Crónicas del subsuelo: El duelo santo

Crónicas del subsuelo: El duelo santo

Por:Marcelo Padilla

A los que dijeron a coro: "¡¡¡Sanando!!!"... los metió a un conteiner; luego los amontonó -apisonándolos sobre el fondo (¡Jipis! ¡Jipis!-, les gritaba)-, a medida que iban entrando, cayendo, se los decía al oído, gritando, de a una orejota por vez, cuando caían, por la fosa oscura. Los gritos no amilanaron su carácter, mucho menos cuando le pedían ¡por favor! no les rociaran con nafta. No tuvo piedad, ¡gozaba! El pozo estaba casi casi completo. Tiró la fogatita al montón de chichis fuleros, y ardió la pira humana, brotando desde el estómago del pozo, un hedor vomitivo.

"Los restos serán velados en el pozo", decía el mensaje, sin cripticismos.

Y así fue que, cada uno de los que iban a curiosear, por chismosos y chismosas, terminaron en su propio velorio. Trampitas que hacía el hijo una gran puta. Así se manejaba entre los silos propios y los ajenos. Caminando con las manitas atrás de la cintura, renegando de los peones, azotando a los alambradores que holgazaneaban durante la grapa, entre toqueteos de borrachos y aprovechamientos del pedo infame, haciéndose los putos distraídos por el alcohol, sin darle pelota a los silbidos del Fiurer del campo. :- "Del monstruo huyen sus engendros", se escucha a una vieja que habla sola, y es ciega como ella misma.

Sobre los granos picotean los caranchos buscando carne, el formidable monumento de seis baterías arde por completo desde su cartel iluminado, hasta sus pies alemanes; by naturaleza afrodita, son los arcanos de los changarines que salen corriendo de las baterías en dirección al Bataraz (las batas abundan en la zona) donde los esperan con baldes de agua, con la chusma borracha de astral. Arde todo, el chancho y la gallina, las vacas tuertas y las sobras en los sobres de merluza cubana esparcida como nieve entre los lomos de la peonada enfiestada por la tragedia. Una cadena humana se organiza para las curaciones a cielo abierto, el sol humea, las nubes amenazan con el aguacero que no llega. No hay tiempo que esperar, ni a los bomberos que estaban comiéndose un chanchito con unos vinardos.

:- "¿Para qué?, si pa cuando lleguen, ésto, será una tragedia. Que ni vengan", decían por ahí.

La Dama del Agua dormía modorra en su acuario rosado, poblado de peces traídos especialmente por sus esclavos de la Amazonia y el Océano Indico, además de plata y oro de su marido, ganada honradamente en el juego, no en la producción ni en negocios morales, en el juego, donde juegan todos y donde juegan todas. En la cábala. En el azar, en el torcer del azar, en la posibilidad de que eso se diera, apoyado en las cábalas, en las hechicerías de antaño, como la piedra misma de la Basílica, así de viejas las mañas. En el baño, justamente en la bañadera, crecía un pez horripilar... especie de monstruo con antenas de martillo y espadas que le salían del lomo. No era agresivo el bicho, pero daba impresión, y solo La Dama del Agua podía establecer contacto con su esperpento, depositado en una caja de cristal iluminada de plateado, el bicho, la verdá, daba miedo. Llegó a bañarse junto al bicho en la bañadera para que no se sienta solo, decía. "Ellos también necesitan cariño", dijo ahora La Dama, acariciando el quincho pinchudo del ejemplar, recién levantada, llena de lagañas, ataviada de una (bata) naranja que le llegaba a los pies, arrastrando una cola verde amarillenta que supuraba un pus burbujeante.

Los océanos antiguos fueron descubiertos en el junio de 1579 por ancestros de La Dama, ella tenía los mapas oceánicos en el baúl que quedó sin abrir del último regreso de las Islas de Fuego. Sin embargo, La Dama del Agua, sabía que allí estaban los mapas. La Dama ceba unos mates. En calma se mete a la tina y jala rapé a dos motores. Como de costumbre, hacen sus curaciones unas esclavas de finísima piel de caoba. La embadurnan de cremas afro, La Dama entra en excitación y, al orgasmear, sale eyectada de la tina en busca de los mapitas. Nueva, regenerada de su degeneración, antílope de Lope de Vega endemoniado por las métricas. El manifiesto horripilar que prepara para anunciar "la aparición" de los mapas tiene algunos párrafos demasiado crueles para una audiencia tan amplia. Es que le iba a hablar a toda Malasya y Linterania por cadena nacional. Y, la expectativa, era muy grande.

El discurso:

:- "Seré breve, como el enano. Henos aquí reunidas todas las comarcas de nuestra ancestral Malasya, acabo de bañarme con los esclavos y quedé meditando en un mantra biaural. La meditación me dijo: el fuego vuelve con el viento. Ha sosegado la alcurnia su pavoneo de abril. Las monjas agarran para el cañón de la Basílica que le apunta al monarca. La película tiene dos mil y pico de años y es la más taquillera en toda la región. Lo dejan morir de nuevo, no llegan los médicos, lo bajan de la cruz y suena música electrónica. Él baila con Barrabas que está de pastis. Perdón, pero se los tenía que decir, punto. A otra cosa mariposa, aparecieron los mapas"-.

La peonada junto a sus familias explotaron de júbilo, sin embargo estaban en medio del humaderal del fuego, el anuncio les dio ánimo, fuerza espiritual, vitalismo sobreviviente, porque La Dama cuando habla dice la posta chabón, por más que digan lo que digan, dice uno que se le prendió fuego la boina, y el litro de grapa, que parecía un anarquista delirando.

La Dama se calentó y mandó a todos a cagar, luego escuchó boleros en el atardecer mientras las columnas de humo zigzagueaban por el viento, se chupó dos tubos de tinto en compañía de su esperpento peludo. Durmió dos días y seis horas abrazado a él. Afuera, todo humo.

Suena otra música entre las baterías de los silos. Algo así como un minué sazonado con bordonas y tubas. Los silos como centinelas soviéticos miran las aspas del molino nuevo, Chino, elemental, para millones de millones, después la complejidad que ya estaba pensada de antes, en lo elemental, en fin, ¿se entiende? Allí no arden las baterías, simplemente porque son chinas, elementales, y de un solo piso. Las viejas nativas, alemanas, tienen ocho baterías y cinco pisos. Donde duermen dosmilquinientos changarines a los que hay que darles de comer, ellos se encargan de conseguir para beber. En el quinto está el Polako probando su ala delta. Maginate. Que se tira, no se tira, se tira. No se tira. Envuelve con chacinados su cuello robusto, de espartano. Se tira, planea sobre el Bataraz incendiado, el Polako como un dron lleno de chorizos. De abajo le gritan de todo al Polako. "Polako la concha de tu hermana, devolvé la bolsa, Polako hijo de puta, poné tu parte". El Polako les tira un pedo huracanado y el Bataraz vuelva en mil ladrillos llenos de mierda polaka. Los silos alemanes, ni bola. Como soviéticos. No chinos. Los chinos se ríen en el otro molino. Se mean de risa china. "La tienen adentro", dice uno, zapateando un malambo nacional.

"/Somos chinos /no cochinos/somos chinos /viva la edad media/ somos la banda de la edad media/", cantaba, un grupito de chinos chinos originales, en la puerta de La Vieja Esquina, agarrando una bandera gigante roja que decía "somos chinos". Con boinas gauchas los caraduras. A todo esto, los argentinos, juntaban leña pal asau de las siete. Asado inglés, o clock, achuras y té de Ceylán, en la ponderosa.

"¡En la Plaza principal están matando a Jesús! ¡Pasen y vean la tortura, pasen y vean la envergadura! :- Gritan, los empleados estatales. Magdalena se va de copas con los pupilos al Bataraz, ":-Yo no me banco más este circo-", dicen que dijo, y se fue nomás, por la sombra de las baterías. Masticando un chicle, de Fogwill. Sin saber del fuego que la esperaba.

El humo empaña los ventanales que cercan la aguaventosa ardua que ni paga en la tripleta. Corren pero no se nota, hemos perdido los calzones en esta manicomial obra que no se termina de arder. Ya verán lo que les espera a los lectores buscapleitos. Ni la sinagoga ni la mezquita: estalaktita. La obra de la religión de los estalaktitas fue profusa y sus bechias contagiaron a todas las comarcas y se propagó por la zona de silos luego de las incendiadas de otoño. Qué mal cariño Qué mal verano, si Panero viviera los encerraba a todos en la ciudad. Ya que va de cumple en pocos meses, pues échele otro trago nomás al vaso, que a través de su refractación se ven todos los indios, dijo El Extranjero, maleta en mano, con lentes oscuros y espalda encorvada.

-"Porque acá habla cualquiera", le dijo otro, escondido en una bufanda. "Si la otra vez se paró el galguiento con pollera y dió un discurso desde su tapera, había como doce, no sé si eran los apóstoles, ni sé cuál era judas, ni sobre qué piedra se edificó esta iglesia".

-"Miré vea Don Correa, Don Segundo no llegó primero. Pa mí que lo asesora el Lole Reuteman. El del casco, el de las pailas con papaya y aguacate. El asesino serial de la pampa que se fue de las nubes por la torrentada, dijo el que "parecía" un extranjero, pero antes era extranjero, y ahora que habló, no, ¿Me entendés lo que te digo? ¿Me entendeus?".

Ahí nomás se agarraron a los manotazos, armaron un lance (un duelo) para ser más caballeros, espalda con espalda, caminaron dos pasos, se dieron vuelta, sus cuchillos en cada mano derecha, no se reconocieron, se hizo oscuro, era El Extranjero con el Fiurer, era el Fiurer con la peonada adentro vomitando bulbos, era la lucha de la sociedad rural, Antílope y Antígona. Por enero, en vacaciones, la noche sola y ellos, enfrentados, por la misma grapa. Y los chinos mirando desde La Vieja Esquina, cagándose de risa.