El insecto con pene femenino y vagina masculina que desafía la biología sexual

Un estudio publicado en la revista Current Biology revela que un insecto cavernícola sudamericano del género Neotrogla presenta un sorprendente intercambio de genitales: las hembras poseen un órgano similar a un pene y los machos una vagina, en un claro ejemplo de inversión de roles sexuales.

El insecto con pene femenino y vagina masculina que desafía la biología sexual

Editó: Santiago Montiveros

Una investigación desafía nuestras ideas sobre el sexo en el reino animal: en el género Neotrogla, un insecto cavernícola de Sudamérica, las hembras tienen pene y los machos vagina.

El hallazgo, publicado en la revista Current Biology, describe cómo las hembras de estas especies, que habitan en cuevas brasileñas, poseen un órgano denominado ginosoma, que funciona como un pene eréctil y les permite penetrar a los machos durante la cópula. Por su parte, los machos presentan un órgano receptivo que se asemeja a una vagina.

El ginosoma no solo sirve para la transferencia de esperma, sino que también ancla a la hembra al macho, asegurando la recepción de un valioso regalo seminal que contiene nutrientes clave para su reproducción. Este hallazgo revela una dinámica de apareamiento radicalmente distinta a la que solemos observar en la mayoría de las especies.

Según los autores, esta adaptación estaría impulsada por el ambiente extremo donde viven estos insectos: las cuevas secas y pobres en recursos. Allí, los espermatóforos (cápsulas de esperma ricas en nutrientes) que entregan los machos se convierten en una fuente de alimento crucial para las hembras, quienes compiten por conseguirlos. Esto habría favorecido la evolución de un órgano intromitente en las hembras y genitales receptivos en los machos, invirtiendo los roles sexuales tradicionales.

El estudio subraya que estos órganos genitales son específicos de cada especie, y se complementan con estructuras internas que facilitan el apareamiento prolongado. De hecho, en la especie Neotrogla curvata, las cópulas pueden durar más de 70 horas.

Este descubrimiento ofrece una oportunidad única para estudiar la evolución de las estrategias reproductivas y la selección sexual en el reino animal, y demuestra que la naturaleza puede encontrar soluciones sorprendentes a los desafíos de la supervivencia.

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