Crónicas del subsuelo: El diablo de Echagüe

Crónicas del subsuelo: El diablo de Echagüe

Por:Marcelo Padilla

 ¿No te pasa que te levantas media dormida y al abrir la máquina encontrás que hablan de "procesos", de "historia", de "grandes quijotadas", de "epopeyas sanitarias", de gloriosos días de atención al público en oficinitas atestadas de gente, y vos en el medio de este ocaso del que nadie habla?

Se les debe pasar de largo (imagino)

O no se ubican en definitiva que en el agujero del embudo caemos todos. No en un proceso, tampoco en la historia, en la fakin existencia cotidiana de los días y las noches. De las horas. El proceso y la historia van por arriba como nubes cargadas por una tormenta. ¡Y claro que se filtran por tu cuerpo y tu mente! ¿Quién lo podría negar? ¿Y esas explicaciones, como si el que las diera fuera navegando por esas mismas nubes tormentosas de Saber Coronado de Gloria por pararse desde el banquito de un supuesto conocimiento adquirido en instituciones que lamen el cuero para que brille lo que dicen?

Como el barniz o la seda. Que cubren las imperfecciones y dejan sin arrugas las patas de araña alrededor de los ojos, resquebrajándose lentamente como piedra erosionada por el viento.

-Morite. Morite bien muerta que hay lugar para la muerte Echagüe, decidíte. Pedile como si nada el suero a la enfermera, que no te queda casi Echagüe-. -Y cuando te lo carguen cortas con una tijera la sonda, con ésta que te traje, y con sosiego te deshidrates del proceso y de la historia y de las grandes y epopéyicas quijotadas-. -Asisto Echagüe, me dedico a ésto Echagüe, es tu oportunidad ¿qué vas a hacer de aquí en más tirada en una cama con esos tubos si lo que te espera es la crueldad de las repeticiones fractales que te proyectan de este aquí y ahora a la maldición de los contagiados?-.

-Hacéme caso. Echagüe-, le dijo el diablo, a su lado, en la cama, sentado en un carpincho enorme.

Carlota Echagüe dormitaba. El diablo -o el sueño de Carlota con el diablo bajo ese monologo atronador que al despertar encuentra a la mujer de ropa blanca o al hombre con guardapolvo: médicus, enfermerus, anestesiólogus, todos de blanco como las sabanas y las paredes-, reitero, el diablo, siempre estuvo ahí. De blanco. De luto chino. Carlota Echagüe todavía duerme. Debe ser por la medicación, supongo. A la hora se incorpora y tiene un puré de zapallo tibio con pedazos de pollo sin piel cortaditos en pedacitos chiquititos en su falda. En un Ritual Umbanda ese pollo fue sacrificado en la sala de destripamiento. Porque en el nosocomio hay un lugar para estoquearse de animales y alimentos. Que por la situación a la que se refiere el diablo y a "los procesos", "la historia" y esas cuestiones de pacotilla que no se las creen ni los que la dicen, o sí, lo que es peor aún, encontrarse con profetas de economía de datos sobre pobres e indigentes, curvas de bioestadística y números que arrojan los estudios con las referencias de + - % de glucosa o glóbulos rojos y blancos. Pues el diablo no repara en los procesos ni en la sociología. El diablo ha venido a recorrer las guardias de putrefacción por las zonas que aquellos procesos refieren, hacen una historia, para en definitiva decirte al final: Conclusiones. Bibliografía utilizada. Anexos. Felicitado. Sugiero su publicación. Ja.

¡Sugiero su publicación sin imprenta!

Al pavo lo pusieron en pedo con coñac, dejaron suelto que anduviera por ahí en los pasillos del nosocomio, a los tumbos, estrellándose contra las paredes y cayendo de pico al suelo, en pedo. El pavo terminó totalmente en pedo porque mientras Carlota Echagüe despertaba al mediodía e intentaba probar bocado de esa comida, al pavo lo estaban preparando. Entrenando diría. Al pavo lo entrenan y no precisamente para El día de Acción de Gracias, lo entrenan para la muerte y al retorcerle el pescuezo el Dr. Laguercio, una eminencia para acogotar pavos, el último grito. El último grito del pavo y de Carlota Echagüe señores y señoras. Es que la maldición de los procesos y la historia se dan en minúsculas cosas, en la vida de un pavo por ejemplo y los benditos procesos de sacrificio. Los sacrificios. Ahí quería llegar después de tanto rodeo.

-Mirá Echagüe, ahora se usa codearse ¿viste? Saludarse con los codos o los puños pero más con los codos. Las figuras centrales de los diarios y la televisión, los grandes oradores que ya no son escuchados. Echagüe ¿por qué todas las ratas en las que se han convertido las personas buscan los restitos en saldos y retazos? ¿Ah? Pensálo Echagüe. Hacé como si te morís y yo te saco por la noche vestida de novia directo al altar de la iglesia que el novio está ahí esperándote y que pum que pam. El alta te la doy yo, que atiendo como el Dr. Mascatonne. Echagüe, me conocen, más en los nosocomios, no te pongas nerviosa que todo saldrá bien. Echagüe, terminá esa comida. Echagüe.

Carlota Echagüe terminó los restos de la bandeja. Se incorporó y tiró un eructo largo y atronador hacia el techo. Se vistió de novia, se pintó los ojos y me dijo: "estoy lista", "dónde es y qué hago". Entregada Carlota Echagüe al diablo, que es el Dr. Orlando Mascatonne, salieron juntos por el pasillo como dos novios. Lo gracioso es que las enfermeras y enfermeros aplaudían a su paso. A un médico jovencito de residencia se le ocurrió tirar arroz y a Carlota le cambió el gesto. Brotó de su rostro una sonrisa y empezó a saludar en el atrio del nosocomio. ¿El atrio en el nosocomio? Sí, porque en el balcón de la oficina del director del pabellón de infecto contagiosos se puede saludar a los feligreses opacos que están haciendo cola en la puerta. Y desde abajo los vítores. El doc y Carlota subieron a un coche antiguo tipo mateo, de esos que se ven en la Plaza de Viña del Mar, bien restaurados, con zainos fuertes de pelambre brillante. Y los taxis que tocan bocina y los puesteros de la calle que aplauden.

-¿Viste Carlota cómo nos quieren? ¿Viste qué lindo momento?- le dijo Mascatonne a Carlota.

Carlota Echagüe salió por fin enamorada del diablo. Hasta se dieron un beso en la esquina principal mientras pasaba una marcha del Partido Obrero en la que se confundieron; y la novia y el diablo siguieron los destinos de la protesta para embrollar, en coche antiguo tirado por un caballo medio hecho mierda. Al final del recorrido bajaron del carruaje y tomaron un remis camino al aeropuerto.

-¿Cataratas?-, preguntó el Dr. Mascatonne.

-Cataratas-, respondió Carlota.

(Cométe la comida Echagüe, cométela toda) Se escucha la voz del aeropuerto.

(Es un proceso Echagüe, es un proceso)

-"Echagüe, Echagüe, Echagüe, Echagüe, Echagüe".-