Crónica del subsuelo: El sagrado respeto hacia los fantasmas

Crónica del subsuelo: El sagrado respeto hacia los fantasmas

Por:Marcelo Padilla

 De los sollozos de La Dama del Agua, de sus melancólicas tardes de boleros mirando el mar apoltronado en La terraza de los zorzales cantarines, de aquellos meandros aquilatados hasta la ira, de todo lo que da comezón por la falta de palabras, continúo este informe de indias bajo una jaqueca que atormenta. Dejo constancia ante ausencia de escribano que lo que se dice aquí, en la escritura, puede ocasionarme graves consecuencias cuando vuelva. Sin más, prosigo. (el escribiente)

Al tiempo que, en toda la Malasya tórrida, producíanse enfrentamientos invisibles de tropas destronadas y enloquecidas, al alimón, cuadrillas de los propios malasyanos divididas por fuerza y caballería, disparábanse bajo una tormenta de polvo y lluvias de bombas afrodisíacas, colosales, volaban granadas de mano contra las instituciones religiosas y de beneficios sociales: a la basílica por ejemplo la prendieron fuego con cien personas en misa, de locos, se les había -porque- ido todo al carajo, ya nadie controlaba esas huestes fuleras que vandalizando andan por la comarca, tropas propias formadas al calor de la estirpe malasyana pura, enloquecieron en la crisis y ahora se enfrentan por botines miserables, algunos no tan miserables, pero bue...miserables al fin, haciéndose zancadillas entre coterráneos, pudriéndolo todo como punkis viejos que una noche salen de gira y la cagan por giles. En fin, un pulular de químicos en el aire revoloteado (al pedo) mostrando poderío pa dentro, asustando a los de La orden del silencio (al pedo también) dando miedo y terror en los caseríos clandestinos de sodomías nativas SRL, "no estaba prohibido, pero tampoco permitido, algo de prohibido tienen que tener, sino no va nadie, como a la iglesia mire vea, la gente deja de ir como a los prostíbulos, una vez eliminados, no hay ni rezo ni descarga", arremetió Personaje Descolocado, aguaitando al escribiente, tirando letra de metiche, ora intentando meterse en el manuscrito y dejar al escribiente delirando con alguna droga que sabe ponerle en el café, para traicionarlo. Que por suerte no le dio pelota. Lo trató de fantasma y siguió.

El gas, por ejemplo, se respiraba en las veredas de las casas, en las calles, y uno podía observar cómo lentamente la gente se desmayaba en cualquier lado, a algunos los atropellaron en el asfalto y como alfombras quedaron, en fin, mire vea qué bardo se puede armar entre hermanos; como les decía, las cosas en el Principado CH no andaban muy bien que digamos. Un suponer: los parroquianos del Principado CH no querían más guerra en la vecindad, otrora fraternos, estrechando lazos no solo comerciales sino además humanos, porque les gustaba entreverarse entre ellos, vecinos en las vacaciones sobre las playas del sur y las del norte. Y las compras que hacían en un centro comercial y después a tomar un Licuado de Totonia, que son los más ricos porque se hacen con la Totonia típica de los árboles que sólo crecen en el Principado, ¡Ay que rica es la Totonia exprimida! fresca, recién afanada del árbol.

Bueno, por ejemplo, digo Totonia como puedo decir Alkustria, otra fruta que sólo se da entre los riscos del norte del Principado adherido a Malasya, y se lava nomás con agua, se puede comer a mordiscones o cortarla en pedacitos para la licuadora y con Azúcar de Lávano y hielo queda un manjar. Es rara esa frutita. Si hasta contándoselos me dan ganas de salir a buscar una Totonia exprimida al puestito de la esquina donde el mendigo para, al lado del busto de Almanzor, a dormir la mona del pedo de la noche anterior, Pero qué rico y qué delicia por dios. Ya mismo quiero una. La otra vez me paré en un barsucho típico de acá, me senté en la puerta, -en la vereda-, en unos sillones barroquiales hechos con material reciclado de guerra y basura tecnológica, pedí jugo de Totonia y unas Piadinas para amortiguar el hambre hasta que llegara la cena. Ahí te sirven el vaso largo, no como los de enfrente, que están de moda y te dan un vasito de mierda de 330. Rica, pero poca, que te da bronca que enfrente la misma Totonia te la den así de chica. Aquí nadie controla eso, y da un poco de bronca. A tal punto que me le quejé al Don que la sirve. Me crucé del barsucho hasta el puesto de enfrente, al de moda, que tenía un cartel iluminado que dice "Totonia estrujada, la más rica de Malasya". Me le fui, yo estaba medio alterado -debo reconocer-, no sé si por el cansancio de estar aquí en este semerendo quilombo hace más de 3 décadas, pero es que este informe me lleva la vida, debo decirlo, porque al final de cuentas ¿a quién carajo le cuento yo mis pesares? ¿eh?, se quejaba el escribiente, por minucias, boludeces, jaquecas frecuentes debido a su alto nivel de victoriosa soledad pírrica por estos lares, al menos eso dijo el hechicero del barrio donde vive el escribiente, que bien lo conoce por haberlo atendido a altas horas de la noche.

Es un barrio dotado de hermosura, más de uno quisiera vivir donde mora el escribiente: casita a dos aguas, con patio y cochera, mirando al norte, del sur los vientos refrescan la ventana de su habitación que da al huerto donde tiene al menos una pelopincho. No como la mayoría de los nativos que no tienen un litro de agua pa bañarse cuando las invasiones. Y en guerra, pa qué, menos que menos, ni una gota. Asique el escribiente se queja de lleno se queja, lo entiendo, no es fácil ser extranjero hoy en Malasya. Hoy, porque antes era una panacea. En fin, el tipo labura, pero pa mi gusto se queja demasiado y hace muy largo el informe. ¿Quién se lo va a leer? ¡Si ya tiene más de trescientas páginas!

Como decía, me cruzo al bar de enfrente, entro, el dueño atendía a unas Boas que saben parar donde se pone de moda; las Boas son dos hermanas que viven en la parte alta del Principado en un estanque de 50 metros de diámetro y una profundidad de 10 metros. Son conocidas. Hijas del gran escritor Sherman Miledivedsky Boas, el que experimentaba con humanos y con serpientes, un ruso esquimaliano que quedó acá una vez que cayó con su paracaídas, y se afincó. Se entreveró con Perlita Precoz, la diva del Principado, la más linda del barrio y de la comarca. Perlita venia de una familia humilde del sur que se mudó al norte porque su madre escapaba de las porongas de los malones. Los malditos italianos siuxis saquearon al sur de puros mafiosos, violaron a cuanta mujer se les puso en el camino. En fin, la madre de Perlita, La Oska le decían, no tuvo más remedio que refugiarse con Perlita chiquitita en el norte. El esposo era un hijodemilputas, se había borrado el muy cabrón, ni juguetes le compraba a Perlita. La abandonó con su madre por ser un fiestero buscapleitos que andaba cogiéndose pendejos en la pampa húmeda, gauchitos, porque él era de otra comarca, así dicen, del viejo ese. Ahí anda el mal parido del Eusebio Precoz, de fonda en fonda, en pedo, con su petaquita de Tizne de Ruar en el bolsillo del sacón.

De cualquier guisa, luego de atender a las hermanas Boas (se llevaron medio kilo de fiambres de animales de la zona para una picada), el dueño levantó la cabeza y me clavó el visto, -debe haber olfateado algo raro en mi entrada al bar, por mi cara o mi energía eólica, que me puede-, en fin, me mira y dice lacónico: ¿qué mierda anda buscando usted por aquí, si viene del bar de enfrente, de mi competencia, ah?

-: usted es un usurero.

-: ¿y vos quién sos, sorete?

No aguanté. Iba endemoniado. Le pegué una trompada en el ojo izquierdo y el tipo cayó detrás del mostrador pegándose con la nuca en una silla de hierro. El tipo, dicen los forenses en el informe de la seccional 23, se murió por el golpe, pero no creo, porque el otro día lo vi caminando con una de las hermanas Boas, charlando y tomando un helado de Purnia, otra fruta riquísima que se da acá, Uf, La Purnia, quién pudiera tomarse un helado de Purnia, pensé. El tema es que a mí me imputaron por un muerto que anda de parloteo con una mina por el centro de Malasya, chocho, a tal punto que ahora le llaman "el muerto que parla", un fantasma que la sociedad malasyana supo incluir, porque a los muertos hechos fantasmas aquí se los incorpora, tienen vida paralela y se les respeta, como a los mendigos, mire vea.

Marcelo Padilla