Escribe la licenciada Mariela Gelman, docente de las cátedras Sociología Ambiental en Ciencias Básicas y Producción de textos científicos y académicos en la Licenciatura de Biología. FCEN, UNCuyo.
Ay y Ole
Nos faltó duende
El dolor y lo sagrado, según el escritor Antonio Manuel, son las columnas sobre las que se construye el flamenco. Un quejido, el alarido doliente "ay" y a su vez, el aliento del "ole" cuando emerge lo sublime, el duende según la jerga flamenca.
Mientras miraba el documental llamado "Arqueología de lo jondo", en donde A. Manuel recorre un camino que muestra posibles raíces y mixturas que dieron lugar al flamenco, una de las preguntas que guían su camino es: ¿cuáles fueron las condiciones que hicieron que el flamenco nazca en Al-Ándalus1 y no en otros lugares? A pesar de que gitanos hay en muchos países. En la búsqueda de esa respuesta emergen hermosas historias, etimologías y palos flamencos. Ese recorrido me hizo pensar que a lo largo de la historia (o lo que conozco de ella) en momentos de extrema crisis social se han parido fenómenos culturales riquísimos.
Recortando el universo de posibilidades a nuestro país, podemos ir desde una tonada, pasando por el tango, hasta el rock. El encuentro de las clases medias con los sectores populares producto de la crisis de la estructura social durante los años 90' se reflejó, en parte, en la aparición de un rock mestizo que se emparentó con la cumbia, el cuarteto y el folklore. Un poco después, la cumbia villera como expresión del recrudecimiento de esa crisis y el bosquejo de lo que será un nuevo sujeto social, marginado del mundo del trabajo. Esos remolinos de pensamientos iban hacia la siguiente pregunta que me hacía mientras veía el documental: ¡¿qué nos pasó, que de esta crisis humanitaria2, hemos parido este bebé deforme y cruel que es la subjetividad libertaria?!
Ay
"Tengo vergüenza de mí mismo. No cumplo ninguna misión en la tierra, como no sea la de constituir un peso inútil sobre ella. Pero me consuela pensar que acaso Dios en sus inescrutables designios me reserve algo grande que no adivino qué puede ser. Me gustaría explotase la R. S. (revolución social) y representar en ella algún rol. Muy serenamente acumularía sobre mí la responsabilidad histórica y moral de un terror que diera en la canasta con la cabeza del 99 por ciento de mis semejantes". Con estas palabras iniciaba Roberto Mariani3 su autobiografía. Tristemente actual, triste porque él escribe al calor de la década infame y profundamente triste porque detestamos a nuestro prójimo, un combo que se parece mucho a nuestra sociedad actual.
Es cierto que Milei no es un fenómeno estrictamente nacional, hay una marea que va carcomiendo los bordes que habían funcionado hasta ahora para contener al capitalismo salvaje. También es cierto que estamos viviendo la caída de un orden mundial hegemonizado por occidente y que ahora el imperio putrefacto de EE. UU está gangrenando cada uno de sus tentáculos. Pero, por más egoísta que suene, esta vez es distinto, y lo es porque ahora vinieron por nosotros. Cuando era chica la guerra por el agua o los recursos naturales de la Argentina era un futuro que iba a llegar allá lejos en el infinito... resulta que llegó.
Cuando algunos pensábamos que el capital sin territorio iba a venir a por nosotros, no pensamos (o yo al menos) que iba a ser tan sencillo conquistarnos. De ningún modo tengo una respuesta completa a estos interrogantes, más bien se trata de intentar compartir la incomodidad de no entender lo que nos está pasando.
A veces estoy en espacios que son cuevas de libertarios, y los escucho, los veo y no los entiendo, no sé por dónde empezar, hablamos otro idioma, nuestros cuerpos se mueven de forma distinta, estamos ahí pero no convivimos, pisamos distintas dimensiones.
¿Qué se hace cuando se vive en un mundo indolente? ¿Qué se hace con los locos, los sufrientes, los deprimidos y los adictos? ¿Qué vamos a hacer cada uno de nosotros con el dolor que nos está tallando este momento del mundo? Y más difícil aún, ¿Cómo convivir con el lumpenaje4 libertario que nos rodea?
Nada está bien hecho si solo trae beneficio personal
Dentro del agujero que es mi pesimismo, hay un lugar para descansar, es un lugarcito pequeño. Claramente no se me ocurrió a mí, es obra del pensamiento de grandes filósofos y artistas, pero comparto con ellos y seguramente con alguna persona que lee esto.
Creo que el final de nuestra especie, como la conocemos, es irreversible. El capitalismo se lo come todo, es un sistema inviable que socava sus propias bases. Sin embargo, creo que hay formas y formas de perecer.
La primera cosa sería tratar de morir a tiempo, es decir, ni muy tarde ni muy temprano. Cosa que ya preocupaba a Nietzsche y a Heidegger (no digo nada nuevo). Pero con la aceleración de la crisis socioambiental, la manipulación de la vida, la guerra y los laboratorios, algo tan natural se ha vuelto "un tema".
Las probabilidades de morir tempranamente por una ola de calor, una bomba o dengue, o al revés, demasiado tarde en un hospital lleno de máquinas que hacen lo que debería hacer el cuerpo, son cada vez más altas.
En el caso argentino, morir de un disgusto es una posibilidad del 50% cada día, capaz no te mata una mala noticia, pero te mata el choque en el auto que tenés después de saber que perdés el trabajo, la beca, la casa, la medicación para la diabetes de tu madre, tu hijo o toda clase de desgracias posibles.
Entonces, me gusta retomar esta idea de Riechman5 de que otro final es posible. Ahí radica mi pequeña porción de pesimista farsante. Sí, va todo para el carajo, pero podemos hacer algunas picardías para que al menos sea tomando mate viendo florecer los malvones. En la posibilidad de imaginar un cambio muy pequeño "quiero encontrarme con tiempo para ir a tejer con amigas a la plaza", "quiero ir a tomar café todos los días con mis amigos y me niego rotundamente a trabajar 8 horas diarias"; si las pensamos como consignas para una plataforma política son boludeces, pero si pensamos cuántas cosas tienen que cambiar para poder desarrollar esos deseos.... El nivel de reforma político, económica y social es enorme.
Está visto que importan las consignas y las banderas, pero también es gravitante quiénes las conducen, importan los sujetos y sus prácticas cotidianas. De modo que, aferrarse a pequeñas consignas son picardías, nada más, pero es un modo sencillo de encontrar faros morales que nos alumbren.
Es cierto... son actos aislados, personales, que rozan un hippismo de los 60'... sin embargo no los tuve antes. No los tuve durante la década ganada mientras los compañeros se hacían casas en los barrios privados. Los tengo ahora, ahora que pienso que nos faltó rigor6 para organizar y ordenar la misericordia del peronismo. Nos faltó severidad con los otros sin duda, pero entre nosotros también.
Me da mucha vergüenza, pena y un enorme resentimiento que los funcionarios provinciales y nacionales del peronismo sigan sus agendas como si nada pasara. Me da pena porque nos representan, porque no dejan de ser un reflejo nuestro, cada uno de nosotros tenemos algún rayo espectral en esas imágenes que condenamos. A cada cual con la responsabilidad que le quepa, pero a cada uno de nosotros nos cabe algo de esto.
Entonces vuelvo al principio, ¿estamos a la altura de esta circunstancia? ¿Podremos crear y darle vida a alguna respuesta? ¿Qué dejamos pasar? ¿Qué mirada corrimos? ¿Qué debate no dimos o qué duda no fuimos capaces de formular en una reunión?
"Yo estoy regresando a Dios, por repugnancia al liberalismo.
Continúa la injusticia sobre la tierra, y la política liberal, el capitalismo liberal y la amistad liberal, no sólo han fracasado en su misión de realizar la justicia y el amor, sino que su existencia depende precisamente de la injusticia, el robo, la mentira, el cinismo."
Mariani, 1943 "De regreso a Dios".
Ole
Hoy más que nunca, por economía y ecología, la posible salida debe ser natural. Encontrar un centro de gravedad, un núcleo que nos haga gravitar a su alrededor para dejar de rebotar como átomos sueltos en el espacio requiere de una fórmula básica y equilibrada de misericordia y rigor.
Diría un militante querido "hoy el peronismo está haciendo terapia, está enojado, le rompieron el corazón, lo dejó la novia... pero ya se va a recuperar". Es decir, nuestro retorno requiere hablar el lenguaje del amor y la ternura. Organizarnos tras una dirigencia, no por imposición, si no por conducción natural. Reencontrar nuestro idioma, de amor y picardía donde aún late el corazón peronista.
Si tuviera que arriesgar cuál es nuestro ole, nuestro momento sagrado donde emerge lo mágico, es cuando podemos gritar en cualquier lado, frente a cualquier alegría: "Viva Perón carajo!".
En alguna ocasión, explicó F. García Lorca "No está en la garganta; sube por dentro desde la planta de los pies. Es decir, no es cuestión de facultad, sino de verdadero estilo vivo; es decir, de sangre; de viejísima cultura, de creación en el acto". Continúa su explicación "Pero el duende juega a placer; se manifiesta sin motivo aparente, reluce cuando nadie lo espera; cuando nadie lo necesita. "Un luchar y no pensar".
Cualquiera de los dos fragmentos le cabe a nuestro duende peronista. Pero además hay otro factor sobre el que vuelven poetas y flamencos cuando hablan del duende, que también nos emparenta estrechamente: "Y Manuel Torre, el hombre de mayor cultura en la sangre que he conocido, dijo, escuchando al propio Falla su Nocturno del Generalife, esta espléndida frase: Todo lo que tiene sonidos negros tiene duende. Y no hay verdad más grande."7
Aunque hoy somos puro ayeo, después del ay siempre vendrá el suspiro del ole. En parte, fue la falta de duende de los últimos años del peronismo lo que nos dejó sin gracia, sin picardía, sin ironías ni gestos divertidos, sin empatía. Se volvió profesional, un peronismo blanco, aporteñado o con aspiraciones a serlo, sin la identidad diversa y romántica que supo tener.
Hicimos del peronismo un trabajo y, también, una salida laboral. Paradójicamente, con esa profesionalización perdimos expertise y una conexión básica del peronismo con el mundo de las "no obligaciones", de los deseos y las ganas.
Que el accionar peronista tuviera una relación estrecha con el deseo por el bien común procuraba, a su vez, que el cumplimiento de ese orden se llevara a cabo con el rigor del interés común por el beneficio del conjunto. En tanto que, trabajar de peronistas (por ejemplo, cumplir con las actividades territoriales como parte de la agenda laboral), además de hacernos perder duende nos debilitó de lo que era común, del centro gravitante que nos amalgamaba.
Uno de los síntomas notables de este tiempo es la pérdida paulatina de pensamiento metafórico. En la literalidad lineal, como sociedad, hemos perdido grosor de pensamiento y con ello la posibilidad de la ironía y el sentido del humor.
Acompañando este aire de época, una gran porción del peronismo joven (o ya no tan joven) se volvió excesivamente formal, falto de gracia y rígido. Sin embargo, esa rigidez no se tradujo en faros morales infranqueables, sino en una rigidez en la forma más que en el contenido. En discursos cerrados y repetidos, mecanismos organizacionales estrictos, con el consecuente aprisionamiento del ejercicio de pensar y dialogar.
Esta descripción (corta y rápida) habla de efectos específicos de un fenómeno que es global, o al menos, occidental. Lo que, quizás, nos tiene aún perplejos es que como movimiento excepcional no lo pudimos esquivar. No pudimos sacudirnos las repercusiones del neoliberalismo sobre el movimiento, sobre nuestros dirigentes y sobre las subjetividades de nosotros, sus "creyentes".
La próxima vez que volvamos voy a orar este verso porque todos mis amores tienen más probabilidad de vivir si nos gobierna el peronismo, creo que el peronismo es un amor primitivo, al menos por un bajo y simple instinto egoísta de supervivencia:
"El día en que mi pueblo
no cante a la libertad
que las estrellas del cielo
se rompan como el cristal8"
1 Es el nombre que en la Edad Media dieron los musulmanes a la península ibérica
2 Intento englobar en un concepto sintético una cantidad de fenómenos innumerables: pandemia, crisis del capitalismo, crisis de los Estados Nación frente al capitalismo desterritorializado, desigualdad extrema, genocidios, guerras, crisis socioambiental, naufragios, lawfare, y así. Todo lector podrá agregar algo a esta lista inconclusa.
3Un conato de autobiografía destinada a los lectores de una exposición de cuentistas argentinos en 1929. Mariani fue un periodista, poeta y escritor argentino que perteneció al Grupo de Boedo.
4 https://www.elcohetealaluna.com/la-hora-de-los-lumpenes/
5 Otro fin del mundo es posible, decían los compañeros. Jorge Riechman, 2019.
6 "Dios mezcló la misericordia con el rigor y así creó el mundo», dice rabí Aarón, al explicar un pasaje de la Torah, escrito en el Pentateuco. la severidad, de la forma (entendida como fuerza que ha sido organizada)" https://simbologiadelmundo.com/cabala/las-3-columnas-de-la-cabala/
7 Todas las citas de Federico García Lorca son fragmentos de una conferencia que dio en Buenos Aires llamada "Juego y Teoría del duende" en 1933
8 https://www.pellizcoflamenco.es/a-palos-flamenco-comprometido/