Detectan las zonas más afectadas por las tormentas en Gran Mendoza

Investigadores del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales Técnicas (IANIGLA-CONICET) estimaron el riesgo de los fenómenos naturales en Mendoza.

Detectan las zonas más afectadas por las tormentas en Gran Mendoza

Por: Mendoza Post

En las últimas décadas se ha intensificado el riesgo asociado a peligros naturales, debido al incremento en las concentraciones de gases de efecto invernadero y a procesos de cambio en el uso de suelo, entre otros factores.

Uno de los peligros más evidentes es la aparición de eventos meteorológicos extremos, por los daños severos que ocasionan. Éstos han aumentado en frecuencia, magnitud, extensión espacial y temporal.

Por ejemplo, en Mendoza, las precipitaciones ocasionan caída de ramas y árboles, anegamiento de viviendas, inundaciones, daños en las infraestructuras, colapso de cloacas, cortes de electricidad y agua e, incluso, pérdidas de vidas. Además, en varios departamentos el granizo ha arrasado con la producción de viñedos y otros sectores agrícolas.

Georgina Marianetti y Juan Antonio Rivera, investigadores de la Universidad Maza y del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales Técnicas (IANIGLA-CONICET) buscaron estimar el riesgo de estos fenómenos en el Gran Mendoza (el área metropolitana que concentra la mayor densidad de población).

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Así se mostró que la zona del oeste, lindante con el piedemonte, es susceptible a aluviones mientras que la zona mayoritariamente urbana es propensa a registrar inundaciones repentinas. Además, el avance descontrolado de la urbanización ha llevado a un continuo crecimiento del riesgo geológico asociado a eventos de precipitación intensa.

Ante este escenario, los especialistas consideraron registros de precipitación de los últimos 35 años (en los meses más lluviosos, de octubre a abril) e indicadores sociales y económicos disponibles a partir de los últimos censos nacionales y provinciales.

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Para el cálculo del riesgo combinaron las variabilidades espaciales de la amenaza y la vulnerabilidad asociada a estos fenómenos, las cuales fueron estimadas mediante la categorización de eventos de precipitación y la elaboración de un índice de vulnerabilidad social (alta, media o baja). Este mapeo es el puntapié para la creación de planes de mitigación y prevención y brinda solidez científica en una temática no tan analizada hasta el momento.

Tras la obtención y análisis de los datos los investigadores dividieron los resultados en tres ejes: por un lado, amenaza, vulnerabilidad y finalmente el producto de ambos: el riesgo.

Las amenazas

Según el umbral de precipitación se observó la presencia de distintos problemas:

-10mm - Cortes de luz, caídas de árboles y ramas, destrozos de materiales

-15mm - Se afecta la potabilización, cortes de agua y luz, caídas de árboles y ramas, destrozos de materiales

-20mm - Inundaciones, colapso de cloacas y acequias, evacuaciones, cortes de agua y luz, caídas de árboles y ramas, destrozos de materiales.

En cuanto a la frecuencia de eventos, el mapa muestra que la amenaza alta se concentra en Godoy Cruz, Guaymallén y al oeste de Capital. Un nivel medio se observa en la región entre los departamentos de Capital y Guaymallén y en gran parte de Maipú, mientras que niveles de amenaza bajos se observan en Luján de Cuyo y Las Heras.

Los departamentos más vulnerables

La investigación mostró que Maipú y Luján de Cuyo presentaron una vulnerabilidad alta, seguidos por Las Heras y Guaymallén con una vulnerabilidad media mientras que Godoy Cruz y Capital esa variante es baja. En Las Heras y Luján de Cuyo hay una mayor proporción de hogares vulnerables, al igual que en Maipú y Luján.

Zonas de riesgo

Este concepto combina los anteriores y se observa que el sureste del Gran Mendoza, abarcando parte de Maipú y Guaymallén, son proclives a precipitaciones intensas, seguido Las Heras y Luján de Cuyo con un riesgo medio.

Finalmente, con un nivel de riesgo bajo, aparecen Godoy Cruz y Capital. Esto tal vez demuestra que, a pesar de la magnitud de los eventos, una buena infraestructura y preparación pueden mitigar los efectos adversos. 

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