Una misa en el Vaticano, una elección en CABA, y un presidente que no apareció.
León XIV en Roma, Adorni en tercer puesto
La ciudad estaba empapelada con carteles que pedían orden, otros que prometían equilibrio, y algunos que simplemente decían "Santoro". En las boletas, los nombres venían con apellidos y las fotos con sonrisas congeladas. En las mesas de los cafés hay servilletas dobladas con números escritos al margen. Se habla poco, se calcula mucho. Nadie arriesga nada en voz alta. En una oficina del centro, alguien preguntó si el trader pensaba aparecer. La respuesta fue que estaba "en tránsito". Y que había pedido roaming. Puertas adentro, ya se acepta sin demasiado ruido: el trader está atravesando algo. No es cansancio, ni cálculo. Es otra cosa. Un tipo de fervor. Hay quienes lo llaman fe. Otros, etapa. Nadie lo dice así, pero lo piensan: se cree Papa.
El entorno no se sorprende. El trader lleva semanas hablando de "cónclaves" para referirse a reuniones de gabinete. Asegura que hay que limpiar "la curia nacional". Empezó a firmar documentos internos con iniciales que no corresponden a ningún cargo. En una reunión de la mesa chica, bendijo una lapicera antes de firmar el DNU.
La elección legislativa en la Ciudad le queda chica. En octubre se juega el poder nacional. Pero mayo mide sangre: bancas, bloques, proyección. Unión por la Patria va con Santoro. El PRO puso a Lospennato, que volvió al centro del tablero con más experiencia que entusiasmo. La Libertad Avanza postula a Adorni. En los papeles, es un operativo. En los hechos, una interna: Karina, Marra, el trader, y todos los que creen representar "la línea directa".
El trader no estuvo en las reuniones previas. No firmó spots. No se dejó ver en la campaña. El viernes, se subió a un avión con destino a Roma. En la valija llevaba una libreta, una mitra y la idea de que todo coincidía. La era del león ya había sido anunciado, ahora se trataba de ocupar el lugar.
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Durante el vuelo pidió una Coca Zero. No la abrió. La sostuvo un rato, girándola en la mano. Un asesor se acercó y le mostró el celular: Prevost, Robert. El trader no respondió. Desbloqueó su teléfono, entró en una app sin ícono y generó una imagen: un león con mitra blanca, báculo, fondo dorado. Ajustó el brillo, subió la imagen con una frase en mayúsculas.
Minutos después pidió que le trajeran un rosario. Los mastines habían concluido la etapa del Muro de los Lamentos y se preparaban para la nueva temporada apostólica romana. Cantó a viva voz ¡ni el pan es pan ni el vino es vino!, pidió una bandeja de pejerreyes e intentó multiplicarlos. No pudo y se durmió.
En Roma lo recibieron sin ceremonia. La Plaza de San Pedro estaba lista. A las 9:37 se sentó en la tercera fila, entre una delegación de Paraguay y un ministro africano. Llevaba una carpeta negra con anotaciones propias. Observó la ceremonia con expresión neutra. Cuando el Papa recibió el anillo del pescador, el trader escribió algo en su libreta. Cuando el coro entonó el Sanctus, extendió los brazos en un rezo vibracional como un arquero brasileño ante una tanda de penales.
En Buenos Aires, Adorni revisaba planillas en una oficina sobre Avenida Belgrano. Evitó el búnker. Dijo que era por sobriedad. En Parque Chacabuco lo saludaron sin ganas. En Palermo lo confundieron con un asesor. En las encuestas aparecía tercero, en caída. El equipo intentaba mostrar tranquilidad. Repetían que "la campaña fue conceptual". La fiscalización era parcial en varias comunas. No había carteles oficiales. El trader tampoco había autorizado ninguno.
En un chat reservado, alguien mandó una imagen: León XIV alzando una Constitución Nacional. Otro reenvió una foto del trader con fondo Vaticano y la frase "guía sin territorio". Una tercera mostraba una urna vacía y un báculo digital. El pie decía: "La legitimidad es espiritual."
El trader regresará el lunes. Tiene marcada una audiencia privada con una figura que no fue revelada. En su libreta, escribió una sola línea antes de embarcar: "No se mide el poder por la cantidad de sillas ocupadas, sino por la cantidad de lugares desde donde se puede desaparecer."