Un año de gobierno: cómo va Suarez

El balance de una gestión marcada por la pandemia, y las consecuencias económicas y sociales de la cuarentena. La relación con Nación, y las diferencias internas. ¿Hay lugar para soñar una Mendoza que crezca?

Un año de gobierno: cómo va Suarez

Por: Carlos Ponce y Ricardo Montacuto (*)

Rodolfo Suarez no tiene ni se ha preocupado en forjar un relato épico, como aquel de "Mendoza, Espíritu Grande" del último gobierno peronista de la provincia, entre 2011 y 2015. Tampoco un contra relato como el de Alfredo Cornejo y su "Revolución de lo Sencillo". El estilo Cornejo pasó por 4 años de una furiosa agenda de reformas desde el Ítem Aula hasta el funcionamiento de la Justicia y el Código de Faltas, y un duro enfrentamiento político con el peronismo local, sectores de la corporación judicial y los sindicatos estatales. El "modo" Suarez, hay que decirlo, es bien distinto.

Transcurrió un año de gestión desde aquel lunes 9 de diciembre, caluroso, en que Suarez asumió su gobierno y recibió los atributos de mando de parte de Cornejo. Tres días después comenzaron a registrarse los primeros contagios de coronavirus en Wuhan, China. El virus pronto empezó a esparcirse por el mundo y todo cambió. El impacto fue planetario, los países adoptaron distintas estrategias para enfrentar la pandemia y decidir las medidas sanitarias, tanto como poner en marcha herramientas para paliar sus consecuencias económicas, sociales y ambientales. Ese pulso fue marcando el rumbo de cada país. En otra escala, lo mismo ocurrió con el gobierno de Suarez.

Suarez y Cornejo, el 9 de diciembre del año pasado.

Pasado el primer impacto de la cuarentena inflexible que casi todos aceptamos y apoyamos el 20 de marzo, el gobierno de Mendoza eligió evitar el encierro y fue apostando paulatinamente por mantener la economía local lo más abierta posible con la mayor cantidad de actividades funcionando, para minimizar el costo ruinoso de la extensa cuarentena dispuesta por un gobierno nacional que asumió, en algunos casos, medidas tan ridículas como perjudiciales. Nunca más Mendoza volvió a vivir un aislamiento prolongado como en aquellas tres semanas desde el 20 de marzo. Y ello fue decisión de Suarez. El tiempo y las cifras parecen estar dándole la razón. Hubo semanas en las que el sistema sanitario estuvo cerca del colapso mientras los contagios crecían y también las muertes incluso entre el personal sanitario. Y el gobierno nacional presionó fuerte para volver a alguna versión de la cuarentena estricta. Suarez asumió el riesgo, hizo una interpretación flexible del decreto presidencial y mantuvo Mendoza lo más abierta que se pudo.

Encuesta: ¿Qué piensan hoy los mendocinos de Suarez y Alberto?

Pasado este año signado por la pandemia, y conviviendo con un gobierno nacional de distinto signo político, Rodolfo Suarez ha sido el gobernador de los equilibrios. Cualquier yerro en sus "fórmulas" particulares de ejercer la política habría significado alguna implosión. Ese "balance" le obligó a negociar con un gobierno nacional de doble comando y muchas contradicciones, un peronismo mendocino que se ordenó recién sobre el final del año, y las críticas soterradas, por suerte para él silenciosas, de dirigentes e intendentes de su partido que estaban acostumbrados a otra acción. Suarez es un gobernador resiliente. Que debió adaptarse con perfil bajo a las circunstancias más adversas.

Suarez y una de las primeras videoconferencias  con Alberto Fernández, por las cuestiones sanitarias.

Analizando el año de modo cronológico, el comienzo de esta gestión no pudo tener más traspiés. La habilitación de la minería y posterior retroceso con acompañamiento del peronismo a través de la sanción de una ley que reemplazaba a la 7722 pudo haber sido el peor de los presagios para una gestión que empezaba. Luego, no hubo presupuesto por meses. Y muchos dudaron de la capacidad de gestión política del nuevo gobierno, hasta que con el correr de los meses lo que se advirtió fue un cambio en las formas, en el estilo. "Nosotros hacemos política con nuestros tiempos" suele decir Suarez.

Qué se dijo: Un año de gobierno: las 5 frases de Rodolfo Suarez

Pasado el capítulo minería-antiminería, al gobernador de Mendoza le tocó administrar una difícil relación con Nación. Desde el principio, Suarez sostenía ante autoridades nacionales que la cuarentena no era el único remedio contra el coronavirus. Y que había que apostar a las responsabilidades y cuidados sanitarios individuales y grupales. Su discurso chocó con una cerrada negativa del presidente Alberto Fernández, el jefe de Gabinete Santiago Cafiero, el ministro de Salud Ginés González García, y de allí para abajo. El país se cerró como una enorme tortuga en su caparazón, generando miles y miles de nuevos pobres, el cierre de unos 400.000 comercios según la CAME, y la pérdida de más de un millón de empleos. El funcionamiento de la economía fue sobre la base de las actividades esenciales, y la ayuda estatal tipo IFE, ATP, subsidios, créditos blandos subsidiados por el Estado, bonos para beneficiarios de AUH. Sin embargo, en Mendoza, hace seis meses que funciona el turismo interno y este mes empezó el nacional. A poco de andar la pandemia, Suarez tuvo un fuerte choque con Nación por el bloqueo a la compra de respiradores.

La relación con Nación se complejizó con los devenires de Portezuelo del Viento. El gobierno no ha podido torcer las ideas erróneas de Alberto Fernández. Si bien el presidente no dejó de depositar el dinero que corresponde a Mendoza , a través del ministerio del Interior y del COIRCO le ha ido dando la razón a los reclamos de La Pampa en casi todo. Los últimos capítulos de la saga Portezuelo están pendientes de definición. La demora que sucederá en el inicio de la obra ya tiene sabor a derrota. 

Cierta indiferencia a los pedidos de Malargüe para abrir la minería en aquel departamento -lo que traería miles de millones en inversiones y empleos bien pagos- también parece un capítulo fallido de la gestión económica. Es cierto que están enfocados en conseguir socios para el proyecto Vale. Pero desperdiciar la licencia social que hay en Malargüe para la minería, no sería bueno.

El tapaboca obligatorio. Suarez apostó a la responsabilidad de la población.

La negociación de la deuda de Mendoza con el Banco Nación fue otro problema. Se resolvió recién en el último trimestre luego de meses de desencuentros. Al mismo tiempo el gobierno nacional socorrió con miles de millones de pesos a provincias con gobiernos de su mismo signo político, a través de un fondo especial de 170.000 millones de pesos creado para asistir desequilibrios financieros en las provincias, generados por la caída de recaudación a causa de la pandemia. Los últimos episodios están frescos. Mendoza pidió a Interior una asistencia de 3.500 millones de pesos de ese mismo fondo para atender el aguinaldo a estatales de una sola vez, y aún no hubo respuesta.

La anécdota del "ninguneo" a Suarez, a quien no invitaron al almuerzo en Olivos con otros gobernadores incluso el radical correntino Gustavo Valdés, corona un año de una relación muy compleja. Pero, en la provincia más anti K del país, o por lo menos peleando el "podio" de territorio poco afín a Cristina Fernández de Kirchner, cada destrato es una "cucarda" que termina beneficiando a Suarez a los ojos de su comunidad. Lo mismo ocurrió cuando el gobierno nacional mandó a Mendoza a fase de aislamiento. Suarez, un rebelde silencioso, como ya explicamos hizo una interpretación border del  decreto de aislamiento, para desobedecerlo y mantener la economía provincial latiendo.

El gobernador de Mendoza, obvio, no anda a ciegas. Se apoya mucho en encuestas y sondeos de opinión en casi todos los temas. Termina el año con un 72,4 % % de aprobación de la gestión entre los mendocinos, de acuerdo a una encuesta de Mediciones Mendoza. Es una enormidad, considerando que Cornejo le dejó la vara alta, que el tropiezo con la minería pudo haber producido daños a su gobierno, y que como el resto de las provincias, cayeron los ingresos provinciales producto del derrumbe económico arrastrado por una economía nacional que ya venía mal o muy mal, más la pandemia y los costos de la cuarentena interminable. Hubo dificultades financieras serias, que se reflejaron en el pago escalonado del aguinaldo de junio. Y un aumento enorme del gasto en Salud, y social. Veremos las cifras definitivas cuando se publique la ejecución presupuestaria hasta el 31 de este mes. Todo ello, con una caída de los recursos de aproximadamente un 15 %. Ello significa 18.000 millones de pesos menos. En el total del año, es como perder un mes entero.

Suarez con el gobernador de La Pampa Sergio Ziliotto, y con el ministro del Interior Wado De Pedro.

¿A qué se debe la imagen alta de Suarez? A que mantuvo Mendoza funcionando lo más que pudo. Las industrias comenzaron a trabajar ni bien terminó la primera etapa de la cuarentena. Cuando el mando pasó a los gobernadores, abrió la gastronomía y el turismo interno. Luego, la actividad comercial y las reuniones. Por meses, a la vez que abría actividades, el control del cumplimiento de la cuarentena fue estricto. Cuando las terapias intensivas estuvieron al límite, cerró Mendoza en el Día del Estudiante, para volver a abrirla después. Y llega a fin de año con las cifras de la pandemia en baja. La política de Suarez respecto de la combinación salud-economía fue exitosa. Veamos los números. Al día 7 de diciembre, Argentina supera a Brasil en casos por millón de habitantes (32.372 vs 31.066), y en muertes por millón de habitantes (879 vs. 832). La economía "abierta" que planteó Suarez fue mejor que la "cerrada" de Nación, y que muchas provincias. Los 55.400 casos de Mendoza y los 1.153 fallecidos, aunque el costo para esas familias sea del 100 % y el dolor no se pueda medir, están dentro del promedio nacional de la pandemia y con mejores cifras que provincias que mantuvieron sus economías cerradas hasta el absurdo, como Buenos Aires, gobernada por el kirchnerista Axel Kicillof, o la San Luis de Rodríguez Saá, con muchos menos habitantes y una cuarentena estricta.

Así, Suarez fue el primero en cerrar, luego en abrir, más tarde fue el primero en permitir el turismo, el comercio, mucho antes las industrias, e incluso los colegios provinciales pudieron terminar el año con actividades presenciales, algo que en otras provincias está prohibido. Con el "diario del lunes" queda la duda si no podría haber avanzado más rápidamente en la vuelta a las clases presenciales y evitar aunque fuere en una mínima parte, el tremendo costo educativo de un año casi perdido para miles y miles de alumnos.

Suarez y la ministra Ana Nadal.

2020 es un año absolutamente fuera de lo normal. A Suarez le tocó el peor momento que se pueda imaginar un gobernante y lo asumió sin quejarse. Viendo el gobierno desde otro lugar... ¿Qué se le podría criticar? Algunos de sus ministros reciben críticas porque su acción se ve menos. Otros, se la pasaron apagando incendios producto de la pandemia. Algunas acciones, como enviar a la Legislatura una Reforma Constitucional y una nueva Ley de Educación, de destino político incierto, pudieron haber sido un error aunque Suarez y sus ministros están convencidos de lo contrario. Ambas herramientas son demasiado importantes. Sin embargo el gobernador empezará esta semana su segundo año de mandato sin cambios de gabinete y ratificando a todos sus colaboradores. Ello marca que está convencido de lo que hace.

Le ha tocado a Suarez -que venía de gestionar la Ciudad de Mendoza, el mejor lugar del país para vivir según sus propios vecinos- el peor momento posible para gobernar una Mendoza compleja, muy estrecha en su economía y con pocas herramientas propias para fomentar el crecimiento. Podríamos decir que se fue "haciendo" gobernador al andar, y que el saldo del primer año es positivo, tal como lo juzgan -de momento- una importante mayoría de mendocinos. Queda por ver si en el futuro su gobierno tendrá la capacidad de salirse de este círculo vicioso de dificultades, por bien que las resuelvan, y apuntar al crecimiento, o si será un buen administrador de la crisis que dejará la pandemia.

Si nos conformaremos todos con ser una provincia más, pobre pero bien administrada, o empezaremos a soñar sueños nuevos, como los de ser la región más pujante y moderna del Cono Sur. ¿Por qué no? ¿Qué tienen  los habitantes de Río Grande Do Sul, la IV Región de Chile o las zonas más prósperas de Perú, Colombia u algún otro país de los que a veces nos ponen de ejemplo, que no tengamos los mendocinos? Somos un lugar de "hacedores". Suarez es justamente uno de ellos, podemos permitirnos imaginar un futuro de grandeza para nuestra provincia. Ese puede ser uno de los legados del gobernador para todos los mendocinos.

...

(*) Los autores son presidente del directorio de Plataforma Digital y director periodístico de Mendoza Post.

Esta nota habla de: