Mendoza ha usado menos de un millón de dólares de los más de U$S 1.000 millones del resarcimiento. A fines de 2023, esa plata alcanzaba para comprar 170 millones de bolsas de cemento; hoy, apenas 85 millones.
De Portezuelo a medio Portezuelo: así se licuó el "resarcimiento histórico"
Lo que alguna vez se conoció como "los fondos de Portezuelo", en referencia al resarcimiento de 1.023 millones de dólares que la Nación le pagó como compensación a Mendoza por la prórroga irregular del régimen de promoción industrial en los '90, hoy debería llamarse, sin exagerar, "los fondos de medio Portezuelo".
¿Por qué? Porque desde diciembre de 2023 -cuando el fideicomiso ya acumulaba casi U$S 1.000 millones- los costos de construcción en dólares prácticamente se duplicaron. En consecuencia, esos recursos ahora sólo alcanzarían para financiar poco más de la mitad del proyecto hidroeléctrico Portezuelo del Viento, que quedó trunco. Una licuación en cámara lenta, pero constante.
El cemento no miente
Para ponerlo en términos concretos: a fines de 2023, con esos U$S 1.023 millones se podían comprar unas 170 millones de bolsas de cemento. Hoy, 85 millones. Es decir, la mitad. Lo mismo con el hierro: se podían adquirir 284 millones de varillas de hierro de 10x12, mientras que hoy alcanzan solo para 146 millones. En otras palabras, el poder de compra se redujo a la mitad, aun cuando el dinero -en su expresión nominal en dólares- sigue estando.
Y no es que el Gobierno haya usado esos fondos. De hecho, hasta la fecha ni siquiera ha ejecutado un millón de dólares del fideicomiso. Según datos oficiales entregados al Post, hasta la fecha se pagaron apenas 842 millones de pesos (menos de 1 millón de dólares al tipo de cambio oficial) en certificados de obra para los seis proyectos en ejecución.
El problema de guardar los dólares
La administración del fideicomiso, en manos del Ministerio de Hacienda, se mantuvo conservadora. En el contrato firmado en 2020 se establecía que la Provincia podía realizar operaciones financieras, crediticias o bursátiles para preservar el valor de los fondos. Sin embargo, en estos cinco años sólo se concretaron inversiones en dólares: en 2023, tras una denuncia del PJ, el ministro Víctor Fayad admitió haber colocado unos U$S 20 millones en el exterior -representaba apenas el 2% del total- y en 2024 se amplió en plazos fijos, también en dólares, en cientos de millones.
Con todas estas operaciones, el fideicomiso tiene, según el Gobierno, U$S 1.035 millones, lo que implica un aumento nominal de los fondos de 1,37%. Pero todo está inmovilizado en dólares. No hay pesos, no hay rendimientos significativos, no hay actualizaciones que reflejen la inflación local ni la suba del costo de construcción.
Desde el Ministerio de Hacienda explicaron al Post que decidieron no hacer carry trade -la operatoria de invertir en pesos a tasas altas mientras el dólar se mantiene estable- por considerarlo "altamente especulativo y riesgoso". "Las inversiones se evalúan antes y no después. Si es por eso, el bitcoin fue mejor negocio", justificaron, de forma irónica, ante una consulta de este medio.
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Sin embargo, la lógica había cambiado drásticamente a partir de 2024. Las señales eran claras: inflación en baja, tipo de cambio oficial planchado y rendimientos en pesos superiores al 4% mensual en algunos instrumentos conservadores. Incluso el propio presidente Javier Milei lo había anticipado en la Cumbre de IDEA de julio de 2024: "Argentina va, sin lugar a dudas, a una moneda mucho más apreciada".
Invertir una parte de los fondos en instrumentos seguros en pesos -como plazos fijos UVA, bonos ajustados por CER o incluso cuentas remuneradas bancarias- hubiese permitido que Mendoza ganara poder adquisitivo o, al menos, no perdiera tanto. Invertir apenas el 20% del fideicomiso (unos U$S 200 millones) en pesos, bajo esas condiciones, podría haber sumado más de 50 millones de dólares equivalentes en pocos meses, en lugar de los 12 millones que se "ganaron" en años.
¿Falta de audacia, exceso de cautela o restricción legal?
Hasta fines de 2023, la decisión de mantener los fondos dolarizados podía tener sentido en un contexto de inflación descontrolada y dólar volátil. Pero desde 2024, la estrategia de no diversificar carecería de sustento técnico y financiero.
Por otra parte, si bien indicaron que sería una locura poner parte de los fondos en pesos, desde el Ministerio de Hacienda también afirmaron que habría una restricción legal. "La moneda del fondo es el dólar, eso es lo que debe preservarse", afirmaron.
Sin embargo, dirigentes del mismo color político indicaron que tal restricción no existe, sobre todo si se considera el decreto de 2021, firmado por Rodolfo Suarez y Lisandro Nieri, que regula las inversiones financieras, incluyendo fondos fiduciarios, y que habilita operaciones en pesos, siempre que sean de bajo riesgo: por ejemplo, un plazo fijo bancario.
Por ahora, tras el cambio en el destino de los más de 1.000 millones de dólares que cobró Mendoza, la historia de los "fondos de Portezuelo" no se mide en obras, sino en cifras que, con el tiempo, valen cada vez menos.