El balazo en la cabeza de Thiago debe frenar la lógica del enemigo

Salir de la lógica perniciosa del enemigo, que ya ha envenenado a la Argentina desde sus orígenes, es clave

El balazo en la cabeza de Thiago debe frenar la lógica del enemigo

Por:Jaime Correas

"La patria de un hombre es su niñez"

Juan Carlos Onetti, escritor uruguayo

Una de las escenas más bellas y enigmáticas de la literatura está en el final de "Zama". La obra maestra de Antonio Di Benedetto ha tomado su lugar en la literatura varios años después de la muerte de su autor. En el desenlace, el protagonista, Diego de Zama, un funcionario español del siglo XVIII en el Paraguay que espera angustiado un traslado que no llega, integra una partida para encontrar a Vicuña Porto, un delincuente fugado. En un momento de la travesía, Zama se da cuenta de que el buscado se ha disimulado dentro del grupo que lo persigue. Después de una serie de peripecias, de traiciones y venganzas, el propio Zama es paradójicamente apresado y enjuiciado. Con el voto de todos los integrantes de la misión, incluido el perseguido, lo condenan a muerte. En las líneas finales el protagonista relata: "Podía pues, no morir. No morir aún. Me desgarró la ropa. Después sentí la prisión del torniquete en los brazos y supe que mis manos sin dedos ya no manarían sangre. Tal vez dormité, tal vez no. Volvía de la nada. Quise reconstruir el mundo". Sumergido en esa voluntad dolorosa de entender el sentido absurdo de su existencia, Zama recibe la visita de un enigmático niño rubio. Es un espectro que ya se le ha aparecido en otros tramos de la narración. Es una presencia que lo inquieta con sus irrupciones a lo largo de los nueve años de la acción. Lo angustiante para él es que el niño no cambia su aspecto a pesar del paso del tiempo: "No era indio. Era el niño rubio. Sucio, estragadas las ropas, todavía no mayor de doce años. Comprendí que era yo, el de antes, que no había nacido de nuevo, cuando pude hablar con mi propia voz, recuperada, y le dije a través de una sonrisa de padre: -No has crecido... A su vez, con irreductible tristeza, él me dijo: -Tú tampoco". El inquietante final del libro ha sido motivo de múltiples interpretaciones de los estudiosos y seguramente seguirá siéndolo, como sucede con las grandes obras. Los logros artísticos suelen ser motivos de controversias que enriquecen su percepción. Los políticos les imitan las controversias, pero no suelen enriquecer nada. Se los traga la pelea.

Esta última semana se produjo un inusual ensañamiento adulto con niños. Un policía federal enfrentando a delincuentes baleó en la cabeza a Thiago de 7 años. El niño estaba a casi doscientos metros de donde el efectivo se enfrentó con tres ladrones. Lo mató. La pelea política es si la culpa de la muerte de Thiago es del joven policía de 21 años o de los chorros que lo asaltaron.

También se desató una polémica por la sanción a un grupo de niños de 9 años que juegan en Newells porque se sacaron una foto con un jugador de Rosario Central. No hace falta más que escuchar los dichos del encargado del club rosarino sancionador para entender que algo funciona mal si paralelamente a que se quiere desterrar la violencia del fútbol se inculcan disvalores de ese modo. Valdrá la pena seguir la evolución este caso porque es un muestrario de personas que pierden la razón por fanatismo. Hay quien cree que sacarse una foto con un jugador del club opuesto es una traición imperdonable. Y que los chicos están bien sancionados. Pero hay esperanzas. Fue el seleccionador nacional Lionel Scaloni, ese héroe de la argentinidad por sus actitudes y conductas incluso más que por sus logros deportivos, quien puso sensatez apoyando la actitud de los pibes como ejemplar y desautorizando a los mayores.

También sucedió otro capítulo lamentable de la denominada "batalla cultural", con foco especial en el periodismo. Paulino Rodríguez llevó a la LN+ a Ian, un niño de 12 años autista, a dar su testimonio sobre discapacidad. Alguno de los múltiples alcahuetes oficialistas publicó un posteo en X acusando al periodista de hacer campaña anti gobierno con un niño kirchnerista que ya había estado con CFK y Sergio Massa.  Lo grave es que el presidente Milei sin conocer el tema reposteó por X la condena de Ian. Vale la pena leer su historia completa para saber que el niño es un "influencer" que intenta visibilizar la problemática del autismo. Lejos de ser un militante político recorre los despachos gubernamentales junto a su madre hablando con funcionarios. De hecho había expresado un año antes su deseo de conocer a Milei. También había estado, con lamentables resultados al parecer, con el actual encargado de Discapacidad. Pero el zangoloteo de la infancia no terminó ahí. En medio de ese desafortunado X presidencial a alguien se le ocurrió que un modo de atenuarlo era invitar de nuevo a Pedrito, un simpático pequeño que llegó a la Casa Rosada por su admiración al presidente. En menos de diez días Milei se juntó él dos veces, cuyo mérito es ser fan suyo, y ninguna con Ian, el pibe autista, como hubiera sido deseable. 

Detrás de semejante manipulación simbólica debe estar la misma mano genial que organizó la cena con Roberto Piazza y su marido en Olivos luego del discurso de Davos donde Milei asimiló pedofilia con homosexualidad. ¿No hay alguien en el entorno a quien se le ocurra que un modo de hacerle bien al presidente sería invitarlo a Ian, aún cuando fuera cierto que es un militante K, cosa que además es falsa? Pedrito, el niño mileista, le preguntó al presidente por qué no había saludado a su vicepresidenta y al jefe de gobierno porteño en el Tedeum y contó: "Me dijo ‘¿vos saludarías a un enemigo? No se refería a Villarruel, sí a Macri". ¿Donde quedaron las condenas al adoctrinamiento? ¿Sirve de algo esta masiva campaña de malos ejemplos de convivencia? Con la vista puesta en el futuro, ¿sirven para conjugarlos con los muy buenos resultados económicos? ¿La macroeconomía sana es un fin en sí mismo o sirve para hacer que mejore la sociedad? ¿Además de transacciones comerciales hay una vida social que depende de las relaciones humanas? Es demasiado malo para la niñez el bombardeo de mensajes de que no se pueden sacar fotos con un jugador del equipo contrario, que a los adversarios no se los saluda siquiera, que se atiende sólo al que piensa igual y no al que se supone que piensa lo contrario, aunque no sea cierto.

El conflicto en el hospital pediátrico Garrahan, de nivel internacional, vino a completar un panorama desolador para la niñez. El gobierno, seguramente con razón después del paso del populismo kirchnerista que todo lo embarró, denuncia la existencia de ñoquis. ¿Es necesario pagar $790 mil a los residentes por esa razón, sin hacer nada para sacar a los que cobran sin trabajar? Que una legisladora nacional libertaria dé como argumento para discutir lo indiscutible que la canasta básica para cuatro personas es de $330 mil pesos exime de toda explicación. Ese es el nivel del debate. Lo de Adorni de "no defendemos ñoquis" ofende la inteligencia. No debe defenderlos, tiene que detectarlos y echarlos. ¿Se puede avanzar con referentes políticos de esa catadura cuyo mérito mayor es la defensa de cualquier cachivache? Luego del papelón otra referente de alto rango y acceso directo al presidente argumentó que a su colega le habían tendido una celada. La estupidez, la improvisación, la falta de formación no necesitan de emboscadas. Hacen su trabajo solas.

Como telón de fondo de toda esta sinrazón hacia la infancia aparecieron datos inesperados para muchos que reveló Carlos Pagni. En un país pobre, producto de años de populismo económico, el presidente Milei ha tomado una difícil resolución: proteger todo lo posible a la infancia, en detrimento de jóvenes y adultos y adultos mayores, o sea jubilados. Basado en un trabajo del prestigioso CIAS, la organización que lidera el jesuita Rodrigo Zarazaga, Pagni mostró datos que contradicen el sentido común que se quieren instalar para criticar al gobierno. 

Mientras que es cierto que el gasto social se redujo 14,9%, esa caída se reflejó en 9,3% menos para adultos mayores, vía licuación de jubilaciones; 39,8% menos para jóvenes y adultos, ahí están los llamados "planeros", gente con capacidad laboral; y finalmente una suba de 13,8% para la infancia. Ese incremento apuesta a sostener a los más desprotegidos en la etapa temprana en su necesidad de alimentación y formación escolar. Pero el dato más fuerte dado por el periodista, que contradice la retórica opositora, fue que la Asignación Universal por Hijo con Milei creció 8,9% con respecto a CFK, cayó 1,4% comparada con Macri y subió 23% en relación a Alberto Fernández. También hubo incrementos en el Plan Alimentar. Ayuda directa, sin intermediación ni clientelismo. Hay que apuntalar las esperanzas de cambio de muchos. ¿Los no peronistas muy por encima del peronismo en ayuda social? ¿No era que Pagni era opositor y no se lo odiaba lo suficiente y se lo querellaba? Ninguno de los mediocres voceros libertarios conocía ni difunde estas cifras. El mundo del revés.

Al decidido cambio de funcionamiento económico del país, que mantiene al presidente Milei con una altísima valoración en la población merced a la baja de inflación y a las desregulaciones que dejan a la luz curros eternos con nombre y apellido, hay que conjugarlo también con aspectos como la educación, la salud y la seguridad. Además de hacer milagros con la macro ¿qué impide a la vez gestionar bien el Garrahan, mejorar la educación y la salud, fortificar la convivencia y la libertad de opinión, omitiendo incluso las críticas de algún periodista (el gobierno no omite ni los elogios en su cruzada), dar buenos ejemplos a los niños, no entablar una ridícula batalla cultural con argumentos medievales o mentiras militantes, etcétera?

Ayer Jorge Ossona, Vicente Palermo y Luis Alberto Romero firmaron en "La Nación" un ejemplar artículo sobre Malvinas, que es mucho más que eso. Es un ejemplo de cómo construir pensamiento crítico aún contra el sentido común instalado. Lo primero a destacar es que se unieron tres grandes firmas. No es habitual, representa un apuesta. Tres personalidades intelectuales que podrían darle mucho a la deliberación pública, con beneficios para la actual gestión que parece confundida y pifia seguido. Al menos para equilibrar la borrachera de olfas en las redes. Entre sus muchas ideas potentes dijeron: "‘Malvinas es lo único que une a los argentinos' es un cliché que escuchamos en boca de taxistas y de embajadores. En tiempos de grietas, parece que solo podemos lograr la unidad cultivando la ‘causa Malvinas'. Queremos estar unidos para recuperar Malvinas. Como propuesta de identidad para los argentinos, nos resulta pobre. Solíamos pensar que la unión nos permitiría una vida en común plural, sin horror al disenso, porque respetar la pluralidad hace mejores nuestras vidas y es más útil para la patria. Pero en lugar de sustentar nuestra unión en algo que tenga un valor intrínseco, que haga posible la vida en común, la prosperidad, el pluralismo, estamos fundando nuestra identidad en una causa encarnada en un enemigo."

Salir de la lógica perniciosa del enemigo, que ya ha envenenado a la Argentina desde sus orígenes, es clave. ¿Sería mucho pedir que los campeones de la economía estén dispuestos a escuchar otras campanas en los temas en los que son indudablemente débiles? En tiempos difíciles y oscuros como los actuales surge una palabra clave en la humanidad, cada vez con más fuerza: colaboración. Trabajar juntos, "co laborar". Y no hacerlo sólo empatotados con los que repiten lo que es cómodo a los propios oídos.