¿Hay República sin una economía sana al servicio de los ciudadanos? ¿Ha sido republicano el mantenimiento de una economía enferma y que devora sistemáticamente la posibilidades de mejora de los ciudadanos?
El cruel dilema entre el mercado y la República
"El hombre se descubre cuando se mide con el obstáculo."
Antoine de Saint-Exupéry, "Tierra de hombres" (1939)
Antoine de Saint-Exupéry es un escritor célebre por una obra que no es la mejor de los suyas. Si bien "El Principito", el libro más traducido y vendido de la lengua francesa, es precioso y se puede leer y releer a todas las edades, su autor escribió otras obras mayores. Por ejemplo "Tierra de hombres", cuyo título Ernesto Sabato consideró mal traducido al castellano porque decía que parece "la tierra de los machos, de los guapos". El autor de "Sobre héroes y tumbas" proponía traducir "Tierra de los hombres", es decir de los seres humanos: el lugar, la casa de los humanos. En esa novela, el francés entrelaza una reflexión filosófica original y se sumerge en honduras existenciales. Tiene además la particularidad de estar ambientada en la Argentina. "Saint-Ex", como lo llamaban sus camaradas de vuelo, fue un personaje único, escritor, piloto de guerra, pionero de la aviación comercial, además de un pensador abismal. Como sus contemporáneos Camus, Sartre y Malraux, escribió ficción con la intención de reflexionar a través de sus personajes. Fue además un pionero de la novela de no ficción. En "Tierra de hombres" escribe en primera persona circunstancias que él mismo vivió, como el rescate del aviador Henri Guillaumet en la cordillera de Los Andes mendocina. Su amigo se salvó de casualidad, luego de un aterrizaje forzoso de emergencia cerca de la Laguna del Diamante en plena montaña. Se lo dio por perdido sin saber si estaba vivo, pues a fines de la década de 1920 no existían modos de comunicación. Era invierno y el accidentado caminó hasta ser detectado al borde de sus límites de sobrevivencia por lugareños. Pudo reencontrarse con Saint-Exupéry que había volado a Mendoza a buscarlo. El escritor utilizó esa anécdota, junto a otras, para construir un relato que toma los vuelos sobre el país para desarrollar sus ideas acerca de la condición humana: "Siempre he tenido ante mis ojos la imagen de mi primera noche de vuelo en la Argentina; una noche sombría en que centelleaban, solas como estrellas, las pocas luces dispersas en la llanura. Cada una señalaba, en ese océano de tinieblas, el milagro de una conciencia. En aquel hogar leían, o reflexionaban o proseguían las confidencias. En aquel otro, quizá, intentaban sondear el espacio... Allá amaban. De distancia en distancia brillaban esos fuegos que reclamaban su alimento. Hasta los más discretos: los del poeta, los del maestro, los del carpintero. Pero, entre esas estrellas vivientes, cuántas ventanas cerradas, cuántas estrellas apagadas, cuántos hombres dormidos... La tierra nos informa más ampliamente acerca de nosotros que todos los libros. Porque nos resiste. El hombre se descubre cuando se mide con el obstáculo. Pero, para dominarlo, le es menester un útil. Le es menester una garlopa o un arado. Es preciso alcanzarlos. Es preciso tratar de comunicarnos con algunos de esos fuegos que arden, de distancia en distancia, en el campo." La comunicación entre los seres pensantes, con los espíritus despiertos, lo obsesionaba. Las andanzas de Saint-Exupéry en diversos puntos de la Argentina han sido historiadas con detalles. Voló por la Patagonia, la Mesopotamia, la Pampa húmeda y llegó hasta Mendoza. Vivió junto a su gran amor, la artista salvadoreña Consuelo Suncin-Sandoval, en un departamento de la Galería Güemes en Buenos Aires, donde comenzó a escribir otra de sus obras mayores: "Vuelo nocturno" (1931). En 1944, siendo piloto del ejército francés, desapareció con su avión en el mar en acción de guerra. Hace unos años encontraron restos de la máquina.
Esa aviación que Saint-Exupéry ayudó a desarrollar ha tenido en estos días una noticia sorprendente. Aerolíneas Argentinas anunció que durante 2025, por primera vez desde 2008, no pedirá dinero al Tesoro para operar. En 2024, a pesar de lograr un superávit operativo de cerca de U$S20 millones, debió pedir U$S60 millones para funcionar. Entre 2008 y 2023, "el Estado le transfirió a la empresa cerca de U$S8.000 millones, principalmente para cubrir su déficit operativo a nivel EBIT (ganancias antes de intereses e impuestos), siendo este el indicador troncal que usa la industria aerocomercial para evaluar la performance de una compañía."
Para dimensionar el monto baste decir que según el informe de Mariano Narodowski para "Argentinos por la Educación", ese mismo estado acumuló entre 2006 y 2020 una deuda con el sistema educativo, al no cumplir con el 6% del PBI fijado por ley, de U$S26.009 millones. Los números muestran que las cifras "incineradas" en la pira de la "aerolínea de bandera", que ha funcionado igual o mejor sin financiar a la Campora, "quemó" en política partidaria casi la tercera parte de lo que faltó para educación. O las tan meneadas reservas "se perdieron" esos U$S8.000 millones, que podrían no haberse malgastado. Según lo informado por la empresa: "El drástico cambio se consolidó gracias a una política agresiva de reducción de costos que incluyó la baja de cerca del 15% de su planta de personal, llevando el número de empleados al nivel más bajo en 15 años y alcanzando el menor promedio de empleados por avión en la historia de la compañía. En este proceso dejaron la empresa más de 1.600 personas, y se eliminaron un total de 85 cargos jerárquicos, incluyendo 8 direcciones, 20 gerencias y más de 50 posiciones de diversas categorías".
Otro ejemplo lo explicó el ministro de Desregulación Federico Sturzenegger en X celebrando la venta de estructura hotelera estatal: "Hace algunos años, cuando era Presidente del @BancoCiudad, descubrí que el banco tenía un predio de varias hectáreas en Cosquín con 6 bungalows donde ocasionalmente veraneaban empleados de la institución. Los bungalows eran fríos, primitivos, y corríamos el riesgo permanente de que alguien un día se intoxicara con gas por las deficientes estufas que los calefaccionaban. Pero el absurdo se reveló cuando hice los números: el costo del establecimiento y las dificultades para el banco de administrarlo era de tal magnitud que los alojamientos sub-estándar que podía proveer salían más que alojar a los empleados en el famoso Llao-Llao. Poco tiempo después rematamos el predio que fue adquirido por la Municipalidad de Cosquín. Por eso celebro la decisión de transferir los complejos de Chapadmalal y Embalse al AABE para su transferencia a un operador idóneo. El Estado no debe proveer servicio de hotelería. Sí puede, si lo decide, ofrecer servicios de subsidios al turismo social o educativo, pero no tiene ningún sentido que gestione una actividad compleja para la que no tiene ninguna ventaja competitiva y que no conoce."
Son muestras de cómo la Argentina está fuera de carrera hace años, multiplicando la pobreza, no por una conspiración internacional. Es un país poco productivo, que desalienta la productividad y que gasta más de lo que produce, preso de un cepo corporativo. Hay miles de ejemplos como los citados en el estado y en la actividad privada, que atentan contra la creación de riqueza. Detrás de cada regulación hay un interés sectorial oculto atentando contra el bien común. Ir contra esa estructura de funcionamiento como está sucediendo es inédito, aunque algunos lo relativicen preocupados, legítimamente, por otros aspectos disfuncionales.
El economista Ariel Coremberg ha reflexionado sobre los efectos que esta economía hiperregulada y al servicio de intereses corporativos ha tenido sobre la productividad: "A largo plazo, es decir de acá a ocho años, es necesario que el equilibrio fiscal se institucionalice, así como también las reformas estructurales, y que sean parte de un futuro gobierno no libertario. La voluntad férrea del Presidente para lograr el orden fiscal no es compartida con sinceridad por la oposición no kirchnerista que aún no aparece, ni por los grupos corporativos que no ceden sus prebendas."
Ver: Quincho: el vino y la roca, Petri complicado y peaje "free flow" en Mendoza
La oración final es la clave. La advertencia es clarísima y muy dura. No sólo el kirchnerismo, forma más reciente del peronismo histórico, y las corporaciones no creen en la necesidad del orden fiscal como condición necesaria pero no suficiente, sino también una gran mayoría del resto de la oposición, aunque declame lo contrario. Buena parte del sistema político jura ahora su convencimiento de no gastar más de lo que ingresa, pero cuando les ha tocado gobernar no hicieron lo necesario para lograrlo. La Patria Corporativa ganó una y otra vez. Coremberg lo analiza: "(Se requieren)...reformas estructurales e impositiva que institucionalicen la generación de equilibrio fiscal intertemporal. Restablecer el incentivo competitivo en la economía argentina. Y si algún sector recibe protección (que) sea a cambio de metas de exportación y generación de empleo verificables. Con un estado ineficiente y cooptado por los lobbies, por ahora es imposible. La competitividad se gana con productividad y eficiencia no con devaluaciones que reducen el nivel de vida de los trabajadores a cambio de otorgar un tipo de cambio más alto transitorio a sectores corporativos con poder de lobby." El economista explica también el proceso reciente: "Thomas Sargent sostuvo que un anuncio ‘creíble' de que no habrá más emisión monetaria para financiar el déficit fiscal detiene instantáneamente la hiperinflación. Es lo que se hizo ahora, pero de forma más profunda, porque se logró rápidamente superávit fiscal. La discusión en todo caso debería ser: ¿la velocidad con que se apreció el peso era compatible con la productividad argentina presente? Taxativamente, no... Argentina, desde el 4 de junio de 1943, eliminó completamente el incentivo competitivo. Los gráficos de productividad demuestran que el país quedó estancado en la coyuntura de inicios de la Segunda Guerra Mundial, sin adaptarse a los cambios geopolíticos y a los nuevos patrones de comercio. La apreciación sería compatible con un país cuyo régimen macroeconómico está cambiando hacia un orden fiscal permanente y reformas estructurales prometidas que incrementen la competitividad. Taxativamente, sí. Porque solo con orden fiscal y estabilidad se pueden materializar las potencialidades productivas que, sin dudas, tiene el país. Por lo tanto, no serían necesarias devaluaciones abruptas para compensar la ineficiencia del sector público y de parte del sector productivo."
Una porción grande de esa "oposición no kirchnerista que aún no aparece" enfoca hoy la discusión en aspectos institucionales, muy serios por cierto y en permanente discusión, que llevan a preguntarse: ¿hay República sin una economía sana al servicio de los ciudadanos? ¿Ha sido republicano el mantenimiento de una economía enferma y que devora sistemáticamente la posibilidades de mejora de los ciudadanos? En un chat privado Ariel Coremberg da su parecer: "No hay República sin mercado, no hay mercado sin República. ¿Puede haber República si hay 60% de pobreza infantil, fuga de cerebros y no tenemos crédito ni en el hemisferio occidental ni en el hemisferio oriental? ¿Qué viene primero la República o la estabilidad? Permanente, no intentos mediocres. No es una pregunta agradable ni un deseo, es pensar lo posible en un país que hace 80 años que persiste en generar inflación y deuda impagable." Y arriba a la conclusión más dramática: no tiene claro si es primero República o mercado, pues tiene argumentos, como muchos, en un sentido y en el contrario.
Salir del dilema requiere una síntesis dinámica entre República y mercado, con una economía sana como condición de consenso real, no sólo verbal, pero con fortalecimiento institucional que asegure esa sanidad. Teniendo en cuenta que los estándares son de la Argentina, no de Suiza. Para la economía y para las instituciones. Cuando surge la discusión entre privilegiar sanidad económica o institucional valdría la pena recordar a Saint-Exupéry y su deseo de comunicación entre los humanos. Hoy, donde deberían oírse diálogos sólo se oyen gritos. Con instituciones muy deficientes y una economía intentando construir bases sólidas valdría la pena intentar una síntesis donde mercado y República marchen hacia una armonía posible. Si se recorren los medios y las redes sociales parece difícil, casi imposible. Alguien podría intentarlo apartándose del ruido.