Benjamin vuelve, los libertarios festejan y miran de reojo a Santa Fe

La militancia libertaria porteña festejó el fin del cepo cambiario con una fiesta en San Telmo. Los "legionarios" armaron un acto con estética de serie, tragos temáticos y cánticos de cancha para dar la "batalla cultural". Mientras tanto, el primer examen en Santa Fe no salió como esperaban.

Benjamin vuelve, los libertarios festejan y miran de reojo a Santa Fe

Por:Florencia Silva
Secretaria de redacción

El galpón de Chacabuco 974 tenía una luz de neón bajo la puerta. Azul, mínima. Podía ser un centro de depilación o un dojo de taekwondo. Pero no. En San Telmo, patria de guapos y percantas, los "legionarios" alquilaron un bar para festejar que Benjamin Franklin volvía a circular sin restricciones.

Adentro del bar, tres cámaras apuntaban a una pizarra. En la barra, Ramiro Marra, que le sacaba tres puntos a Adorni en la primera encuesta porteña, preparaba "Sindichorro Entregado" y "Emprendedor Prebendario" con Frizze azul, jugo de arándanos y unas raras gotitas oscuras que vertía con disimulo en los tragos. Vestía camisa blanca, traía el jopo peinado a la cachetada y olía a "Venganza" de Paco Rabbane.

La legión tenía un referente: Tommy Shelby. El joven mafioso ilustraba sus flyers y redes sociales. El bandido había llegado a ser líder de los Peaky Blinders,  una banda criminal que inicialmente se dedicaba a las apuestas ilegales. Como $Libra pero con libras esterlinas. Para disimular, esta vez pusieron al trader Caputo en la invitación a la fiesta de San Telmo.

"Los legionarios" habían armado una mesita con merchandasing para juntar fondos y hacerse unas remeras, pagarse la ortodoncia y costear algo de campaña. La agrupación había sido creada por un tuitero de 23 años, @maty191123. El usuario era por la fecha en que Massa perdió el balotaje. 

La fiesta fue en un bar en San Telmo.

Había tragos, terraplanistas tirando barquitos de papel por una canaleta de agua, freestylers colorados del Cardenal Newman que rapeaban textos de Robert Nozick, karaoke con temas de Roque Narvaja y, la frutilla del postre: Santiago Oría y Macarena Rodríguez reflexionando acerca de la "batalla cultural" que están dando los libertarios.

Ver: El mensaje de Milei: "Si te suben los precios, no compres"

Ambos son empleados del área de comunicación de Presidencia. A Oría lo nombraron director de realización audiovisual a través del decreto 444/2024 . A ella la nombraron "coordinadora de activos digitales"con una resolución de la secretaría de Comunicación y Medios. Para pragmatizar su dialéctica acerca de la "batalla cultural", cantaron: En TN y La Nación yo escuche tu proyección y ahora estás llorando sin control. Tu opinión te la metés donde no te da el sol. Cómo doma este gobierno, por favor. Un Brasil decime que se siente pero con la letra pro mercantilista. 

La letra de la canción que cantaron todos. Foto: Diario AR.

Había una silla vacía y era la de Karina que quedó varada en Santa Fe. A altas horas de la noche y con el vuelo suspendido, andaba averiguando en la terminal por algún Flechabus que saliera para Buenos Aires.  

En Santa Fe la jornada había sido mala, pero en el bar de San Telmo todos preferían brindar por el ocaso del cepo, para no ponerse nerviosos. El telón electoral se abrió en Rosario con un protagonista inesperado. No por desconocido, sino por exceso de libreto. Maximiliano Pullaro entró en escena con el ritmo de los que caminan como si siempre volvieran de correr. 

Ganó. Sin épica. Con número. Su equipo vendió la victoria como una advertencia: Pullaro quiere reformar la Constitución provincial, habilitar su reelección y consolidar la marca de radicalismo funcional y  corporativo.

A sus espaldas, un escenario. A los costados, fotos. El PRO le mandó bendiciones en cadena: Lousteau, Lospennato, Macri. Este último, por videollamada, le dejó una frase deconstruida:  -Qué envidia, Maxi, estás rodeado de mujeres.

Pullaro fue el resumen perfecto de la clase política clásica haciendo cosplay de outsider. El tipo que gana sin TikTok, sin merch, sin leones, sin frases para tazas.

Del otro lado, La Libertad Avanza hacía cuentas con los dedos. Nicolás Mayoraz, el candidato nacionalizado por Karina, quedó veinte puntos abajo. La fórmula con Amalia Granata nunca se cerró. Sumaban 26 puntos, sí. Pero en esa mesa no se juega al truco. Karina juega sola. Y cuando pierde, no levanta la vista.

La campaña se hizo con un recorte de cartón de Milei, paseado de acto en acto por Romina Diez y compañía. El Presidente no fue. Santiago Caputo, tampoco. -No quiero veinte Vietnams -dijo. Santa Fe era uno.

El comunicado post derrota rescató a un nombre lateral: Juan Pedro Aleart, periodista televisivo con buena imagen pública, que entró como convencional por Rosario gracias a la boleta única de papel. -En Rosario ganamos -dijeron. Rosario también.

La participación fue baja. Menos del 60%. La explicación varió según el lado. Para el oficialismo, fue desgaste. Para los libertarios, conspiración. Para los votantes, domingo.

Mientras tanto, en Chacabuco 974, bailaban temas del Duki y se sacaban fotos con una gigantografía del "mejor Presidente de la historia".

En el fondo, junto a una mesa con folletos desordenados, un joven revisaba un Excel en el celular. Santiago S. Milita en la Comuna 12.
Había ido con una misión: reclutar fiscales para las elecciones porteñas del 18 de mayo.

Desde que se rompió el puente con el PRO, no hay estructura. Las bases se arman a pulmón. Unidades básicas de Google Docs, planillas compartidas en grupos de Telegram, enlaces de WhatsApp que caducan cada 24 horas. Los fiscales no abundan. Los voluntarios son de paso. Santiago no pedía ideología. Pedía tiempo.

-Por ahora no. Soy militante digital -le dijo uno. Fue honesto. Y eso fue todo. 

A las dos de la mañana sonaba "Nueva era". El aire era pastoso. Algunos buscaban cambiar un buzo del Gordo Dan por una taza. Otros hablaban de Rosario como si fuera una cumbre. Otros, del 18 de mayo, como si fuera una revancha.