Hay que rescatar a Mateo del corazón de las tinieblas

La alfabetización está en el corazón de las tinieblas de la educación. Sobre todo si se tiene en cuenta que la Argentina, referente alfabetizador en América Latina, hoy vive una decadencia que se ocultó durante años.

Hay que rescatar a Mateo del corazón de las tinieblas

Por:Jaime Correas

"La exactitud de las pequeñas tareas es la esencia misma de la disciplina."

Joseph Conrad, "El copartícipe secreto" (1912)

"Lo que se observó es que este método global retrasaba el aprendizaje. Inclusive, se hicieron investigaciones que mostraron que ese retraso se observaba también en secundaria, se arrastraba, se generaba una bola de nieve. Lo que llamamos el efecto Mateo: cuanto menos se les enseña, menos aprenden y cada vez aprenden menos."

Ana María Borzone, entrevista de Luciana Vázquez en "La Repregunta" del 7 de julio de 2024

El 3 de agosto se cumplieron cien años de la muerte de uno de los más grandes novelista de todos los tiempos: Joseph Conrad. Nacido el 3 de diciembre de 1857 en Berdichev, al norte de Ucrania cuando pertenecía a Polonia, como Józef Teodor Konrad Korzenioswski, con el tiempo mudó no sólo de geografía sino de lengua y de nombre. Joseph Conrad es un ícono de la literatura en inglés. Una parte de su vida fue marinero. Llegó a ser capitán. Esa experiencia en los barcos mercantes determinó su carrera literaria. Algunos de sus libros, como "Corazón de las tinieblas", "El duelo", "Lord Jim", "El agente secreto", "El negro del Narcissus", son verdaderas joyas. Algunos son obras maestras. Conrad, además, ha ejercido gran influencia entre los novelistas. Es un faro insoslayable y una isla inalcanzable. Borges, un gran lector, clarifica: "Sé de dos tipos de escritor: el hombre cuya central ansiedad son los procedimientos verbales; el hombre cuya central ansiedad son las pasiones y los trabajos del hombre... Otros, excepcionales, ejercen las virtudes y los goces de ambas categorías... Entre los grandes novelistas, Joseph Conrad fue acaso el último a quien le interesaron los procedimientos de la novela, y el destino y carácter de las personas. El último, hasta la aparición tremenda de Faulkner". Las narraciones de Conrad tienen una apariencia de simplicidad y son de fácil comprensión para un lector inquieto, pero a su vez esconden una profunda reflexión sobre las pasiones y sentimientos humanos. Sus estructuras narrativas son magistrales y su uso del idioma sorprendió por la originalidad en su tiempo y sorprende aún a sus críticos. Muchos atribuyen su originalidad idiomática a su condición de extranjero que adoptó otra lengua. En sus tramas se cifra mucho más que lo dicho. Hay sentidos aludidos, ocultos, deslizados, que el lector va descubriendo o no, pero que enriquecen la experiencia estética.

Esa simple complejidad, admítase el oxímoron en nombre de lo complejo, se asemeja al dilema que hoy tiene el sistema educativo con la alfabetización. Hay una apariencia de simpleza y claridad en algo que todos conocen, pero en el fondo se esconden arduas complejidades cruzadas por las habituales pasiones humanas.

La alfabetización está en el corazón de las tinieblas de la educación. Sobre todo si se tiene en cuenta que la Argentina, referente alfabetizador en América Latina, hoy vive una decadencia que se ocultó durante años. La apabullante cantidad de chicos que transitan por la escuela y no se alfabetizan correctamente ha sido omitida. La palabra "alfabetización" aparece apenas dos veces en la ley de Educación de 2006, y ligada a la educación de adultos, y en la "Declaración de Purmamarca" de febrero de 2016 directamente no se la menciona. Era tema superado para el sistema educativo, mientras en realidad era una enfermedad que estaba corroyendo sordamente los aprendizajes de los chicos argentinos. De eso no se hablaba. ¿Por qué? Un enigma. ¿Mala conciencia o inconsciencia?

En el Pacto de Mayo firmado en Tucumán por el presidente Javier Milei y los gobernadores esto cambió. No sólo se incluyó la educación, después de omitirla en la redacción original, sino que la alfabetización pasó al primer plano. Dijo el primer mandatario: "firmamos aquí el compromiso también con una educación inicial, primaria y secundaria útil y moderna, con alfabetización plena y sin abandono escolar, porque comprendemos que la Argentina atraviesa una innegable crisis educativa desde hace mucho tiempo, e identificamos hoy que el corazón de la crisis está en el fracaso que hemos tenido como país en alfabetizar correctamente a nuestros estudiantes." Ahora, ese cambio de agenda hay que transformarlo en realidad. Porque una cosa es enunciar deseos y necesidades y otra muy distinta concretarlos. La cuesta a remontar será ardua. Son años de políticas erradas y de consolidación del error. Un primer paso dado es que las 24 provincias y CABA acordaron en el Consejo Federal de Educación ejecutar planes de alfabetización. Una gran tarea de construcción política del secretario Carlos Torrendell y su equipo para que todos advirtieran la falencia y se atrevieran a comprometerse. 

Una de las personas que más sabe en el país de alfabetización, Ana María Borzone, contestó a Luciana Vázquez en "La repregunta" de La Nación: "Hace treinta años se dejó de enseñar a leer y escribir. Eso pasa si dejás de enseñar a escribir y postergás la enseñanza y le decís a los docentes que los chicos pueden aprender a leer y a escribir en algún momento. Eso es lo más grave, la estafa: han estafado a los docentes. ¿Qué significó eso? Que durante años venimos repitiendo lo mismo: los chicos no comprenden, los chicos no aprenden. Pero en realidad, los chicos no aprenden porque no les enseñan, porque se cambió la metodología. Es una metodología que está cuestionada y descartada ya desde la década del '40 pero volvió con otros nombres. Es una metodología de la no enseñanza sistemática de la escritura. Había sido descartada en el mundo. En la Argentina se impuso a fines de la década del '80 y se consolida en la década del '90. A partir de eso, empezamos a tener el fracaso escolar actual."

Vicente Palermo ha propuesto modos de enfrentar a las minorías intensas que bloquean los cambios de mejora de lo que anda mal. El sociólogo propone dar batallas muy frontales contra esos grupos corporativos en ciertos territorios (¿la educación?). Y también sugiere "esparcir por todo el campo gubernamental la práctica de la argumentación adversativa, inscribiendo la obra de gobierno en una visión de largo plazo, de mayor cohesión y que unifique el sentido de las pequeñas (y a veces grandes) cosas que se están haciendo. Gobernar puede ser un desafío cautivante." Hasta el momento el debate sobre la alfabetización, salvo algunas voces como las de Borzone o Florencia Salvarezza, omite esa "argumentación adversativa", es decir esos argumentos que confrontan, que discuten, que ponen en cuestión. La mayoría evade el debate. No se admite que durante años los llamados "métodos estructurados" basados en la "conciencia fonológica" estuvieron prohibidos y censurados con diversas argumentaciones "progres". Se los acusaba de "conductistas" y se los cancelaba, a la par que se imponían y generalizaban (lo están hasta hoy, incluso en algunos casos camuflados con otros ropajes) los métodos globales, constructivistas, ligados a la psicogénesis. Esos son los que llevaron al fracaso, según la evidencia que ya no se puede esconder. Los defensores argumentan que algunos chicos aprendían con ellos. Pero el problema no son esos casos, sino la mayoría que no aprende. ¿No será que esos que aprenden son los que iban a aprender igual por factores que son externos a lo metodológico?

A los chicos, según esas teorías inspiradas en la llamada psicogénesis, que han sido monopólicas, no hay que enseñarles porque se les va a cercenar su creatividad y se los va a privar de todo lo que ellos solos van a construir. "Ya van a aprender", les decían a los padres que iban preocupados a reclamar. En la práctica aprendieron los que iban a aprender igual y se quedaron afuera del mundo de la lectura, la escritura y la comprensión los que no recibieron las experiencias, ejercitaciones y materiales que requiere un método estructurado. ¿Qué se hizo? En vez de encender la luz roja frente al fracaso, se bajó la vara para ocultar el problema. Hubo parches como la "unidad pedagógica", uniendo primero y segundo grado, para no hacerse cargo de lo que iba mal desde el inicio. Hay que prestar atención a la declaración de especialistas y organizaciones reclamando, entre otras cosas, que los chicos aprendan en primer grado. Como sucedía en otros tiempos.

URGENTE by Fede Lemos

Lo que ahora surge se llama falsamente "la guerra de los métodos" y produce nervios. ¿No será hora de no bloquearse a los debates y evaluar las evidencias? Algo llamativo es que cuando Borzone o Salvarezza explican con claridad lo sucedido y reclaman la aplicación de lo que tiene evidencia científica muchos reivindican una presunta "libertad de métodos". Lo curioso es que quienes hoy sostienen que no se puede "imponer" un método, que está comprobado en el planeta que funciona, de Estados Unidos a Cuba, nada dijeron durante los años en que sí se impuso el "no método" que llevó al fracaso, diciendo que sí era un método. Doble vara.

Ana María Borzone sostiene que durante años luchó contra los molinos de viento: "Hice una experiencia en una sala de cinco años con chicos de una villa de emergencia, un sector muy vulnerable y muy vulnerado. Cuando evalué a esos chicos en dieciocho pruebas de distintas habilidades en todo tipo de lenguaje, daban todos ceros. Tenía grupos de nivel socioeconómico medio: la brecha con ellos era muy grande. A fin de año, esos chicos de cinco años escribían textos, no omitían letras, habían aprendido algunas reglas ortográficas y usaban puntos. Y los evalúe también el nivel de razonamiento causal: tenían un nivel de razonamiento causal de 11 años, mientras que los chicos de nivel socioeconómico medio alto, que tenía como grupo de comparación, tenían un nivel de razonamiento causal de cinco años. Eso muestra que una intervención muy fuerte e importante, con un docente muy comprometido es efectiva. Quiero hablar de los docentes. La semana pasada recibí grabaciones de docentes de San Luis con chicos de primer grado que ya ahora, a mitad de año, están leyendo oraciones. Docentes de Mendoza también me cuentan lo mismo. Hay mucho compromiso en la docencia. Cuando uno le enseña a los docentes, le da elementos y materiales, todos se comprometen. De ellos, de ese compromiso de los docentes, va a venir el cambio. La sociedad está pidiendo que los chicos aprendan a leer y a escribir. Tienen que aprender a leer y escribir en primer grado, como siempre fue el objetivo de nuestra escuela pública."

El tema está planteado. ¿Qué se necesita? ¿Suavizar el debate para evitar ofensas o sincerarlo analizando evidencias con honestidad intelectual para salir del pozo? El sistema educativo puede ser un gran laboratorio nacional. Hay que confrontar, munidos de argumentaciones sólidas, con esas minorías intensas que bloquean los cambios. Y animarse a cambiar, como Joseph Conrad se animó a cambiar de geografía, de lengua y hasta de nombre para transformarse en un cumbre literaria.