Argentina vivió 20 elecciones tras la época más oscura de la historia y este domingo vamos nuevamente a las urnas, para defender nuestro derecho como ciudadanos. Y sostener un sistema de vida.
Hoy celebramos y defendemos la democracia
Era tarde, de noche. Una de esas noches en que te dejaban -por excepción- quedarte despierto hasta tarde. Afuera escuchaba a unos vecinos que iban y venían gritando algo contra uno que ni sabía quién era, pero que ellos celebraban. Algo importante pasaba en las calles, que con el tiempo comprendí. Días después mi viejo me llamó para ver algo importante que pasaba en el único canal que había en la televisión. Volví enojado ya que dejaba de callejear para entrar a casa. "Vení que esto es importante", me dijo.
Solo veía a dos señores de traje que se pasaban una "cinta" y un "palo" con adornos. Era nada más ni nada menos que el traspaso de mando que Raúl Alfonsín le hizo a Carlos Menem en 1989. Me estaba mostrando un hito histórico que con el tiempo comprendí un poco mejor.
No era solamente el traspaso de mando, era el traspaso de una democracia a otra democracia luego de la más dolorosa dictadura cívico-militar que tuvo nuestro país. Entre 1976 y 1983 los derechos humanos fueron eliminados y el miedo -a la muerte principalmente- fue moneda corriente. En esos años se mató, secuestró, torturó. Y hasta nos llevaron a una guerra suicida.
Ver: Lo que hay que saber para votar en esta "particular" PASO en Mendoza
Este domingo 12 de setiembre se celebran las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) en toda la Argentina. Ya pasaron 20 elecciones desde que en 1983 Raúl Alfonsín fuera el primer presidente electo luego de aquella dictadura.
Son 38 años de ininterrumpida democracia donde como país hemos vivido -y vivimos- de todo, con crisis institucionales muy graves que trajeron "fantasmas" del pasado. Hiperinflaciones, privatizaciones, desempleo, pobreza, entre otros.
La crisis del 2001 tuvo un momento de máxima tensión social donde el lema "que se vayan todos" acompañado del voto en blanco, se convirtió en la respuesta de una sociedad escéptica de los representantes políticos.
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En 2021, estas elecciones legislativas nos encuentran en una situación inédita por la pandemia del coronavirus y un hartazgo en la población por la gravísima deuda social y económica generada por "la política".
Lo pendiente para mejorar es mucho y falta demasiado. Como ciudadanos estamos en derecho de reclamar y exigir a quienes nos gobiernan.
Las elecciones son, al fin, la celebración de la democracia. Del respeto a las minorías, de los derechos civiles y políticos. Y del derecho a exigir, y a sostener nuestras opiniones o cambiarlas con el voto. Este sistema es que el que debemos defender hoy. Aún con enojos, es el mejor que tenemos. El que nos permite disentir e intentar construir nuestro destino.
