNI paga un informe en una página que se llama Datae para ver si estaba viva, saber su domicilio porque no habían registros de ella ni de nacimiento ni de fallecimiento acá en Mendoza.

El informe arroja que Mercedes había fallecido en el 2014 en Punta Alta, Bahía Blanca. Estos datos son importantes porque son los que tuvo en cuenta Mara. Salían dos domicilios.

En tres días, pasé de no tener nada a un montón de información. La psicóloga me ayudó a conectarme con lo que yo quería. Guadalupe me aconsejó que no me pusiera a buscar. Pero mis padrinos estaban seguros de que tenía dos hermanos varones y yo quería conocerlos.

Eran mi norte ellos. Los quería encontrar, ya que mi mamá estaba fallecida, quería buscar a mis hermanos.  A Mara, como es de San Martín, le conté mi historia para ver si sabía algo. Siempre me iba acompañando y tenía una actitud muy proactiva en la ayuda. Se ponía a investigar un montón. Cuando yo conecto con lo que realmente quería hacer, sí quería buscarlos -vuelve a subrayar-.

El aporte de Mara, crucial

Aquí entra en escena un personaje fundamental para la reconstrucción del pasado de Agostina: su amiga, Mara Yurie Profili.

"A mí me conmovió de entrada su historia e inmediatamente me puse a buscar información para poder ayudarla a encontrar a su familia biológica", cuenta Mara a Post.

Ellas se conocieron "de casualidad" porque si bien Mara es oriunda de San Martín, el departamento en el que nació la protagonista de nuestra historia, Agostina nunca vivió ahí y es casi cuatro años más grande que Mara.

Fue en los pasillos del edificio en el que ambas vivían con sus parejas cuando, embarazadas y en reposo, ambas esperaban a su primer hijo. Niños los dos, que nacieron con un mes de diferencia y que actualmente son tan amigos como ellas.

"Hace como un año me contó que era adoptada y que había nacido en San Martín, donde yo nací y viví toda mi vida hasta que empecé la facultad. Le dije que la iba a ayudar a buscar a su familia, la animé porque ella no quería al principio. Luego estuvo buscando y no aparecía nada, hasta que dio con el nombre de su mamá. Con ese dato, le llamé a un amigo que está en el tema y le pedí información de la madre de Agostina", describe Mara.

-¿Qué pasó ahí, diste con esa información?

-Entre lo que tenía, que no era mucho, aparece una persona fallecida, que nos llamó la atención pero no tenía registro de nada. Estábamos como buscando en la nada pero había dos domicilios en Bahía Blanca. Los busqué por Google y salía un barrio y varios locales. Opté por contactar al taller mecánico de la zona, que imaginé que estaría ahí hacía mucho.

Me atendió un flaco que me dijo que justo se iba a pagar el alquiler, que le iba a preguntar a la dueña de varios departamentos de la zona porque ella tenía todos los datos de la gente que había vivido ahí y que lo llamara al otro día.

También llamé al otro domicilio, que justo era un estudio jurídico que trabaja una abogada de infancias. Me pasó con el marido, que tiene un kiosco hace mucho, y él la identifica a Mercedes. Se acuerda que era una señora muy solitaria, que tenía muchos problemas de salud y que murió joven en el Hospital Naval. Es toda zona militar ahí.

Entre tanto, nos llega más información diciendo que había fallecido en marzo de 2014 la mamá. Yo estaba laburando y me llama la vecina del mecánico. Me dice que ella era militar, que no podía aportar información, pero que había un grupo de Facebook con todos los que vivían en Punta Arenas y había dos chicos Masutti, llamados Alejandro y Ariel.

Mara y Agostina, felices y agradecidas.

-¿Y qué hiciste ahí?

-Como soy re lanzada, los busqué por las redes y los agregué. Vi que en 2014 alguien les decía que lamentaba la pérdida de su querida madre y salían los dos hermanos y otra chica que decía que era hermana también. Me metí al perfil de ella y vi que tenía 50 amigos en común, que me pareció rarísimo. El posteo decía ‘qué lindo haberte encontrado, hermana'. Veo que esta chica era de San Martín y que estaba casada con un vecino de mi familia. Era María Ruth Codiluppi, la hermana más chica de Agostina.

En el medio mucha gente a la que llamé me insultó y no me quiso ni atender. Pero seguí. Le escribí a uno de los chicos y le pregunté si era hijo de Mercedes Teresita Masutti y me respondió que sí. Ahí la llamo a Agostina y le digo que tiene tres hermanos, no dos como ella creía inicialmente, y una es una mujer. No entendía nada mi amiga.

Sigo investigando, llamo a una amiga que conocía a María Ruth y me cuenta que la habían dado en adopción y que en 2014, cuando falleció su mamá biológica, conoció a sus dos hermanos varones. Me dijo que ahora vivía en España.

Eran muchas coincidencias. Le dije a Agostina que lo llamara. Ellos le dijeron que la habían estado esperando toda la vida y que sabían que en algún momento ella los iba a buscar. Se le vino el mundo abajo y de repente en un día cerró todo. Ahora está bien. Y seguimos entre todos buscando a la hermana que falta.

El reencuentro y la hermana que aún buscan

Así, Agostina le escribe a su hermano Alejandro Masutti, el segundo de los cinco hijos de Mercedes, y hacen una videollamada. "Cuando lo vi me quedé asombra porque somos muy parecidos. Me cuenta que suponía que era una hermana porque él no se acordaba de mí, pero Ariel (el mayor) sí. Ambos sabían que yo había sido dada en adopción y que después, cuatro años más tarde, otra hermana más fue dada en adopción también, que es la que actualmente estamos buscando. Sabemos que nació más o menos en 1987 o 1988, en Rivadavia, y que fue dada en adopción a una familia de San Martín. Al parecer, podría compartir padre biológico con María Ruth Codillupe, que es la más chica de los cinco hermanos que somos en total", se explaya la abogada.

-¿Y a tu hermano más grande lo llamaste también?

-Sí, con Ariel me contacté ese mismo día. Estaba emocionado, lloraba y me dijo que toda la vida me habían esperado a mí y a mis hermanas. Me contó que Mercedes sus últimos años de vida nos quiso buscar. Que él le dijo que sí la iba a ayudar en la búsqueda y después le dijo no, porque no le parecía caer en nuestras vidas de repente. Ya que tal vez ni sabíamos que éramos adoptadas y podía hacer un daño grande.

Ariel y Agostina cuando se reunieron este verano 2023.

Me dijo que hasta pensó en buscarnos cuando existía el programa de televisión "Gente que busca gente" pero luego decidieron que la búsqueda fuera iniciada por mí. La recepción fue hermosa.

-¿Ya se conocieron personalmente?

-Sí, a la semana de habernos contactado -el fin de largo de Carnaval- me fui a Buenos Aires. Primero a Capital, que ahí vive Ariel (que es militar) y después fuimos a ver a Alejandro a Concepción del Uruguay, en Entre Ríos. Tengo sobrinos incluso. María Ruth, la más chica, vive en España hace unos meses, así que todavía no nos hemos conocido pero viene para acá en agosto. Ella no fue dada en adopción, sino en una guarda transitoria a su tía, la hermana de su papá. Por eso, siempre supo la verdad, quién era su mamá y tuvo contacto con nuestros hermanos biológicos.

-¿Conociste los motivos por los cuales tu mamá te da en adopción?

-Ella no podía mantener a sus hijos económica, moral ni espiritualmente. De hecho cuando a mí me da en adopción, manda a mis hermanos a la Colonia 20 de Junio, una casa hogar, porque había perdido la casa en donde vivían en San Martín y no los podía mantener. No compartimos padre biológico ninguno de los tres más grandes, ni tenemos información al respecto.

Lo que pedí en el Registro de Adopción fue una ampliación de búsqueda porque entiendo que ha habido un seguimiento del Estado en algún momento y quizá así podamos encontrar a la hermana que falta.

Los hermanos Ariel, Alejandro, María Ruth y Agostina en videollamada

-¿Ahora cómo estás, qué sigue?

-Estamos construyendo este vínculo con muchas ganas. Con Ariel (47), Alejandro (44), María Ruth (31) y buscando a la cuarta hermana que debe tener 35 años. Ellos dicen que soy igual a mi mamá. Cuando nos vimos fue hermoso realmente porque no sabes si esa persona te va a abrazar o no, no la conocés y fluyó todo entre los tres que vivimos acá en Argentina. Ir a conocerlos fue la mejor decisión que pude tomar. Ahí me contaron muchas cosas. Tuvieron una vida muy difícil, así que Mercedes tomó una muy buena decisión en darme en adopción.

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-¿No sentís rencor?

-No, todo lo contrario. Nunca lo sentí porque es un acto de amor también renunciar. Y confiar en que esos padres van a amar a tu hija y le van a dar la vida que ella no pudo. Yo soy la persona que soy gracias a mis papás adoptivos. 

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