The Falling Man: la historia detrás de la foto más extraña del 11S

The Falling Man: la historia detrás de la foto más extraña del 11S

Por: Mendoza Post

Un día como hoy pero hace exactamente 17 años, en la mañana del 11 de septiembre de 2001, una serie de cuatro ataques coordinados  del grupo terrorista al-Qaeda acabó con la vida de 2.996 personas y dejó más de 6.000 heridos. 

Durante este tiempo, una poderosa instantánea de un hombre cayendo de una de las torres sigue ilustrando el terrible momento. Se trata un misterio. Pero, ¿quién era The Falling Man?

Según cuenta Gizmodo, hace varios años, Richard Drew, fotoperiodista para The Associated Press durante el 11S, fue quien recordó parte de lo ocurrido en aquella fatídica mañana. 

A Drew lo llamaron a primera hora para cambiarle los planes: de un desfile de moda debía acudir a toda prisa a las Torres Gemelas. Cuando regresó a casa después de lo que probablemente había sido el día más duro de su vida como profesional, llevaba a cuestas las cámaras que contenía el tremendo momento vivido en Manhattan. 

El fotógrafo no se podía quitar de la cabeza las imágenes de cientos de personas saltando de los pisos superiores de las Torres por el calor y el humo insoportables y la falta de escapatoria por las escaleras o el techo.

De hecho, tenía tantas instantáneas de la barbarie que todas juntas acabaron conformando un libro. Sin embargo, de la docena de fotogramas de la secuencia caótica y dolorosamente mortal que había inmortalizado, uno destaca sobre el resto.

Era una imagen "tranquila e íntima", como llegó a expresar Drew. Y con una composición sólida: boca abajo, en una posición perfectamente vertical, un encuadre que dividía las Torres Norte y Sur.

La fotografía se tomó 15 segundos después de las 9.41 a.m. hora local, posiblemente, en el momento en que se toma la instantánea su cuerpo se acelera a gran velocidad y pronto viajaría a más de 240 km/h.

La imagen de Drew apareció la mañana del 12 de septiembre en la página siete de The New York Times, así como en numerosos periódicos en todo el país y el mundo. Sublime y confusa a la vez, perfilaba una decisión incomprensible. The Falling Man no estaba identificado, sin embargo, su silueta fue el espejo del horror, pero sin identidad.

Dos investigaciones periodísticas iban a cambiar para siempre el concepto que se tenía de la foto. El primer reportaje fue obra de Peter Cheney, periodista de The Globe and Mail encargado de tratar de descubrir la identidad de The Falling Man. Cheney no tuvo suerte, pero su trabajo lo retomó Tom Junod para realizar el más certero de los reportajes sobre el caso en el año 2003 para Esquire

Cheney, inicialmente encargado de resolver el misterio, descubrió que el hombre era de origen latino, con barba de chivo, pantalón negro y camisa blanca; similar, quizás, a la de un trabajador de restaurante. Por tanto, era posible que el hombre trabajara en Windows on the World, un restaurante en la parte superior de la torre norte que perdió setenta y nueve de sus empleados.

También es posible que haya trabajado en el servicio de catering Forte Food, que perdió a 21 de sus empleados, en su mayoría indios, árabes y latinos. Muchos tenían pelo corto y el mismo tipo de barba. De hecho, uno de los hombres más nombrados como posibles responde al nombre de Norberto Hernández, quien trabajó en Windows como pastelero.

Cheney le tomó una fotografía a su hermano Tino y su hermana Milagros, quienes identificaron a The Falling Man como Hernández. El periodista dudaba, así que llevó la instantánea al funeral de Hernández y se la mostró a la mayor de sus tres hijas, Jacqueline. Sus palabras textuales fueron: "Esa mierda no es mi padre". Desde entonces, la imagen ha dividido a la familia de Hernández.

Como luego explicó Junod, había otra característica que podría ser la clave para descubrir su identidad: una camiseta naranja brillante que llevaba debajo de la blanca, una que se ve en varias de las doce imágenes capturadas por Drew.

"Yo lo vestí ese día", explicaba Eulogia, la mujer de Norberto Hernández, "y mi esposo no tenía una camisa naranja esa mañana".

Por tanto, y tras descartarse, los periodistas apuntaron a Jonathan Briley, quién sí usaba regularmente una camiseta naranja. Briley también trabajó en Windows y era un hombre negro de piel clara, con bigote, barba y pelo corto.

Sus compañeros de trabajo también creen que Falling Man era él. Su hermano Timothy, quien tenía la tarea de identificarlo, lo reconocería por sus zapatos, similares a los representados en la captura. Vestía una camiseta naranja tan a menudo que Timothy solía burlarse de él por ello.

Sea como fuere, con los años se han dado otras probabilidades, ninguna confirmada oficialmente, y tal vez sea lo mejor. "La imagen es su cenotafio", concluye Junod  en su artículo de Esquire. "Y al igual que los monumentos dedicados a la memoria de soldados desconocidos en todas partes, pide que lo miremos y hagamos un simple reconocimiento. Que hemos sabido que existió The Falling Man todo el tiempo", zanja el periodista.

Hoy, casi dos décadas después de lo ocurrido, su figura sigue siendo un enigma 



Esta nota habla de: