A un año de la llegada del Covid-19: la historia del "paciente cero"

Claudio Ariel Pazzi dio positivo al test de coronavirus el 3 de marzo de 2020, al llegar en un vuelo de Italia. Desde entonces, Argentina registró más de 2 millones de contagios y 50.000 muertes.

A un año de la llegada del Covid-19: la historia del "paciente cero"

Por: Mendoza Post

Este miércoles se cumple un año del primer caso de coronavirus en la Argentina. Por eso entonces, la pandemia aún no había sido declarada por la Organización Mundial de la Salud. Estados Unidos contabilizaba solo 107 contagios; Canadá, 27; Ecuador, 7; México, 5; Brasil, 2 y República Dominicana, 1. Un año después el mundo es totalmente distinto y los casos ni hablar.

Claudio Ariel Pazzi, un empresario que se encontraba trabajando en Italia, no se imaginaba que al aterrizar en Ezeiza se convertiría en el paciente cero. El país europeo fue su último destino en el viejo continente, también estuvo en España y Hungría, para eso entonces había 3.300 en esa nación.

Desde el minuto uno fue aislado. Al día siguiente fue llevado al sanatorio Agote y desde allí pasó la enfermedad con relativo buen estado clínico y sin mayores sobresaltos. 

La Argentina se preparaba para vivir lo que sería la pandemia.

-¿Qué sensaciones recuerda de ese momento?

- Era medio raro tener la enfermedad cuando no se sabía qué era lo que te podía pasar. Pero estaba tranquilo porque, una vez que llegué a Swiss Medical, me habían hecho los estudios y ya los parámetros me daban todos bien; después, cuando me hicieron el PCR y me detectaron que tenía COVID-19, pregunté cómo iba a ser esto, teniendo la enfermedad, qué podía pasarme, porque no sabía nada, y me dijeron que inmunológicamente estaba muy bien, que me quedara tranquilo, que no me iba a pasar nada. Así que lo pasé bien, sin complicaciones de nada.

- ¿Tuvo miedo?

- No, no. No porque estuve siempre bien, tranquilo. Nada.

- ¿Cómo fueron esos días, cuando se enteró que tenía COVID-19?

- Estuve trabajando en Milán, en una exposición de moda, y ahí, cuando llegué nadie sabía nada del virus, no había ni barbijos, ni alcohol en gel. La exposición se había hecho normalmente. Estuve bastantes días trabajando. Después, viajé a Barcelona. Pero nunca me sentí mal: trabajaba 10 horas por día, caminaba, estaba con energía, estaba bien. En el vuelo de regreso a Buenos Aires no sentí nada, porque dormí 12 de las 14 horas. 

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"Pero, cuando bajé del avión, tenía toda la remera transpirada y me pareció medio raro. Entonces, por precaución, pero en ningún momento pensé que pudiera ser por COVID-19, fui directo a hacerme ver. Mi vuelo habrá llegado a las 8 y yo a las 9 ya estaba en Swiss Medical. Y, como expliqué que venía de Milán, por las dudas, me hicieron el PCR. Y el 3 de marzo al mediodía detectaron que tenía coronavirus y que era el primer paciente con la enfermedad en el país.

¿Cómo y dónde cree que se contagió?

- Para mí, en Milán, porque el epicentro de la enfermedad había pasado ahí y durante el viaje estuve rodeado de mucha gente. En la exposición había miles de personas. Después viajé a Barcelona, pero ya sobre el regreso. Así que calculo que me contagié en Italia.

- ¿El síntoma solamente fue fiebre? ¿Perdió el olfato o el gusto?

- No, nada de eso. Una transpiración, que habrá sido fiebre, durante el vuelo, que no me di cuenta. Después, cuando llegué a Swiss Medical, me tomaron la temperatura y tenía 39º y una tos seca -aunque no mucho- y apenas un dolor de garganta. Me quedé cuatro horas en Swiss Medical y luego ya no tuve ningún otro síntoma. Ni siquiera me dieron un antigripal para bajar la temperatura. Pasé los 14 días en perfecto estado.

- ¿Le quedó algún tipo de secuela?

- No. Estoy bien y de salud, también. No tuve secuelas. Hago deportes todos los días.

Un año después el mundo pone sus esperanzas en la vacuna.

- ¿En algún momento se imaginó que se iba a convertir en un emblema de la pandemia en la Argentina?

- No. Pero, lamentablemente, me tocó a mí. Le podría haber tocado a cualquiera. Estoy tranquilo porque hice las cosas como las tenía que hacer: llegar y hacerme atender.

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